Del 12 al 13 de agosto se produce este fenómeno conocido como las ‘Lágrimas de San Lorenzo’, «una de las lluvias de meteoros más populares en el hemisferio Norte por su espectacularidad«.
TEXTO: JAVIER VARELA
Si hay una cita que todo el mundo tiene anotada en el mes de agosto es la lluvia de estrellas conocida como perseidas o ‘Lágrimas de San Lorenzo’. La noche del 12 al 13 del octavo mes del año es la esperada por muchos para desempolvar la lista de deseos y aprovechar que las estrellas caen del cielo a borbotones para pedir aquello que llevamos mucho tiempo esperando. «Es una de las lluvias de meteoros más populares en el hemisferio Norte por su espectacularidad«, señala a Autoclub Miguel Santander, del Observatorio Astronómico Nacional, aunque matiza que «en realidad no es una lluvia, aunque se conozca así popularmente, pues no son estrellas lo que cae, sino trozos minúsculos de roca y hielo del cometa Swift-Tuttle, que llamamos meteoros«. De hecho, «son tan pequeños y arden tan rápido por la fricción con la atmósfera que rara vez llegan a tocar tierra (en esos casos sí se los conoce como meteoritos)», añade Miguel Santander..
Este espectáculo en el cielo se conoce como las Perseidas porque el radiante, actor principal de esta lluvia de meteoros, se encuentra situado en la constelación de Perseo. «El radiante es el punto en el cielo del que parecen surgir los meteoros, y su localización se debe a la combinación del movimiento de la Tierra en ese momento del año con el movimiento de los meteoros en su órbita«, apunta el experto del Observatorio Astronómico Nacional. El primer registro histórico acerca de las perseidas data del año 36, ya 20 siglos atrás, aunque no fue hasta el año 1835 cuando se registró de manera más científica a cargo del astrónomo belga Adolphe Quetelet, que demostró que se produce una lluvia de meteoros, de forma cíclica en agosto, con su radiante en Perseo.
Las Perseidas son conocidas también como ‘Lágrimas de San Lorenzo’ porque esta lluvia de estrellas ocurre cerca del 10 de agosto, cuando se celebra la festividad del santo y que en la edad media y el renacimiento se asociaban a las lágrimas que derramó San Lorenzo cuando fue quemado en una parrilla el 10 de Agosto del año 258.
Pero la tradición deja paso a la ciencia, que es la que explica que esta caída «sucede cuando la Tierra, al recorrer su órbita en torno al Sol, encuentra a su paso restos de un cometa». «En el caso de las Perseidas, se trata de material que el cometa Swift-Tuttle –el más grande de estos objetos que pasa repetidamente cerca de la Tierra–, va dejando tras de sí y que terminan por poblar su órbita. Son restos muy pequeños: la inmensa mayoría de ellos son del tamaño de granos de arena, unos pocos del tamaño de una canica«, aclara Miguel Santander. En realidad, se produce el fenómeno porque «la Tierra los ‘atropella’ de manera similar a cuando un mosquito se estrella en el parabrisas del coche. Solo que en este caso la velocidad a la que se encuentran no es de unos 100 o 120 kilómetros por hora, sino de unos 60 kilómetros por segundo«. «El resultado es que estos restos arden en la atmósfera, iluminando el cielo brevemente en su caída», por lo que hay que ser muy rápido a la hora de verlos para pedir el deseo.
Aunque el momento de máximo esplendor se produce alrededor de las noches del 11, 12 y 13 de agosto y se pueden ver un buen puñado de ellas cada hora, «la dispersión de restos del cometa hace que el fenómeno sea relativamente largo y dure desde mediados de julio hasta finales de agosto», señala el experto. «Este año se espera que el máximo sea entre las 4 y las 17 (hora peninsular) del 13 de agosto, por lo que el mejor momento para contemplarlas, al ser de día durante gran parte del momento álgido, es la noche del 12 al 13 de agosto», añade. Sin embargo, este 2019 no va a ser el mejor momento para disfrutarlas porque el máximo de esta lluvia coincidirá con la Luna llena (que estará completamente llena el 15 de agosto), «de modo que el cielo estará más brillante de lo normal y será más difícil verlas».
Por ello, los más recomendable para disfrutarlas es acudir «a un lugar oscuro, lo bastante alejado de las ciudades, y donde según la previsión del tiempo vaya a estar despejado en la noche del 12 al 13 de agosto. Y, si el cuerpo aguanta, esperar a que la Luna se ponga, alrededor de las 5 de la mañana esa noche, pues a partir de ese momento la visibilidad del fenómeno mejorará con creces», apunta Miguel Santander. Ese será el momento de aprovechar para pedir todos los deseos pendientes.