El museo con la mayor colección del mundo de automóviles Bugatti, el vidrio opalescente de las obras de Lalique, y la ciudad encantada de Colmar, son algunas de las grandes joyas de la región más pequeña de Francia. Un pausado recorrido en coche nos permitirá saborear este apetitoso viaje.
Texto y fotos: PEDRO GRIFOL
La región de Alsacia es un híbrido cultural donde el gusto latino va de la mano con el gusto germánico. El fuagrás y el chucrut se mezclan en la mesa con una jarra de Kronenbourg junto a una copa de pinot noir… Y todo este sincretismo en complacencias viene de lejos. Resumiendo: Al término de la Guerra Franco-Prusiana en 1871, la dolida Francia se vio obligada a ceder la Alsacia al káiser. Posteriormente la región fue devuelta a los franceses tras la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial; pero la Alemania nazi se la anexionó de nuevo en 1940. Tras la Segunda Guerra Mundial, Alsacia volvió a ser francesa. Hoy en día, Estrasburgo, la capital alsaciana, es un símbolo de la reconciliación entre los pueblos de Europa que alberga más de una quincena de instituciones y organismos de cooperación internacional, como el Parlamento Europeo o el Tribunal de Derechos Humanos. Así que, ya todo está olvidado y perdonado, de hecho en 2017 se estrenó el nuevo mobiliario urbano rotulado en los dos idiomas (francés y alemán).
Arte Opalescente
A 60 km. de Estrasburgo se encuentra el Museo Lalique. «La búsqueda de la belleza es preferible a la ostentación del lujo» decía René Lalique (1860-1945), el reconocido joyero y maestro del vidrio. El artista estaba enamorado del pequeño pueblo de Wingen-Sur-Moder, en el noroeste alsaciano. Allí se hizo construir su mansión y edificó una fábrica -todavía operativa- donde el cristal se convirtió en la musa de su obra. La marca Lalique ha quedado asociada a la creatividad y la calidad por sus diseños de estilo modernista (Art nouveau y Art déco). La alianza entre el arte y la industria fue el leitmotiv de su producción, y sus diseños siguen vigentes hoy en día, sobre todo, en objetos de decoración y en frascos de perfume. Algunas marcas de automóviles encargaron su mascota en cristal… como el elefantito de la Bugatti, un capricho de lujo extremo.
Hablando de bugattis… y siguiendo la ruta viajera, en Oberhaussbergen -bajando 80 km. autopista sur- podemos hacer una visita a Christian Schann, un experto en la exclusiva marca de automóviles que nos ilustrará sobre todo lo concerniente al mundo Bugatti. Eso sí: con cita previa (www.bugatelier.eu). Él mismo se está construyendo un Bugatti. Increíble… y espectacular.
Antes de llegar a Colmar, ‘la ciudad encantada’, atravesaremos una retahíla de atractivos pueblos vinícolas de renombre, con magníficos escenarios que ilustran la riqueza y la diversidad de las tierras alsacianas. Una parada en cualquiera de estos pueblecitos -Rosheim (la carretera principal cruza el casco antiguo de la villa), Riquewhir o Kaysersberg (a los que podemos acercarnos sin apenas desviarnos de la ruta), nos permitirá degustar el afamado vino blanco de la región, elaborado con uvas de diferentes variedades entre las que destacan la riesling y la gewürtztraminer.
Si queremos descubrir uno de los hoteles más emblemáticos de la zona, es muy recomendable pasar la noche en el hotel 5 Terres, en Barr, porque tiene un íntimo spa situado en una bodega abovedada, y una cocina gourmande & élégante con una carta de vinos con más de 100 referencias. El lugar nos ofrecerá uno de los momentos más excepcionales de todo el viaje.
A 50 km. de Barr se encuentra Colmar, una ciudad pintoresca y llena de atractivo que entusiasma a primera vista, con sus bonitas casas de entramado de madera pintadas con colores pastel y repletas de flores; muchas de ellas han sido convertidas en coquetas tiendas donde encontraremos todo tipo de especialidades gastronómicas típicas de la región: el kougelhopf (bizcocho con pasas), el pain d‘epices, o la flammekueche -o tarte flambée en francés-, que es la pizza franco-alemana. También es un excelente sitio para hacer nuestras compras de una manera sorprendente y divertida. Tenemos que proseguir… no sin antes visitar el célebre Museo Unterlinden, donde puede admirarse el Retablo de Issenheim, la obra maestra del pintor alemán Grünewald, que firma con este tríptico la referencia del arte medieval renano. Por cierto, en este museo existe una réplica realizada en tapicería del Guernica. Sin duda una curiosidad que hay que ver a un palmo de distancia.
Arte del Motor
En poco más de 50 km. -dirección sur- llegamos al punto fuerte del viaje… para todos los aficionados a los coches. Se trata de pasar el día dentro de un museo. Lo explicaré: La colección Schlumpf compuesta por 437 coches de 97 marcas diferentes se encuentra en la ciudad de Mulhouse; y es la oportunidad de conocer el mayor museo de automóviles del mundo. La colección está dividida en varias áreas: ‘La experiencia del motor’, ‘Los coches de carreras’, ‘Las obras maestras’ y ‘La colección Bugatti’. Se puede decir que el Museo Cité de l’Automobile (www.citedelautomobile.com) es a los coches lo que el Louvre (si eres francés) o el Prado (si eres español) es al arte. Modelos que, al igual que esos animales extinguidos, pensábamos que solo existían pintados en los cromos, van sucediéndose ante nosotros y ante nuestro asombro en un perfecto estado de revista: los Panhard, Hispano Suiza, Peugeot, De Dion-Bouton y Benz, del período de los pioneros años -desde 1890 al 1918- lucen espléndidos.
Extraordinarios los ejemplares del clásico Mercedes Benz Cabriolet 54K de 1936 y del Mercedes Benz Coupé 300SL de 1955 (alas de gaviota). Ocupan un lugar especial el Rolls Royce Silver Ghost (1924), que llegó a ser el coche más caro del mundo y el super coche Isotta-Fraschini 8A. También ocupan podio distinguido los maravillosos Bugatti Royales, con un ejemplar del Bugatti 41 Coupé Napoleon de 1930, que había pertenecido al mismísimo Ettore Bugatti, un modelo del que solo existen 3 máquinas en todo el mundo. De entre los coches de carreras, sorprendente ver por primera vez ‘en vivo’ el Panhard-Levassor de 1908 y el Bugatti Type 32 de 1923, diseñado por el su creador, y único superviviente del circuito del Grand Prix de Tours.
Por si no ha visto nunca el Bugatti de Ronaldo… aquí le podemos ver brillando y girando dentro de una plataforma ex profeso y arropado por las trompetas de la fama: un verdadero Chiron, el bugatti que cuesta 2,4 millones de euros.
Y si le entra el gusanillo de conducir un coche clásico, el museo acaba de inaugurar un autódromo donde poder realizar su sueño al volante de un Jaguar TypeE S1, de un Ferrari Cabriolet, un Lamborghini Urraco, o un Corvette C1 ¡7 vueltas: 50 euros! ¿Qué le parece?
No cabe duda que la visita al fabuloso museo ¡es una gozada!… Para no perderse la tienda del museo, donde podemos pasar otro día entero. Feliz conducción.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
Vuelo directo al aeropuerto de Estrasburgo con Air Nostrum, desde donde ya podemos iniciar nuestra ruta en coche de alquiler.
DÓNDE DORMIR
Wingen Sur Moder: Villa René Lalique
Barr: 5 Terres Hôtel & Spa
Mulhouse: Hôtel du Parc
Ottrott: Hostellerie des Châteaux
Más información:
www.tourisme-alsace.com; www.france.fr;
Turismo de Estrasburgo: www.otstrasbourg.fr
Turismo de Colmar: www.ot-colmar.fr
Turismo de Mulhouse: www.tourisme-mulhouse.com
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