Según el ‘Eurobarómetro de la Fatiga al Volante 2019’ realizado por el RACE y ANFABRA, con el apoyo de la DGT, la fatiga y la deshidratación son una amenaza letal en las carreteras españolas
TEXTO: JAVIER VARELA
La fatiga al volante nunca es buena compañera de viaje y en verano, donde aumentan los desplazamientos por carretera, se convierte en una de las principales causas de accidentalidad. En el periodo estival además de aumentar el riesgo de fatiga, también crecen la somnolencia y la deshidratación. Así lo confirma el ‘Eurobarómetro de la Fatiga al Volante 2019’ que el RACE y ANFABRA, con la colaboración de la DGT, han encargado a la empresa de estudios sociológicos GAD 3, y en el que se ha analizado una muestra de 3.368 conductores de 15 países europeos a través de una encuesta realizada el pasado mes de junio.
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Los datos confirman que España ha bajado a la octava posición en el ranking europeo de fallecidos por millón de habitantes, con una cifra que alcanza los 39 muertos frente a los 51 de media en toda la zona europea. Sin embargo, en el empeño de conseguir el reto de cero fallecidos, el RACE sigue trabajando en las labores de concienciar a los conductores de la importancia de la Seguridad Vial, de disminuir la antigüedad del parque automovilístico y de mayores inversiones en el estado de las vías e infraestructuras.
Entre las causas de mortalidad en las carreteras españolas, la fatiga se sitúa en un lugar destacado, aunque hay países como Italia, Reino Unido o Francia que tienen mayor número de accidentes por cansancio al volante. Teniendo en cuenta la proporción de respuestas respecto al censo, 600.000 conductores españoles reconocen haberse quedado casi dormidos al volante durante un largo desplazamientos, lo que podría haber provocado una situación de alto riesgo.
En los 15 países analizados, el porcentaje de conductores que han reconocido haber sufrido accidentes por fatiga coincide con el de aquellos que iniciaron un viaje largo sin haber descansado antes, nada más salir del trabajo o los que han tenido que parar en medio del viaje al notar los síntomas del cansancio y la fatiga. A estas situaciones hay que sumarle el hecho de que muchos conductores, en lugar de descansar, aumentan la velocidad para acortar el viaje lo más posible, aumentando el riesgo en todo el trayecto.
Cuando se comprueba la relación existente entre los kilómetros recorridos y los hábitos de descanso de los conductores, se descubre que los países que más accidentes graves han sufrido son también los que han tenido más sustos por culpa de la fatiga. Hablamos de los conductores que se han visto obligados a parar y descansar por encontrarse ya fatigados al volante, los conductores que deciden emprender un largo viaje después de trabajar y los que intentan acortar el tiempo para llegar cuanto antes.
Síntomas fáciles de percibir
Según confirma el ‘Eurobarómetro de la Fatiga al Volante 2019’, el perfil del conductor europeo accidentado por fatiga al volante es un joven entre 18 a 24 años que, o no se detiene a descansar, o lo hace después de llevar más de 4 horas conduciendo. Además, muchos de ellos, cuando deciden parar para descansar no se toman más que cinco minutos para estirar las piernas antes de volverse a poner al volante de su vehículo. Curiosamente, los accidentes por fatiga y/o somnolencia se han producido más entre los viajes de trabajo que entre los de ocio, aunque estos son menores en proporción. Unos datos que sorprenden. Un estudio previo realizado por el RACE establece que a partir de las dos horas de conducción continuada el riesgo de sufrir un siniestro vial aumenta un 12%.
Es importante detectar los síntomas a tiempo y tomar las medidas necesarias para evitar una situación que puede desencadenar un accidente, ya que las consecuencias de la fatiga son la pérdida de atención y un aumento del tiempo de reacción ante un obstáculo de un 86%. ¿Cómo se manifiesta? Pérdida de concentración, picor de ojos, visión borrosa, parpadeo constante, necesidad de moverse en el asiento, deshidratación y somnolencia.
Así lo confirman las pruebas realizadas dentro de la campaña por el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), que muestra de forma gráfica la relación entre el tiempo de conducción y las alteraciones en la postura, la presión interdiscal, el cansancio físico o las alteraciones en la visión, lo que afecta a la toma de decisiones y al incremento en el tiempo de reacción.
El informe señala que los conductores europeos reconocen sufrir la necesidad de moverse en el asiento (un 25,7% de los casos), calambres y dolor de espalda, así como la sensación de brazos o pies dormidos son los síntomas más frecuentes de fatiga entre los conductores. Y un dato preocupante: el 5,2% de los europeos admite que casi siempre se queda dormido en un viaje largo (en España es el 2,3%), de los cuales uno de cada cuatro (el 27%) no paran a descansar antes de las 4 horas ininterrumpidas de conducción.
Consejos del RACE para evitar la fatiga
Cuando nos ponemos al volante antes de iniciar un viaje largo hay que tener en cuenta tres reglas básicas: parar al menos cada 2 horas, estirarse y aprovechar para beber un refresco, para mantener el tono físico y la capacidad de atención.
Puedes encontrar todos los consejos antes de emprender la marcha en este enlace
La deshidratación, el otro enemigo
La fatiga y la deshidratación van de la mano cuando hablamos de los conductores como confirma que los conductores de los países que declaran más accidentes por fatiga al volante, Italia, Francia y Reino Unido, son los mismos países que declaran sufrir en mayor medida los síntomas de la deshidratación. Un nivel bajo de hidratación y glucosa aumenta en un 66% la agresividad al volante provoca un 33% más de salidas de la vía y reduce la concentración en un 27%. Además, cuando ya llevamos dos horas de conducción, si no estamos hidratados y descansados, nuestro tiempo de reacción se multiplica casi por dos y, por ejemplo, dejamos de ver cuatro de cada 10 señales de tráfico, y aumenta el error en la percepción de distancias y velocidades un 62%.
Cuando nos ponemos al volante de nuestro vehículo y, especialmente, cuando vamos a realizar un viaje largo durante el periodo estival, hay que mantener una adecuada hidratación, especialmente en verano y en viajes largos, es muy importante. El uso del aire acondicionado en el vehículo no evita la aparición de estos factores, sino que además puede resecar el ambiente, lo que también genera sed, además de sequedad en la garganta y fatiga, sensaciones que pueden afectar a la atención del conductor.
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