Potaje, bacalao al pil pil o torrijas son platos típicos de esta época del año y con ingredientes básicos y recetas perfectas para hacer en familia en tiempos de confinamiento.
TEXTO: JAVIER VARELA
Si hay una época del año en el que en la cocina se respeta la tradición, esa es la Semana Santa. Es cierto que este año por el estado de alarma que vive el país, no se podrá vivir en las calles de la forma habitual con sus procesiones, sus saetas desde los balcones, sus madrugás… pero qué mejor que mantener la tradición en la cocina con recetas y sabores que todos tenemos identificados para esta época del año.
Eso sí, no olvides que todos son platos con un importante valor nutricional y que en este momento de confinamiento, no vendrá mal hacer nuestra propia ‘procesión’ en casa para hacer mejor la digestión. Será una forma de vivir la Semana Santa, aunque no podamos salir de casa.
Potaje de garbanzos y espinacas
Si hay un plato clásico y típico par la Semana Santa y los viernes de Cuaresma que le preceden es el potaje de garbanzos y espinacas. La tradición manda que los viernes de vigilia deben ir acompañados de este manjar, aunque las primeras referencias del origen de este plato en España datan de la época del Medievo, entre los siglos XIII y XIV, coincidiendo con la propagación en el país de las técnicas de Salazón que difundieron los judíos. Desde aquel momento, la receta ha pasado de generación en generación añadiendo o quitando algunos ingredientes, pero dejando siempre la misma base: bacalao, garbanzos, espinacas o en su variante alubias blancas, patata. Si los viernes de Cuaresma el potaje nos ayuda a respetar la vigilia, en Semana Santa es el mejor reconstituyente para después de una procesión.
Ingredientes (4 personas):
garbanzos
4 filetes o lomos de bacalao desalado y sin espinas
espinacas frescas o congeladas
2 huevos cocidos
2 dientes de ajo
1 cebolla
Clavo de olor
3 hojas de laurel
1 cucharadita de ñora molida
1 cucharadita de pimentón dulce
Elaboración:
Se ponen los garbanzos a hervir y se cuecen durante 45 minutos en la olla express. Luego sofreímos en una sartén el ajo picado y la cebolla y, sin dejar que se dore, le ponemos una cucharada pequeña de pimentón dulce y otra de ñora picada. Le ponemos unas hojas de laurel y unos clavos de olor para potenciar el sabor y lo movemos brevemente sin dejar que se nos pegue ni se nos queme el pimentón. Una vez listo, lo agregamos a los garbanzos hervidos y las espinacas. Lo movemos bien y, cuando empiece a hervir de nuevo, ponemos el bacalao por encima y cerramos la olla para que coja presión y se cueza durante 10 minutos más. Tras despatar la olla, cortamos el huevo cocido y lo ponemos encima.
Bacalao al pil pil
Es el plato estrella de la Semana Santa y muy versátil en la cocina porque puede prepararse de muchas maneras diferentes y todas exquisitas. Además, se trata de un pescado bajo en grasa, ligero, con aporte de Omega 3 para reducir el colesterol y bajo en calorías, por lo que se convierte en un alimento ideal para mantener una dieta sana y un peso equilibrado en estos tiempos de confinamiento en los que hacemos menos ejercicio del que haríamos en situación normal. Se puede preparar -y siempre exquisito- con pisto de verduras, con tomate, con salsa verde o incluso rebozado en forma de buñuelos, pero si hay un plato estrella de este pescado para esta época del año es el bacalao al pil pil. ¿Sabes por que se llama así? Unos dicen que por el ruido que hacen las burbujas del pescado al cocinarlo y otros por la guindilla que lleva -cuyo nombre en swahili es ‘piri-piri’-. En cualquier casa, un plato para chuparse los dedos.
Ingredientes (4 personas):
1 cabeza de ajo
1 guindilla
4 lomos de bacalao
Aceite de oliva
Elaboración:
Pelamos los ajos, troceamos y añadimos los trozos -junto con un poco de guindilla- con aceite en una sartén para saltearlos. Posteriormente sacamos los ajos cuando están dorados y si hace falta echamos un dedo más de aceite. Una vez caliente, ponemos el pescado con la piel hacia abajo y comenzamos a mover el bacalao para adelante y para atrás para que se vaya haciendo el pil pil por la mezcla de la gelatina del bacalao y el aceite. Todo ello a fuego medio-bajo hasta que veamos que está la salsa y el pescado en su punto.
Patatas viudas a la riojana
Las patatas es uno de los ingredientes que nunca faltan en toda cocina que se precie aunque estemos en estados de alarma. Además, sus beneficios son numerosos, ya que es un alimento rico en carbohidratos, por lo que nos aporta mucha energía. Además, un 75% de su contenido es agua, es una gran fuente de potasio y es rica en vitamina C, vitamina B, ácido fólico y minerales como el magnesio y el hierro. Se llaman viudas ‘sólo’ en Semana Santa o en Cuaresma, por la ausencia de carne en la receta. Su elaboración es muy sencilla, además de ser un plato muy económico y ligero, aunque sus ingredientes son muy saciantes. Cada provincia o localidad española le aporta su toque de distinción, por lo que puede variar el nombre y algunos de los ingredientes que acompañan a la patata.
Ingredientes ( 4 personas):
800 g de patatas
75 g de cebolla
50 g de pimiento verde
2 ud de dientes de ajo
Una hoja de laurel
Pimentón
80 ml de aceite de oliva
4 g de sal
Elaboración
Pelamos las patatas y se trocean cascándolas para después cortar la cebolla, el pimiento verde y el ajo. En una cazuela ponemos al fuego las verduras con el aceite de oliva y elaboramos un sofrito y cuando la verdura esté dorada, le añadimos la patata cascada y la rehogamos con la verdura, cubrimos de agua y añadimos una pizca de sal y una hoja de laurel. Lo dejamos cocer unos 40 minutos. Como truco, en el momento de servir se puede espolvorear un poco de pimentón dulce y un chorrito de aceite de oliva virgen.
Sopas de ajo
Si hay un plato que en tiempos de confinamiento es perfecto por los ingredientes tan básicos que tiene y por sus altos nutrientes es la sopa de ajo. De hecho para hacer unas buenas sopas de ajo sólo se necesita pan (normalmente se utiliza de días anteriores), agua, ajos, aceite, pimentón, huevos y sal. Su origen es típicamente castellano y es un plato de larga tradición y de origen humilde, que ha sufrido con el paso del tiempo variantes en distintas zonas de España. Se suele tomar después de las procesiones en Castilla y león, aunque en algunas zonas se toma para desayunar o incluso para cenar. Para darle un toque especial hay que elaborarlas en un cuenco de barro.
Ingredientes (4 personas):
4 rebanadas de pan blanco
6 dientes de Ajo
50 gramos de Pimienta en polvo
100 mililitros de Aceite de oliva
400 gramos de agua
Elaboración
En una olla doramos los ajos picados con aceite de oliva durante seis minutos. Mientras, tostamos el pan y lo cortamos en cuadros pequeños para añadirlo al sofrito. Antes de agregar el agua a la sartén, sazonamos el sofrito con una pizca de pimiento en polvo y lo mantenemos al fuego durante 5 minutos o hasta que rompa un hervor.
Torrijas
Es el postre por excelencia de la Semana Santa, aunque hay quien no puede resistirse y empieza a degustarlas antes. Además, una de las ventajas es que se puede preparar en familia y es divertido hacerlo con los más pequeños de la casa, por lo que es un postre perfecto para elaborar en tiempos de confinamiento. Las primeras referencias sobre las torrijas datan del año I d. De C., pero no es hasta el siglo XV cuando empiezan a elaborarse de la forma que conocemos. Eran muy típicas en las épocas de dificultades económicas ya que se trata de un plato barato y que aporta muchas calorías. Hay una teoría que dice que las torrijas fueron una comida de abastecimiento para la población más pobre. Por ello, posteriormente comenzaron a consumirse durante la época de Cuaresma para compensar los periodos de abstinencia alimentaria.
Ingredientes (4 personas)
1 barra de pan de un 1-2 días
1 litro de leche
2 huevos
1 rama de canela
1 bote de canela en polvo
200 gramos de azúcar (1 taza)
1 vaso de aceite de girasol
1 trozo de cáscara de limón
Elaboración
Para hacer las torrijas caseras, vierte la leche en un cazo y ponla a calentar. Añade el palo de canela, 3-4 cucharadas de azúcar y la cáscara de limón hasta que se junten los sabores. Luego se deja reposar hasta que la leche temple y mientras se baten los huevos, se pasa la leche por un colador a otro bol. Allí se echan las rodajas de pan cortadas para que se empapen de leche y cuando estén bien mojadas se rebozan en el huevo. Entonces es el momento de freírlas en aceite. Una vez escurrido el aceite, se echa azúcar y la canela en polvo en un plato y se van rebozando.