Las primeras nevadas ya han llegado a las carreteras españolas y su aparición nos obliga a tener varios factores en cuenta para llegar sanos y salvos a nuestro destino.
Texto: LUCÍA V. ALONSO
Un temporal de frío y nieve que ha azotó con especial intensidad a finales de enero las carreteras del centro y el este de España, dejando a miles de conductores atrapados y poniendo en alerta a toda la sociedad. La actuación de los agentes de tráfico, del ejército, de policías locales, y la colaboración de los Ayuntamientos próximos a las zonas bloqueadas fueron vitales para socorrer a los conductores a los que les sorprendió la primera gran nevada del año. El RACE activó en esos días su protocolo de emergencias ante climatología adversa, reforzando los operadores telefónicos y aumentando el número de vehículos de asistencia y rescate. De hecho, el Real Automóvil Club de España aumentó un 37% de los vehículos de ayuda y rescate en el Levante y Zona Centro y vio incrementado el número de llamadas de solicitud de asistencia en un 21%.
Cuando las condiciones climatológicas se complican, el estado de la carretera y del vehículo, provocan un cambio en la manera de conducir y obligan a extremar la precaución a la hora de llevar a cabo los desplazamientos. La climatología adversa siempre es un factor de riesgo para la conducción, provocando la pérdida de control del vehículo, patinazos en las frenadas y falta de adherencia. Los datos indican que alrededor del 20% de los siniestros mortales están relacionados con el mal tiempo, en forma de lluvia, niebla, hielo, nieve… Ante la posibilidad de nevadas siempre es recomendable llevar cadenas, limitar la velocidad y evitar realizar movimientos bruscos. La distancia de seguridad también debe ser mayor, ya que se necesitan más metros para detener el vehículo. Si en verano y a 120 Km/h se necesitan 105 metros para frenar totalmente el vehículo, con nieve y frío aumenta a unos 300.
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Además, siempre que se pueda se deben evitar los desplazamientos bajo estas condiciones y, en caso de necesidad, hay que ser previsor comprobando el estado del tráfico, las carreteras y la previsión del tiempo. Las bajas temperaturas del invierno hacen que debamos prestar especial atención al estado del vehículo, sobre todo si ‘duerme’ en la calle. Además de una revisión general, debemos revisar el nivel de todos los líquidos del coche, así como los frenos, la dirección del vehículo, los limpiaparabrisas, la batería, la regulación de las luces y el sistema de climatización.
Y si hay algo realmente importante para circular en condiciones de nieve por las carreteras son los neumáticos. La profundidad del dibujo debe ser de al menos 1,6 mm, aunque es recomendable que los canales para desalojar el agua o la nieve alcancen los 3 mm. Si necesitas circular muchos kilómetros por zonas montañosas o con previsión de nieve, los neumáticos de invierno son la mejor solución.
Y por supuesto es vital, siempre que circulamos con el vehículo, llevar los elementos necesarios en caso de avería como son el triángulo de emergencia, el chaleco reflectante, el gato, correas, herramientas y juegos de luces, así como fusibles de repuesto, una manta ante la posibilidad de quedarnos retenidos por la nieve e incluso una pequeña pala.
CÓMO CONDUCIR CON NIEVE
– Lleve el depósito de combustible lleno. Evite viajar solo si es posible y lleve un teléfono móvil por si debe solicitar ayuda.
– Se debe circular con cadenas, que deberán instalarse en las ruedas motrices, ya sean de tela o de eslabones metálicos. Desde el RACE recomendamos la alternativa de llevar neumáticos de invierno, sin duda la mejor opción.
– Utilizar marchas cortas en pendientes, usando el freno lo menos posible, y marchas largas en zonas llanas.
– La nieve puede ocultar agujeros o socavones en las carreteras, por lo que debemos tener especial cuidado.
– Si por la vía han pasado antes otros vehículos, es mejor ir por las roderas que han dejado.
– Si la nieve nos sorprende y nos obliga a detenernos, es recomendable permanecer en el interior del coche con la calefacción puesta y las ventanillas un poco abiertas para evitar posibles intoxicaciones.