La Fundación RACE considera inaceptables los datos de fallecidos en las carreteras españolas y pide formación, concienciación e integración de la seguridad vial en la agenda política como claves para reducir una siniestralidad inaceptable.
TEXTO: JAVIER VARELA
Los datos de siniestralidad vial en las carreteras españolas en 2024 reflejan una realidad preocupante: 1.154 personas perdieron la vida en 1.040 siniestros mortales, mientras que otras 4.634 sufrieron heridas graves que requirieron hospitalización. Aunque se registraron 28 días sin víctimas mortales en carretera, el número total de fallecidos sigue siendo alarmante. Como señaló el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, «la cifra de 1.154 muertos es inasumible, ni debemos ni podemos aceptar que la movilidad en carretera, indicio de la pujanza económica y social del país, tenga un precio tan alto».
Uno de los datos más preocupantes es el incremento de los siniestros con múltiples víctimas: 91 accidentes en los que fallecieron 205 personas. Además, el 27% de los fallecidos en turismos y furgonetas -aunque parezca increíble- no llevaban puesto el cinturón de seguridad en el momento del siniestro, lo que evidencia la necesidad urgente de reforzar la educación vial y la concienciación sobre el uso de sistemas de retención.
Desde la Fundación RACE, ponen el foco en los usuarios más vulnerables en vías interurbanas, como ciclistas y conductores de vehículos de movilidad personal (VMP). Aunque la mortalidad en este grupo descendió un 3% (-15 víctimas), principalmente gracias a la reducción de peatones fallecidos (-18), siguen insistiendo en la importancia de mejorar su formación y concienciación. Es fundamental que se generalice el uso obligatorio del casco en cualquier circunstancia y tipo de vía, ya sea urbana o interurbana, como medida clave para reducir el riesgo de lesiones graves o fatales.
Ante este panorama, la formación y la educación vial deben ser una prioridad en la agenda política y social. Iniciativas como los cursos de conducción segura bonificables pueden marcar la diferencia, permitiendo que los conductores adquieran conocimientos avanzados sobre técnicas de conducción y factores de riesgo. Un conductor bien informado no solo utilizaría siempre el cinturón de seguridad, sino que también desarrollaría una mayor percepción del peligro y tomaría mejores decisiones al volante, contribuyendo así a la reducción de los siniestros en carretera.
Es imprescindible que la seguridad vial ocupe un lugar central en la agenda política. La movilidad segura no solo protege vidas, sino que también refuerza el desarrollo económico y social del país. Solo con un compromiso firme en formación, concienciación y aplicación de medidas efectivas podremos reducir unas cifras de siniestralidad que, hoy por hoy, siguen siendo inaceptables.