En 1974 Volkswagen fabricó el primer coche de uno de sus modelos más populares, que cumple ocho generaciones pero goza todavía de gran salud.
TEXTO: JOSÉ MANUEL ANDRÉS
El Volkswagen Golf es hoy el coche fabricado en Europa más vendido de la historia. Este modelo, asociado automáticamente a la firma alemana y que ha conquistado el mundo del automóvil, nació sin embargo con una misión casi imposible, la de hacer olvidar al legendario Beetle, conocido popularmente como Escarabajo y entonces ya algo obsoleto después de convertirse en un auténtico auténtico icono de la posguerra.
Kurt Lotz, CEO del gigante de la automoción germano a comienzos de la década de los setenta, aprovechó un Salón del Automóvil de Turín para trasladar al diseñador italiano Giorgetto Giugiaro su ambicioso objetivo: «Queremos que diseñes el sucesor del Escarabajo. Y nos daremos por satisfechos si el espacio interior es similar al del Beetle». Así nació la historia del Golf, destinado a heredar el trono de su ilustre predecesor. La llegada a la sede de la marca, en Wolfsburgo, por parte de Rudolf Leiding, hasta entonces en Audi y responsable de los modelos 80 y 100 de la firma de los aros, fue el segundo pilar en la puesta en marcha de la nueva joya del ‘automóvil del pueblo’.
Giugiaro y Leiding se pusieron manos a la obra con una líneas maestras claras, que perseguían un giro de 180 grados al estándar previo. La refrigeración mediante agua, la situación del motor en línea frente al habitual bóxer, la implementación de la tracción delantera o un propósito claramente funcional, con portón trasero y una estructura rectangular frente a los diseños curvos, marcaron el camino hacia la versión definitiva del primer Golf, cuyo prototipo final salió de la línea de producción en marzo de 1974, hace ya medio siglo.
Fueron necesarios dos diseños previos finalmente fallidos, el EA 266 y el EA 276, y del boceto original se redujeron unos centímetros al frontal, se acortaron las luces traseras, se redondearon las delanteras y también se modificó la inclinación del parabrisas. Tras una serie de análisis técnicos y financieros, se perseguía reducir los costes de producción de un vehículo concebido con un espíritu puramente alemán, bajo el leitmotiv de la practicidad y la eficiencia. Era importante que atrajera la atención en el mercado, pero sobre todo que se fabricase fácilmente a gran escala, como había ocurrido con el Beetle anteriormente.
La nueva apuesta de Volkswagen fue bautizada en honor a la corriente del Golfo, mediante la abreviación de Golfstrom. Pretendía transmitir fuerza e internacionalidad, en la línea de la marca de utilizar nombres de vientos para sus coches. Sin embargo, también ha sido comercializado como Rabbit en Estados Unidos y Canadá y bajo la denominación Caribe en el mercado mexicano.
Historia de un éxito
Con un precio inicial de 7.995 marcos para el mercado alemán, lo que hoy equivaldría a alrededor de unos 3.800 euros, el Golf se convirtió en un éxito de ventas desde el primer momento. Un comienzo por todo lo alto que marcó la pauta a seguir por el modelo en las siguientes cinco décadas y llevó a Volkswagen a modificar sus plantas de Wolfsburgo y Emden. Así, la factoría introdujo líneas de montaje colgantes y sistemas informáticos que supusieron una cuantiosa inversión pero también una notable racionalización y flexibilización de su producción. Y es que era necesaria la agilización de los procesos, como demostraron el millón de unidades vendidas en apenas dos años y medio y los casi siete millones de vehículos puestos en circulación por la primera generación del modelo en menos de una década (1973-83).
Despuntaba ya el siglo XXI, en junio de 2002, cuando se produjo el histórico hito con el que el visionario Kurt Lotz había soñado 28 años antes. De la fábrica de Wolfsburgo salió entonces la unidad número 21.517.415 del Golf, con la que el modelo superó al icónico Escarabajo y se convirtió en el vehículo más exitoso en la historia de Volkswagen. Hoy, ocho generaciones después, la cifra se incrementa hasta los 37 millones de vehículos vendidos, con variantes como GTI, Cabriolet o Variant.
Con motivo del medio siglo de existencia de su coche más icónico, Volkswagen apuesta por un desarrollo de su octava generación, marcado por nuevas evoluciones en los sistemas de asistencia, entretenimiento a bordo o software. Sin embargo, aunque el concepto de vehículo ha cambiado mucho en estos cincuenta años, siempre hay espacio para la nostalgia, como demuestran las numerosas exposiciones por parte de la marca alemana de modelos clásicos e incluso del EA 276, el predecesor que marcó el luminoso camino a seguir por el Golf.