En Baja Sajonia se encuentran tres de las caras más representativas de la cultura germana: el cosmopolitismo está en Hannover, donde disfrutaremos de su oferta cultural y de ocio; la tradición en Hamelín, donde conoceremos a su mítico flautista; y la innovación en Autostadt, donde alucinamos con los logros de la industria del automóvil.
TEXTO Y FOTOS: JOSÉ MARÍA DE PABLO
Hannover, capital del estado de Baja Sajonia, es gracias a su estratégica ubicación, excelentes infraestructuras y una industria puntera uno de los motores económicos de Alemania. Aunque fundada hace cientos de años, la actual capital sajona es una ciudad nueva, totalmente reconstruida a mediados del siglo XX después de haber sido arrasada por la aviación aliada durante la Segunda Guerra Mundial.
El renacido centro de Hannover recuperó los edificios históricos más representativos, que fueron replicados con precisión germánica salvo dos de ellos, las iglesia de San Gil y la capilla de San Nicolás, cuyas ruinas homenajean a quienes fallecieron en los bombardeos. El lugar más lógico para empezar a explorar esta ciudad es la plaza del Mercado, donde está el ayuntamiento viejo, un edificio de estilo gótico báltico desde cuya terraza se leían a viva voz las leyes que el gobierno local aprobaba.
En la ciudad hay un nombre que se repite bastante, es el de Ernst August, primer Rey de Hannover como estado independiente a principios del siglo XIX y fundador de una dinastía que aún hoy sigue reinando, aunque sea sólo en las portadas de las revistas de cotilleos. La plaza dedicada al primero de los “Ernesto augustos” de Hannover es la más animada de la capital. Allí está la principal estación de tren, también un lugar de encuentro para ir de compras, tomar algo o disfrutar de una buena representación en la Ópera, noble edificio decorada con estatuas de los más insignes dramaturgos de Europa, incluído Calderón de la Barca.
La ciudad verde
Hannover es una ciudad estudiantil, sede de cinco universidades, y escenario de muchos festivales culturales y museísticos, algunos de ellos como el Sprengel Museum, a la orilla del Maschsee, el lago ubicado al sur del centro histórico. Junto a él está también Neues Rathaus, el Ayuntamiento Nuevo, desde cuya cúpula se obtiene una de las mejores vistas panorámicas de la metrópoli. El tour por el interior del Rathaus incluye la visita a la Sala del Concejo, presidida por el enorme mural de Ferdinand Hodler, artista suizo, que representa la conversión de la ciudad al luteranismo.
Otra área verde de visita imprescindible es Herrenhausen, la antigua residencia de verano de la familia real. La verdadera razón para acercarse hasta ahí es su Gran Jardín, una composición de parterres y fuentes construidas en el siglo XVI en estilo barroco. Para entrar a lo grande en Herrenhausen se recomienda recorrer (a pie o en bicicleta) la Herren Häuser Allee, una alameda de tilos centenarios.
Dentro del complejo de jardines, destaca la Gruta de Niki de Saint Phalle, multifacética artista francesa por la que Hannover apostó fuertemente adquiriendo sus obras en los años 70.
Pocas ciudades pueden presumir de tener un zoológico respetuoso con las condiciones de vida de los animales como Hannover. Abierto en 1865, y por lo tanto uno de los más antiguos de Europa. Los puntos más calientes del zoo son la colina de los gorilas de Uganda; la bahía Yukón, casa de osos polares; y el Palacio del Marajá, compartido por elefantes asiáticos y el tigre de bengala.
La gran fauna de la sabana africana habita en una réplica del río Zambeze que el visitante recorre cómodamente a bordo de una una barcaza.
La oferta del zoo incluye también espectáculos con animales amaestrados, divertidos toboganes y la posibilidad de meterse de lleno en la vida rural en una granja tradicional de Baja Sajonia, aprendiendo a tratar con las cabras o a ordeñar una vaca.
Hamelín, una ciudad de cuento
Se viaje o no con niños, a 50 km de Hannover está una de las ciudades monumentales más interesantes de Baja Sajonia. Se trata de Hamelín, escenario de un cuento infantil popularizado bajo la exitosa firma de los hermanos Grimm.
Hamelín es una joya del estilo Renacimiento del Weser que se desarrolló aquí gracias a su privilegiada posición en la ruta comercial del trigo que floreció a la orilla del río homónimo. Las casas de los ricos comerciantes son, tras la leyenda del flautista, el principal reclamo para visitar Hamelín. Es en una de ellas, conocida como la Casa del Flautista, donde se pudo fraguar el cuento. En su fachada está tallada la frase «pasa por las calles un colorido hombre tocando una flauta y sale con los niños». Se sabe que muchos habitantes de esta zona fueron trasladados para colonizar regiones de la actual Chequia, dejando el territorio sumido en un trauma que, pasando de generación en generación pudo haber desdibujando la realidad hasta crear la figura del flautista que les arrebató a sus niños. A esta terrible historia los hermanos Grimm añadieron una plaga de ratas, un problema ordinario en cualquier núcleo urbano de esa época.
Además de representaciones del cuento durante los meses más calurosos, en Hamelin se puede descubrir el patrimonio local de la mano del mismísimo flautista.
Otra manera de disfrutar del cuento es pararse frente a la llamada Casa Nupcial a las 13.05; 15:35 o a las 17:35 cualquier día del año para disfrutar de un carrusel de figuras en el que se cuenta la historia del flautista de una manera muy original.
También a destiempo, a las 21:50, y sin que nadie sepa muy bien la razón, tocan todos los días las campanas de San Bonifacio, una iglesia medieval, la más antigua de Hamelín.
Autostadt, una aventura de vanguardia
A 88 km al este de Hannover, en Wolfsburg, se encuentra Autostadt, la Ciudad del Automóvil del Grupo Volkswagen, un parque temático dedicado al mundo del motor pensando en el disfrute de toda la familia.
ZeitHaus es el nombre del impresionante pabellón de cuatro pisos en el que se exhibe la colección de vehículos históricos. Entre todas las piezas destaca el primer coche sin tracción de caballos desarrollado por Carl Benz en 1893, así como diversos prototipos del Beetle, en España conocido como Escarabajo, un VW con diseño original de Ferdinand Porsche, fundador de la mítica casa de coches deportivos.
Pero sin duda, la atracción más impresionante de esta lugar son las Torres de Entrega de Coches, dos estructuras transparentes con 48 metros de altura y construidas con acero y cristal con capacidad para almacenar 400 coches recién salidos en la planta de montaje, con la que está conectada mediante túneles subterráneos.
Según se puede leer en el Libro Guinness de los récords, el mecanismo que mueve los vehículos en el interior de la torre es “el sistema automático de aparcamiento más rápido del mundo”, capaz de mover un vehículo 1,5 metros por segundo.
El visitante experimenta un viaje similar, aunque un poco más lento, cómodamente sentado en un ascensor con asientos de coche y cinturones de seguridad que asciende hasta lo más alto del cilindro, desde donde se ve todo Autostadt, la planta de montaje de VW y su emblemática central eléctrica, tan potente que es capaz de alimentar la producción industrial, y con el 10% de energía sobrante, suministrar de electricidad a todo Wolfsburg.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
Vueling vuela directo desde Barcelona a Hannover.
DÓNDE DORMIR
Mercure Hotel Hannover Mitte. Frente al Nuevo Ayuntamiento y junto al lago Maschsee cuenta con 145 habitaciones.
Innside Wolfsburg. Inaugurado en 2014, más funcional e igualmente bien situado. Ofrece 219 habitaciones y suites.
Hotel Zur Krone. Pequeño hotel familiar en una de las casas más bonitas de la Osterstrasse, en Hamelín.
DÓNDE COMER
Brauhaus Ernst August. Cervecería típicamente alemana junto al viejo ayuntamiento de Hannover. Música en directo y fiestas temáticas regadas con enormes jarras de cerveza.
Grauwinkels Schlossküche Herrenhausen. Un luminoso restaurante en el Palacio de Herrenhausen ofrece platos típicos con vistas a los jardines.
Rattenfängerhaus, o lo que es lo mismo, Restaurante de la Casa del Flautista en Hamelín. Es un restaurante típico lleno de obras de arte de la familia propietaria que hacen referencia al flautista y sus ratas. La cena se cierra siempre con un chupito de licor llamado “matarratas”.
Rattenkrug. Establecimiento con más de 200 años, antes fue una casa de un ganadero.
MÁS INFORMACIÓN
Más información en la web de la Oficina de Turismo de Alemania en España.
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