Gatos negros, aquelarres, escobas en los balcones, brujas, chimeneas humeantes, meigas… España está llena de localidades con leyendas mágicas
TEXTO: JAVIER VARELA
¿Quién no ha pasado miedo en algún pueblo? España está llena de pueblos con leyendas mágicas en las que la brujería se convierte en protagonista. Documentos que afirman la presencia de la Santa Inquisición, aquelarres, Autos de Fe se han convertido en un reclamo turístico para muchos curiosos deseosos de ‘disfrutar’ del misterio y pasarlo de miedo. Leyendas, Gatos negros, aquelarres, escobas en los balcones, brujas, chimeneas humeantes, meigas….
Soportújar
Pasear por las calles de Soportújar (lugar de portales) invita a pensar en leyendas, hechizos, escobas y gatos negros porque las referencias a las brujas son constantes. Situado en Las Alpujarras, fue repoblado tras la expulsión morisca en la época de Felipe II por familias gallegas, cuyas mujeres fueron acusadas de hechiceras y brujas. La leyenda cuenta que este pueblo –con menos de 300 habitantes hoy en día- fue el escondite de estas mujeres y el lugar donde se realizaban todo tipo de aquelarres y conjuros. Desde entonces las referencias a las brujas han pasado de generación en generación y el pueblo da la bienvenida a los visitantes con el Puente de lasa Brujas, previo a un barranco que acoge la cueva conocida como El Ojo de la Bruja, lugar con el que ‘amenazan’ a los más pequeños con ser llevados si se portan mal.
Cada verano sus habitantes, conocidos popularmente con el gentilicio de ‘brujos’ y ‘brujas’, conmemoran sus leyendas mágicas con la de la Feria del Embrujo. En el pueblo sorprende una fuente con una enorme bruja llamada Baba Yaga, de tradición nórdica. En pleno centro del pueblo está El Mirador del Embrujo, con una fuente de brujas donde se disfruta de unas espectaculares vistas de la Alpujarra. En una calle cercana se encuentra la Fuente del Dragón, con una tradición antigua que propicia la fertilidad.
Trasmoz
Las leyendas de brujas y aquelarres tiene un pueblo por excepción: Trasmoz. Esta localidad zaragozana –con apenas 50 habitantes– está en las falas del Moncayo y tiene el honor de ser es el único pueblo en España excomulgado. Ocurrió en el siglo XIII a cuenta de sus fiestas paganas. Tres siglos después fue el Abad del cercano Monasterio de Veruela el que declaró al pueblo maldecido y todos los monjes del monasterio se reuniera para maldecir a la aldea con la lectura del salmo 108 del Libro de los Salmos: “Danos tu ayuda contra el adversario, porque es inútil el auxilio de los hombres; Con Dios alcanzaremos la victoria, y él aplastará a nuestros enemigos”. Desde 1511 una cruz con un velo negro a la entrada del pueblo dejaba constancia de la maldición. Y todavía hoy Trasmoz sigue maldito y excomulgado porque ningún Papa ha levantado la maldición ni la excomunión.
En el mismo pueblo se encuentra el Museo de la Brujería y Supersticiones del Moncayo, que está instalado en un viejo horno de pan, donde trabajaba Dorotea, una de las brujas más famosas del lugar. También podemos disfrutar cada verano la Feria de Brujeria, Magia y Plantas Medicinales del Moncayo. A pesar de su condición de maldito y excomulgado se siguen celebrando actos religiosos con absoluta normalidad y se han mantenido las tradiciones religiosas a lo largo de la historia. Fue mundialmente conocido gracias a Gustavo Adolfo Bécquer, que se inspiró en este pueblo para escribir Rimas y Leyendas, referidas a las brujas y sus misterios.
Cernégula
La localidad burgalesa de Cernégula tiene a bien ser conocida como ‘el pueblo de las brujas’. Este pueblo del Páramo de Masa, en la provincia de Burgos y con medio centenar de habitantes, está asociado desde tiempo inmemorial a las reuniones de hechiceras, los aquelarres y el culto al maligno. La leyenda cuenta que en su laguna -conocida tanto por el nombre de ‘La Charca’ como por ‘La Pila’- se reunían las brujas de toda Castilla para realizar aquelarres y poner en común las últimas pociones y conjuros. Las crónicas hablan de los diarios de la Santa Inquisición del siglo XVI guardan que el Santo Oficio se encargó de mantener la ortodoxia cristiana a lo largo y ancho de cada uno de los denominados ‘pueblos malditos’ de Castilla y alrededores con el ánimo de ‘limpiar’ las calles de magos y brujas.
Como recuerdo de aquel pasado, real o no, gran parte de las casas de Cernégula mantienen su legado en forma de veletas con la figura de una vieja montada en su escoba que lucen en sus tejados. Las leyendas también cuentan que las brujas salían volando encima de sus escobas al grito de ‘Sin Dios y sin Santa María ¡por la chimenea arriba!’. Las moreras crecen desde la Edad Media junto a las iglesias y tienen un significado mágico y protector que le da más enjundia al mito de las brujas.
Zugarramurdi
Zugarramurdi es una localidad navarra famosa por su relación con la brujería y los aquelarres. De hecho, Álex de la Iglesia dirigió en 2013 la película ‘Las brujas de Zugarramurdi’. Gran parte de los visitantes llegan atraídos por las historias y leyendas que fueron surgiendo en torno al proceso inquisitorial de 1610. El origen hay que situarlo en el relato de una joven de la localidad acerca de sus sueños, en los que aseguraba haber volado y haber visto a varias personas del pueblo participando en Aquelarres. La intervención de la Santa Inquisición, seguramente avisada por el abad del Monasterio de Urdax, terminó con 53 personas de la comarca encausadas. La mayoría de ellas murieron en las cárceles o en el camino. El 7 de noviembre de 1610 se celebró el Auto de fe y, como resultado del mismo, 21 arrestados fueron acusados de delitos menores, 21 fueron perdonados y 11 condenados a la hoguera (6 en persona y 5 en efigie, junto con sus restos mortales), habiendo sido quemados el domingo 8 de noviembre de 1610.
Con la intención de dar a conocer lo que sucedió en Zugarramurdi en 1610 y por el que se ganó el popular sobrenombre de ‘Pueblo de las Brujas’, esta localidad navarra ha rehabilitado su viejo hospital, situado en el mismo pueblo en la salida hacia las cuevas, para instalar el Museo de las Brujas de Zugarramurdi. En él se puede ver todo que tiene que ver con las leyendas de brujerías de esta zona.
Coiro
En la península del Morrazo, tierra de meigas por excelencia, se encuentra la localidad de Coiro, donde en lo alto de un montículo destaca el imponente campanario barroco de la Iglesia de San Salvador de Coiro. Realizada por los hermanos Novas en 1784, lo más destacable es la torre y la leyenda que acompaña a sus campanas. Las Leyendas cuentan que las brujas se concentraban en las playas del lugar, en concreto en la de Areas Gordas, para organizar sus reuniones y sus aquelarres una vez eran llamadas por las campanas de la Iglesia de Coiro. Unas campanas que no eran tocadas por nadie. El hecho se hizo tan conocido que, en 1745, el Padre Sarmiento se acercó hasta allí para verificarlo. Examinó la campana y vio que tenía grabados una serie de signos cabalísticos, signos que publicó en su obra ‘Viaje a Galicia’ determinando que servían como protección contra las brujas, afirmando que realmente la campana tañía sola.
Las brujas, según cuenta la leyenda, se reunían al pie de una fuente en el arenal de Coiro, donde llevaban a cabo sus embrujos y exorcizar a la «estadea» o «compaña» de ánimas del Purgatorio. De hecho, hay documentos que hablan de procesos de meigas desde 1619 a 1628. El caso más sonado fue el de María Soliño, que entonces tenía 66 años, que fue condenada por el Santo Oficio y que hoy da su nombre a un Instituto de Educación Secundaria de la localidad. Además de la playa de Áreas Gordas, destaca la de Melide, una de las más remotas de toda Galicia, como uno de los centros de brujería de la zona.
Jerez de los Caballeros y Burguillo de Cerros
Extremadura fue tierra de brujas y muchas de sus localidades las acogieron en sus casas. El numeroso grupo hechicero que vivía en Jerez de los Caballeros, pueblo brujeril por excelencia donde operaban brujas con nombres tan sugestivos como La Campana, La Parda, La Fialla, la Chacona, La Pecera, la Losa, La Médica, La Valladares, La Chaparra o La Fraila. La leyenda cuenta que estas brujas tenían, entre otros dones, la capacidad de volar, transformarse en animales, trasportar a la gente por el aire y ser invisibles. Para conseguirlo, acudían a los cementerios a extraer de los huesos de los cadáveres y los tuétanos de los difuntos a la cercana localidad de Burguillo del Cerros, un precioso pueblo con castillo templario. Allí se encuentra la Cañada de las Brujas, en la dehesa boyal, quera el camino usado por las brujas entonces.
Otras leyendas hablan de que aquellas brujas que decidían hacerse invisibles lo conseguían gracias a la flor del helecho macho, que crece en lugares sombríos, en barrancos y en bosques húmedos, y abunda en determinadas zonas de Extremadura, dando incluso nombre a poblaciones como Helechal o Helechosa de los Montes. La tradición afirma que la víspera de San Juan, mientras suenan las campanadas de la medianoche, florece y grana el helecho, y si nadie lo recoge en ese mismo momento, la simiente cae y se pierde.