El RACE, como miembro del Programa EuroRAP, ha elaborado un informe que muestra un riesgo elevado de peligrosidad en 1.836 kilómetros de la Red de Carreteras del Estado.
TEXTO: JAVIER VARELA
La carretera tiene un papel vital en la movilidad, en la seguridad vial y en la reducción de la siniestralidad y sus consecuencias. El Real Automóvil Club de España (RACE), como miembro del Programa EuroRAP, participa desde hace varias décadas en el informe que analiza el nivel de riesgo en las vías que forman la Red de Carreteras del Estado (RCE) con los datos más recientes disponibles.
En el informe de 2022 se han analizado 25.100 kilómetros y su relación con los datos de accidentalidad que se han producido entre 2019 y 2021 para llegar a la conclusión de que existe un riesgo elevado de peligrosidad (medio-alto y alto) en 1.836 kilómetros, lo que supone un 8,2% sobre el total.
“Hablamos de carreteras convencionales con menor tráfico y donde se producen la mayoría de accidentes mortales, ya que en las vías de gran capacidad se producen menos accidentes debido a que han sido diseñadas para albergar mayor capacidad de tráfico y minimizar las condiciones de riesgo en caso de accidente y, al disponer de unos mayores niveles de seguridad pasiva, los accidentes tienen menores consecuencias”, señala David Fernández, Responsable de Estudios e Investigación de la Fundación RACE.
En el informe se han localizado un total de 48 tramos de Riesgo Elevado en las carreteras españolas, de los cuales 8 son tramos considerados ‘Negros’, por su alto riesgo de seguridad de sus usuarios. Además, hay otros 40 tramos considerados ‘Rojos’ de Riesgo Medio-Alto. Estas carreteras peligrosas tienen todas un perfil similar: “se tratan de vías convencionales, poseen de una calzada única y tiene intersecciones al mismo nivel y una intensidad media diaria por debajo de los 10.000 vehículos/día”, señala David Fernández.
Suelen ser “carreteras muy antiguas con trazados históricos, que en muchos casos tienen baja visibilidad y no están adecuados a la seguridad vial sino más bien al itinerario que algún día se marcó, a lo que se suma una falta de mantenimiento de las infraestructuras”, añade el responsable del RACE.
El tramo con un mayor riesgo para sufrir un accidente grave en la Red de Carreteras del Estado (RCE) está en la N-634, en Cantabria, entre los puntos kilométricos 232,8 y 243,1. El resto de tramos negros de alta peligrosidad se encuentran en la N-340 (Andalucía), N-230 (Cataluña), N-345 (Murcia), N-234 (Aragón), N-323 (Andalucía), N-331 (Andalucía) y la N-122 (Castilla y León). “Se trata de carreteras en municipios pequeños y que en muchos casos son la única vía de comunicación que tienen”, explica David Fernández. “Son vías que no superan los 5.000 vehículos al día y que están necesitadas de mejoras. Hablamos de la España Vaciada, en la que es difícil comunicarse y bastante insegura”, por ello es necesario que “las Administraciones públicas las tengan en cuenta y se refuercen esas inversiones”, aclara.
En el informe se apunta hacia dos tramos que preocupan especialmente porque repiten como los más peligrosos de España desde 2018. Se trata de la N-340 en Granada (entre los kilómetros 296,4 y 312,9) y de la N-345 en la provincia de Murcia (entre los kilómetros 0 y 7,2). Por Comunidades Autónomas, La Rioja es la Comunidad Autónoma que presenta una mayor proporción de carreteras consideradas de riesgo elevado, con el 17,2% de vías, seguida de Cataluña con el 12,6 %, y Principado de Asturias con el 11,6%.
En este sentido, la Fundación RACE le ha preguntado al respecto al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), que ha expresado que “ya ha actuado proactivamente en los nueve tramos negros, donde ya ha ejecutado actuaciones de mejora y tiene previsto realizar otras adicionales y complementarias durante este año 2023. Actuaciones ejecutadas tales como reparación y aumento de las características superficiales del firme, reposición y refuerzo de la señalización y el balizamiento o el repintado de marcas viales”.
Por ello, desde la Fundación RACE se instan a la combinación de todas las estrategias, implicando a todos los actores de la Movilidad y Seguridad Vial “y aumentando la inversión en este tipo de infraestructuras que son las más olvidadas”. “Este tipo de carreteras no dejan de ser la vía comunicación de estos pueblos y no se puede dejar en el olvido porque son vías reiterativas que aparecen año tras año en nuestros estudios y hay que conseguir que dejen de aparecen en la lista negra”, finaliza David Fernández.