Una línea imaginaria que mide cerca de 350 kilómetros recorre el corazón de España uniendo tres de las regiones productoras de vino más reconocidas por los consumidores. Hablamos de Rueda, principal productor de vino blanco; Ribera de Duero, símbolo de calidad; y Rioja, la madre de todas las denominaciones, una zona pionera sin la que no se puede entender la historia del buen vino español.
Texto y fotos: JOSÉ MARÍA DE PABLO
A lo largo de esta ruta, junto al potente reclamo del viñedo y de las bodegas que abren sus puertas a los visitantes, el viajero va a encontrar pueblos monumentales y una variedad paisajística que va mutando su piel al ritmo de las estaciones del año.
Rueda es la población vallisoletana que da nombre a todos los vinos blancos (aunque también pueden ser tintos y rosados) comercializados con la etiqueta de dicha Denominación de Origen, siendo además la sede del Consejo Regulador que controla la producción en 53 municipios del sur de Valladolid, 17 de Segovia y 4 de Ávila.
El clima continental, la escasez de lluvias, 2.600 horas al año de sol y un suelo cascajoso forman la base ideal para la cría de uvas de variedad verdejo, que se cree ya se cultivaba aquí en la Edad Media.
Aunque el centro de la villa ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico, su monumento más emblemático es la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un portento barroco del que destaca su original fachada flanqueada por dos torreones circulares.
Dentro del término municipal un total de nueve bodegas se han adscrito a la Ruta del Vino de Rueda. Una de las más destacadas es Finca Montepedroso, situado en lo alto de una colina con vistas al pueblo, a 750 metros de altitud. Allí, la familia Martínez Bujanda, originaria de Oyón (Álava), ha levantado una moderna bodega en la que los visitantes pueden disfrutar de una cata de sus aterciopelados verdejos, aprender a maridarlos con queso local (por ejemplo, un Campoveja, producidos en la vecina Serrada), o con las obras de arte que temporalmente se exponen en la bodega inaugurada en 2008.
Al este de Rueda se encuentra La Seca, un pueblo que puede presumir de ser la cuna del verdejo, de hecho es donde está la mayor extensión de matas. Dentro del término municipal están los viñedos centenarios de Javier Sanz Viticultor, una bodegas familiar (ya va por la cuarta generación) que está apostando por la innovando en la elaboración de vinos blancos. Uno de sus últimos logros ha sido reproducir la genética de la verdejo malcorta, una variedad local casi extinta debido a las dificultades que ofrecía su vendimia. Resultado de su trabajo es VMalcorta, merecedor de la Medalla de Oro al mejor blanco joven en el Concurso de Bruselas y cuya primera añada (10.000 botellas) ya está totalmente vendida.
Radicalmente diferente es la experiencia que ofrecen en Campo Elíseo, la bodega que ha montado en Rueda Francois Lurton, miembro de una dinastía de viticultores de la región de Burdeos, junto a Danny y Michel Rolland, prestigiosa pareja de enólogos franceses.
El equipo ha restaurado una hermosa casa del siglo XVIII y ha recuperado las cuevas donde los propietarios primigenios guardaban el vino para su fermentación hasta que una inundación inutilizó la bodega. Las cuevas, totalmente limpias, acogen las cubas ovoides donde se crían los elegantes y prestigiosos verdejos de Campo Elíseo.
Tras estas primeras catas y antes de continuar ruta hacia el norte, hay que desviarse hacia Fresno el Viejo, donde visitar la sorprendente iglesia románico-mudéjar de San Juan Bautista y la Cañada Natural, un itinerario que incluye la visita a un palomar bicentenario convertido en aula de naturaleza; la bodega de plastilina y el mirador sobre la llanura castellana.
No se puede abandonar la comarca sin parar en Medina del Campo a rendir homenaje a su monumental Plaza Mayor, un enorme espacio que acogió la Feria General del Reino de Castilla por orden de los Reyes Católicos, lo que convirtió a la villa fue uno de los principales centros económicos y financieros de Europa en los siglos XV y XVI.
De esa fascinante etapa de Medina, además de la plaza, nos ha llegado miles de documentos custodiados durante siglos en el Archivo Municipal de la Villa, así como en archivos privados como el de Simón Ruiz, un banquero del siglo XVI que legó todos su bienes a la ciudad. Todo ese fondo se puede disfrutar en el Museo de las Ferias de Medina, construido en la antigua iglesia de San Martín, en donde se explica a través de documentos y obras de arte excepcionales la época en la que Medina fue motor del país más poderoso de la tierra.
Matapozuelos, “Villa Gastronómica”
Con poco más de 1000 habitantes, Matapozuelos se ha puesto en el mapa de la Ruta del Vino de Rueda como Villa Gastronómica gracias la cooperación entre todos los agentes locales que producen productos artesanos de calidad. Además de vino, en Matapozuelos se puede consumir y comprar embutidos, empanadas de conejo escabechados o mantecados de verdejo, éstos dos últimos producidos elabordaos por Ángeles, alma mater del obrador de La Giralda de Castilla.
De los cinco restaurantes del club Villa Gastronómica, destaca La Botica de Matapozuelos, en cuya cocina lo mismo se innova con platos de vanguardia que se asa un lechazo de raza churra en un horno de leña tradicional. De esta manera se fusionan dos generaciones de la familia de la Cruz, dos manera diferentes de entender el producto y la gastronomía local que ha merecido la distinción de una Estrella en la guía Michelin y dos Soles de la Guía Repsol.
Ribera de Duero
La ruta del vino de Ribera de Duero transcurre en paralelo a dicho río atravesando las provincias de Valladolid, Burgos y Soria.
Empezamos por Peñafiel, epicentro de la región vitivinícola con mejor prensa de las que existen en España, célebre por su castillo con forma de barco perfectamente perfilado en lo alto de la peña contra el cielo azul castellano. Tras pasear sus animadas calles y plazas, es el momento de visitar alguna bodega. A la misma orilla del río Duero, en el vecino pueblo de Pesquera de Duero está la Bodega de Emilio Moro. Como complemento a su principal actividad de criadores de vino, la familia Moro ha diseñado un montón de planes alrededor de sus viñedos y bodegas. Entre ellas destaca el taller de Cata de Barricas en el que se descubren los matices que aporta la madera al vinos mientras se cría en roble francés o americano.
A solo 40 kilómetros al este, recorriendo la N-122 y atravesando un horizonte de viñedos, ya en la provincia de Burgos, llegamos a Aranda de Duero, villa célebre por su gastronomía tradicional en la que el cordero lechal y el vino ostentan el papel de pareja protagonista.
Bajo cualquiera de las casas de Aranda se oculta un universo subterráneo, siete kilómetros de cuevas excavadas entre los siglos XII y el XVIII para envejecer el vino en las condiciones idóneas. Algunas de las cuevas se han transformado en museos, otras, como la del restaurante de Lagar de Isilla, están abiertas para los clientes de manera gratuita. La web de la Oficina de Turismo ofrece la posibilidad de visitar otras 17 bodegas a través de fotografías 360º.
A flor de calle, Aranda destaca por su iglesias monumentales como la gótico-flamígera de Santa María, sin duda un excelente primer plato arquitectónico antes de visitar el cercano Monasterio de La Vid, donde se venera la imagen románica de la Virgen más grande conocida; o Peñaranda de Duero, uno de los pueblos históricos mejor conservados de Castilla.
Peñaranda es un compendio de arquitectura medieval conservado a la perfección. En su Plaza Mayor comparten espacio imponentes edificios como la Colegiata de Santa Ana, el Palacio de los Avellaneda y casas populares de adobe y madera. Sobre el caserío de Peñaranda destaca su castillo, testigo de la reconquista, que igual que el de Peñafiel, está encaramado a lo más alto del municipio.
Antes de abandonar la región, seguimos remontando el curso del río para visitar San Esteban de Gormaz, la capital soriana del vino de Ribera, un pueblo que conserva su trazado medieval situado en la bucólica orilla del Duero.
A apenas siete kilómetros del centro de San Esteban está el Valle de Atauta, tierra que goza de la altitud idónea y clima extremos para la cría de vinos excepcionales. A las afueras de Atauta, municipio de 70 habitantes, y colgado de un barranco está Dominio de Atauta, la pequeña bodega heredera del saber hacer de los viticultores de este idílico valle lleno de viña vieja y dehesa de alcornoques que ha producido uno de los vinos más elogiados en la prensa especializada,.
El llamado barrio de las Bodegas de Atauta está formado por puertas de piedra en medio del campo que dan acceso a las bodegas de los vecinos, donde antaño se guardaba el vino y hoy solo se abren para comer con la familia y los amigos en días de fiesta.
Rioja
De esta arcadia soriana nos trasladamos al valle del Ebro, para conocer la tierra donde se crió el primer vino de calidad en España, gracias a la Diputación de Álava y al Marqués de Riscal, responsables de traer a la Rioja Alavesa las técnicas de vinificación practicadas en el Medoc francés.
Haro, capital de La Rioja Alta es una ciudad excepcional. A pesar de su reducido tamaño, en sus calles se nota el poderío de la villa, llena de palacios barrocos y edificaciones civiles y religiosas de gran valor. Toda esta riqueza que procede de antes de que el vino y su industria la convirtieran en motor económico de toda la zona, que es cuando se construyeron el Teatro Bretón de los Herreros y el Barrio de la Estación, a la orilla del Ebro, donde están las instalaciones de las grandes grupos bodegueros (CVNE, Muga, Viña Tondonia, Bodegas Bilbaínas…).
Una de las bodegas más interesantes para visitar es Roda. Inaugurada en el Barrio de la Estación en 2001, la bodega cuenta con tres naves de crianza diferentes y complementarias, dos de ellas subterráneas. El Calado, como se llama a la más antigua de esas naves, termina en una terraza colgada sobre un precioso meandro del río Ebro.
Briones, San Vicente de Sonsierra, Elciego, Laguardia… todos los pueblo entre la Sierra Cantabria y el Ebro merecen una visita, y además todos nos acercan un poco hacia Logroño, la total y definitiva capital del vino español.
Las calles del centro histórico de Logroño son cada tarde, especialmente los fines de semana, un hervidero de gente disfrutando de las cosas buenas de la vida, el buen comer y el buen beber que no sólo se encuentra en la popular Calle del Laurel.
GUÍA DE VIAJE
DÓNDE DORMIR
Castilla Termal Balneario de Olmedo. El antiguo convento de Sancti Spiritus, del siglo XII, es ahora un hotel termal de 4 Estrellas con un fantástico spa y un circuito de contrastes construido alrededor de la réplica de un claustro mudéjar. Habitación doble desde 88 euros.
Hotel Boutique Lagar de Isilla. Propiedad de la bodega Lagar de Isilla y junto al Monasterio de la Vid, este establecimiento temático es ideal para desconectar. Habitación doble desde 85 euros.
Albergue de peregrinos Check-In Rioja. Albergue de diseño con todo lo que el caminante necesita. Una opción alternativa para conocer las enriquecedoras experiencias de los peregrinos del Camino de Santiago a su paso por Logroño. Disponen de dos cuartos privados, además del dormitorio principal con capacidad para 20 personas.
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