Río de Janeiro, la “cidade maravilhosa”, acoge este verano la XXXI Olimpiada, un evento excepcional que aporta modernidad a su tradicional oferta de exuberante geografía urbana.
Texto y Fotos: JOSÉ MARÍA DE PABLO
No existe sobre la tierra otra metrópoli construida sobre tan bello escenario natural. Río nació a la orilla de la bahía de Guanabara y se fue expandiendo hacia donde pudo, subiendo montañas y ganando terreno al mar. El resultado se puede disfrutar de mil maneras. La más popular es hacerlo llevando un escueto bañador en una de sus maravillosas playas urbanas o bien, equipado con unas cómodas botas desde lo más alto de uno de los morros que, rodeados de bosques tropicales y barrios, dan forma a la ciudad más sensual del mundo.
Desde lo más alto del Corcovado, la montaña coronada por el célebre Cristo, las diferencias entre cariocas, gentilicio para los habitantes de la ciudad, quedan difuminadas. Exactamente lo mismo pasa 700 metros más abajo, en las playas de Copacabana e Ipanema, en las que cada domingo todos se mezclan con naturalidad, disfrutando de los regalos que el generoso trópico les ofrece prácticamente 365 días al año.
Este año al calendario de eventos multitudinarios que tienen lugar en Río hay que añadir la celebración de las XXXI Olimpiada de Verano, entre el 5 y el 21 de agosto. Los momentos estelares de esta importante cita mundial tendrán como escenario el Estadio Olímpico Joao Havelange, construido hace unos años para acoger la Juegos Panamericanos de 2007. La bahía de Guanabara, Maracaná y las nuevas instalaciones construidas en Barra de Tijuca, una zona residencial y comercial bastante exclusiva al borde del mar, a más de 30 km del centro, también serán sedes olímpicas, así que se puede afirmar que los Juegos van a llegar a casi todos los rincones del Gran Río.
La celebración del evento deportivo más importante del planeta ha traído novedades a Río al margen de las competiciones. El más celebrado es el moderno tranvía con el que se espera limitar el tráfico rodado en las principales arterias del centro histórico. A bordo de uno de sus silenciosos coches se podrá llegar hasta la recuperada zona portuaria de Saúde, donde se han construído dos nuevos museos. Se trata del Museo del Amanhã, diseñado por el Santiago Calatrava, el polémico arquitecto valenciano, cuya propuesta está centrada en el futuro del planeta; y el MAR, Museo de Arte do Rio, dedicado a la fascinante historia del Brasil y de Río, que fue su primera capital hasta 1960, cuando se trasladó la administración del país a Brasilia, una ciudad de nueva creación situada en el centro exacto del país.
A solo unas manzanas de los museos se encuentra la Pedra do Sal, una calle levantada sobre una roca en la que se tallaron unos escalones desde los que se exponía a la venta a los esclavos recién venidos de Salvador de Bahía, principal puerto de la época colonial portuguesa. Como homenaje a los ancestro que trajeron a América los ritmos africanos, cada lunes al caer la tarde los sambistas disfrutan de un improvisado espectáculo musical gratuito, una alternativa original a los típicos shows para turistas de Lapa.
De los primero años de Río como asentamiento colonial sólo quedan las iglesias barrocas de claras reminiscencias portuguesas y edificios administrativos como el Palacio del Gobernador, que a partir de la invasión napoleónica de Portugal en 1808, pasó a ser el Palacio Real.
El traslado de toda la corte lusa (la familia real y 15.000 cortesanos) a la colonia le vino fenomenal a Río, que desde ese año no paró de crecer y de ganar peso económico y político, convirtiéndose en una elegante urbe llena de teatros, museos y bibliotecas de estética parisina cuyo interior se pueden visitar si se desea. La gran parte de todos estos monumentos están alrededor de Cinelandia, una plaza con estación de metro que en tiempos fue escenario de grandes estrenos cinematográficos a los que con bastante probabilidad acudía la burguesía propietaria de las elegantes viviendas de Santa Teresa, hoy un barrio bohemio de moda de visita recomendada.
Las playas
En toda el área metropolitana de Río hay contabilizadas más de 60 playas, aunque no todas son aptas para el baño. Las más famosas y completamente preparadas son Copacabana e Ipanema, dos grandes arenales que suman más de 8 km de longitud en los que se puede encontrar todo tipo de ambiente.
Los brasileños no van a la playa a estar solos, así que la gente se apelotonan unos junto a otros alrededor de alguno de los puestos que alquilan tumbonas, sombrillas y venden bebidas heladas. Con que haya suficiente espacio para poder pasar entre personas, es suficiente y así es posible iniciar una conversación con el desconocido de al lado si surge la oportunidad.
Una vez instalado, salvo para tomar un baño, no hace falta levantarse porque todo viene a tí. Vendedores ambulantes de fulares, peluches, brochetas de camarones a la brasa, caipiriñas, caipiroskas desfilan a lo largo de la kilométrica playa para que nada estropee un maravilloso día de playa.
El paseo marítimo que bordea las dos playas sólo se interrumpe en la Ponta do Arpoador, meca del surf mundial, célebre por las impresionantes olas que se producen un par de veces al día; y por las vistas al atardecer con vistas a Ipanema y los Dois Irmaos, dos impresionantes morros a los que, contra toda lógica visual, es posible subir caminando solo una hora desde la última casa de la pacificada favela de Vidigal.
GUÍA DE VIAJE
CÓMO LLEGAR:
KLM vuela a diario a Río de Janeiro vía Ámsterdam- Schiphol desde Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Ibiza y Alicante. Ida y vuelta desde 599 €, tasas incluidas. Información y reserva en el tel. 91 3754 546 o en www.klm.es.
DÓNDE DORMIR:
Sheraton Rio Hotel & Resort. Situado encima de la playa do Vidigal, fuera del bullicio carioca. Hay que pedir una habitación con vistas al mar. Los amaneceres con vistas sobre Ipanema y los morros son espectaculares. Doble desde 217 €.
Belmond Copacabana Palace. Un Gran Lujo recién renovado vinculado a la época en la que la jet set mundial venía a Río a pasar el invierno. La piscina y el spa son otras dos razones de peso por decidirse por este hotel. Doble desde 306 €, desayuno y tasas incluidas.
DÓNDE COMER:
Armazém Sao Thiago. Antiguo ultramarinos en el barrio de Santa Teresa, perfecto para compartir platos.
Jobi. Popular entre jóvenes profesionales por sus platos tradicionales. Av. Ataulfo de Paiva 1166, Leblon. Tel. +55 21 2274-0547
Bar Luiz. Gastronomía alemana en el centro histórico servida con el ‘chopp’ (caña) mejor tirado de Río.
VISITAS GUIADAS
Rio Free Walking Tours. Visitas guiadas gratuitas en español por el centro. Al final de la visita se pasa la gorra para dejar una propina. La estación de metro de Cinelandia, frente al Teatro Municipal, es el punto de encuentro a las 9.30, de lunes a sábado.
MÁS INFORMACIÓN:
Oficina de Turismo de Río. visit.rio