Las piscinas naturales en España nos permiten refrescarnos en verano en aguas cristalinas, con paisajes de ensueño y cerca de casa.
Texto: JAVIER VARELA
Las playas o las piscinas suelen ser el lugar elegido para refrescarse en verano. Pero hay alternativas más naturales, en plena naturaleza y con unas vistas espectaculares y en medio de la naturaleza y de parajes protegidos. Hablamos de las piscinas naturales creadas por la naturaleza y que permiten tomar un baño en aguas limpias, cristalinas. Las hay de agua dulce, de agua salada y de agua con propiedades termales, pero la mano del hombre en todas ellas se ha limitado a acondicionar unas escaleras, unas pasarelas o unos accesos.
Las Presillas de Rascafría – Madrid
Las Presillas son tres piscinas naturales de Rascafría ubicadas en el Valle de El Paular de la sierra de Madrid. La zona cuenta con praderas verdes acondicionadas para el público, aparcamiento y unas vistas espectaculares del Pico Peñalara, aunque suele estar bastante lleno en los meses de verano. Eso sí, la temperatura del agua hace honor al nombre del pueblo y provoca algún que otro escalofrío. Aunque la zona está acondicionada, no viene mal llevar calzado adecuado para el baño, ya que el fondo puede tener alguna sorpresa en forma de roca.
Al lado de Las Presillas se encuentra el Monasterio de Santa María de El Paular, que se construyó en 1390 y fue el primer monasterio cartujo que se instaló en tierras castellanas. Juan Guas, arquitecto de los Reyes Católicos, realizó los trabajos más importantes, En la actualidad en el monasterio viven monjes benedictinos que se dedican al mantenimiento y conservación del mismo.
Los Charcones – Lanzarote
Un paisaje volcánico, inhóspito y de difícil acceso abre las puertas a una maravilla natural provocada por la erosión de los golpes de mar. Un conjunto de piscinas naturales de todas las formas y llenas de aguas claras de diferentes tonalidades azules y turquesas con el Atlántico y que han permanecido casi intactas al paso de los siglos. Situadas a dos kilómetros del Faro de Pechiguera, en el núcleo turístico de Playa Blanca, estas charcas le permiten al bañista disfrutar de una experiencia única. La dificultad del acceso –conviene llevar el calzado adecuado- trae consigo una ventaja para que el logra llegar, ya que es extraño coincidir con más de veinte bañistas.
La profundidad de los charcones depende de la erosión, la fuerza del mar y de la ubicación. Los que están junto a las ruinas de un hotel abandonado hace décadas son los más amplios y profundos, más parecidos a piscinas. Además, estos charcos están protegidos del viento cuando rompe en las rocas, pero la prudencia en esta zona debe ser máxima para evitar disgustos y disfrutar de un baño inolvidable.
Les Fonts de l’Algar – Alicante
Les Fonts de l’Algar es un oasis en plena Costa Blanca. A 15 km de la mastodóntica Benidorm y a 3 de Callosa d’en Sarrià, este paraje natural es además una Zona Húmeda Protegida. Un recorrido de 1500 metros por el cauce del río Algar (cueva, en árabe) desemboca en un escenario mágico de cuento de hadas, duendes y elfos. Espectaculares cascadas, fuentes manantiales que brotan de la roca y tolls (remansos de agua) en los que disfrutar de un baño en aguas cristalinas. Pero hay más, una antigua presa, un imponente canal y acequias centenarias que siguen siendo usadas hoy en día.
El único pero es la masificación que sufre. Es recomendable ir fuera del fin de semana y de épocas vacacionales si se quiere disfrutar del entorno y no sentirte como en cualquier playa de la vecina Benidorm. La zona cuenta con aparcamiento, aseos o zonas de picnic para pasar el día y dispone de un importante valor educacional de medioambiente. Los adultos pagan 5 euros y los niños 2 (de 4 a 10 años).
Garganta de los Infiernos – Cáceres
El Valle del Jerte, además de la espectacularidad de los cerezos blancos, esconde una gran cantidad de senderos que desembocan en multitud de saltos de agua, cascadas en sus innumerables arroyos y riachuelos que forman una red de afluentes sobre la garganta principal, que vierte finalmente sus aguas al río Jerte, así como trece piscinas naturales o pilones causados por la erosión de los ríos en el granito. Estas no son las únicas pozas, pero sí las más famosas del lugar. Un escenario perfecto para poner punto y seguido en alguna de las rutas que nos descubren la Reserva Natural Garganta de los Infiernos.
Además, en la misma reserva natural hay tres glaciares: el Glaciar de la Serrá, el Glaciar de San Martín y el Glaciar de los Asperones, que son de obligada visita y disfrute. El entorno de la Garganta de los Infiernos forma parte de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Extremadura. Además de los pilones, la zona más espectacular es el Chorrero de la Virgen, una impresionantes cascada que se puede ver desde el mirador del Chorrero.
La Font Calda – Tarragona
La Font Calda es un espacio natural singular enclavado en el valle que excava el río Canaletes mientras se abre camino hacia el Ebro. Este río forma una serie de piscinas naturales o pozas muy interesantes para refrescarse durante el verano, y además dispone de una pequeña fuente de agua termal mineromedicinal de la que se tiene conocimiento desde el siglo XIV. El agua, con sulfato magnésico, cloruro sódico, cloruro cálcico y carbonato cálcico, brota a 29 grados todo el año y que va a parar a una pequeña piscina.
Se puede acceder en coche desde Gandesa por una carretera de montaña (en la que desde agosto se regulará el acceso), y también por la Vía Verde desde Prat de Comte o desde el Pinell de Brai. La Vía Verde –de unos 22 kilómetros desde Arenys de Lledo hasta Pinell de Brai- es una antigua vía de tren que se ha reconvertido para uso turístico y que atraviesa paisajes espectaculares, ideal para hacerla en familia ya sea a pie o en bicicleta, y que tiene como premio final el chapuzón en las piscinas. Además, es obligatoria la visita al Santuario de la Fontcalda, del siglo XIV, y escenario imborrable de la Batalla del Ebro de la Guerra Civil.
Gulpiyuri – Asturias
Hay quien la califica como una piscina y hay quién la llama playa. Y es que Gulpiyuri tiene la peculiaridad de ser una playa sin mar y sin su horizonte gracias al misterio de la naturaleza que la mantiene escondida ente colinas y protegida del mar por las piedras. Esas mismas que son las que deciden si puedes bañarte o no en sus aguas cristalinas porque entran hasta allí desde el mar a través de toda una suerte de galerías subterráneas. El mar fue creando una cueva hacia el interior de la roca y el fondo de la cueva se hundió dejando un pequeño hueco de unos 50 de diámetro y 100 metros de la costa que hizo ‘nacer’ la playa.
Gulpiyuri, la más pequeña del mundo, es un rincón escondido entre la costa de Llanes y de Ribadesella en la que sólo podrás remojarte tumbado por su escasa profundidad. Fue declarada como Monumento Natural y sólo se puede acceder a ella a través de la playa de San Antolín o desde Naves.
El Caletón – Tenerife
La erupción del volcán Trevejo en 1.706 provocó que la lava sepultara el viejo puerto y parte del pueblo de Garachico, un pequeño pueblo pesquero al norte de Tenerife. La posterior solidificación de la lava por contacto con el mar formó de forma caprichosa el brazo del mar conocido como El Caletón, con sus distintos ‘charcos’ (Las Viejas, Los Niños, Los Chorros…) que constituyen un conjunto de piscinas naturales y que son unos de los principales atractivos turísticos del municipio. El baño es apto para todas las edades y aunque sus aguas son tranquilas, el oleaje de la zona obliga a extremar la precaución.
Estas piscinas naturales de caprichosas formas y llenas de aguas claras y saladas ofrecen unas vistas privilegiadas del océano. Están junto al castillo de San Miguel en Garachico, que sobrevivió a la erupción del volcán y que es una fortificación renacentista de planta cuadrada, que cuenta en su interior con dos cámaras cubiertas por sendas bóvedas de medio cañón. Posee, además, garita y espadaña de campana.
A Chavasqueira – Orense
Orense y el río Sil son célebres por sus aguas termales y sus piscinas naturales. En la orilla derecha del río, en la zona termal de A Chavasqueira, la más próxima a la ciudad los visitantes pueden elegir entre el ambiente de inspiración japonesa de la pequeña estación termal o un baño bajo las estrellas en las piscinas exteriores de acceso gratuito. Las Pozas de A Chavasqueira, Muiño das Veigas, Outariz y Burgas de Canedo están repletas de aguas que brotan del interior de la tierra a más de 60 grados de temperatura, por lo que el baño en ellas, además de ser un gustazo, tiene efectos beneficiosos para la salud.
Las aguas de A Chavasqueira son de mineralización débil, litínicas, alcalinas, fluroadas, sulfuradas y silicatadas. Por sus propiedades están especialmente indicadas para afecciones de la piel y del aparato locomotor, y son conocidas como Caldas do Obispo porque fue tal figura la que mandó acondicionar la zona para el baño. La zona cuenta con zonas de césped para tomar el sol, descansar o disfrutar del paisaje.