El COVID-19 y sus consecuencias han monopolizado prácticamente al completo la información a nivel mundial. Sin embargo, y lejos de revertirse debido a los confinamientos, hay otros asuntos de vital importancia que han incrementado su problemática, entre otros factores, por la desatención de políticos, medios de comunicación e instituciones. Uno de ellos es la siniestralidad vial, que no ha descendido en la misma medida que el tráfico, y ha arrojado en verano unos números muy preocupantes.
TEXTO: JAVIER VARELA
La vuelta del verano ha traído consigo nuevos momentos de incertidumbre, pero también un incremento, de momento contenido, de los niveles de tráfico, aunque siguen lejos de los niveles que había antes de la aparición de la covid-19 en nuestras vidas. El momento atípico y la gran crisis en todos los ámbitos derivada del coronavirus se ha visto reflejado en los desplazamientos por carretera de este pasado verano, en el que se redujo el número de desplazamientos un -9,18% frente a los de 2019 hasta quedar en 82,8 millones. A pesar de este descenso, durante los meses de julio y agosto han fallecido 202 personas en los 185 accidentes de tráfico ocurridos en las carreteras. Es vedad que supone un descenso de 13 personas respecto a los mismos meses del año anterior, un -6%, un porcentaje muy inferior al de la reducción del tráfico. ¿Por qué ha ocurrido esto?.
Desde la Dirección General de Tráfico se reconoce que las cifras «no son buenas», pero aseguran que «teníamos una cierta preocupación porque la pandemia, el estado de alarma y el confinamiento tuvieran un reflejo en una conducción impulsiva y por consiguiente un aumento de la accidentalidad, pero los datos de este verano parecen indicar que la conducción se ha normalizado, aunque no podamos bajar la guardia». Además de las 202 personas que han pedido la vida en la carretera este verano, otras 821 tuvieron que ser hospitalizadas al resultar heridas, lo que representa el verano con menor mortalidad en las carreras españolas en la serie histórica de la DGT (904 personas fallecieron en accidentes durante el verano de 2000).
Estos datos de siniestralidad han creado una falsa sensación de mejora en la seguridad vial en nuestras carreteras. Por eso, desde el Real Automóvil Club de España – RACE se hace un llamamiento a todos los actores clave relacionados con la seguridad vial para devolver el foco a una problemática que, lejos de revertirse, ha agravado su situación en 2020. Y es que, a pesar del menor número de viajes y desplazamientos, el número de accidentes y de fallecidos no ha disminuido de la misma manera, ya que incluso ha aumentado entre algunos colectivos. Mientras que los desplazamientos se han reducido casi en un 10% este verano, el número de fallecidos apenas se ha contenido un 6% respecto a 2019, y el número de accidentes sólo en un 4%. Desde el 1 de enero acumulamos 543 fallecidos, sólo un 23% menos que en 2019, a pesar de los tres de diferentes fases de confinamiento en los que el tráfico se redujo hasta su mínima expresión.
La seguridad vial, en el ostracismo político
La presencia de la COVID-19 ha propiciado que se dejen de lado otras preocupaciones de los españoles que también se cobran centenares de vidas, y que cuestan millones de euros a la sociedad. Entre estas situaciones que ahora están relegadas al ostracismo político, social y de comunicación se encuentran la seguridad vial y la siniestralidad en las carreteras y ciudades españolas.
El titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, en una rueda de prensa donde las preguntas sobre la seguridad vial fueron poco más que testimoniales, destacó como causas de los siniestros los «despistes» unidos a los excesos de velocidad, el uso del teléfono, el consumo de alcohol y la ingesta de drogas. También subrayó que 28 de los fallecidos en turismos y furgonetas no hacía uso del cinturón de seguridad; dos ciclistas no llevaban el casco; ni tampoco lo utilizaban el conductor de un ciclomotor ni el de una motocicleta. Unos datos que demuestran la importancia de la seguridad vial y de su presencia en el centro del debate político y social.
Sobre el balance de la siniestralidad en un «año extraño con el estado de alarma y el confinamiento», Grande-Marlaska destacó a 31 de agosto que 543 personas habían fallecido a consecuencia de la «violencia vial» en vías interurbanas, un 23% menos que en la misma fecha de 2019. Sin embargo, detalló que durante el estado de alarma (del 15 de marzo al 21 de junio) los fallecidos por accidente de tráfico se redujeron en un 59% respecto al año anterior con 170 fallecidos menos, pero que desde el levantamiento del estado de alarma el 22 de junio -hasta el 31 de agosto- las víctimas mortales por accidente de tráfico sólo disminuyeron un 4%, lo que deja clara la necesidad de que se mantenga un debate político sobre las medidas que se deben tomar para poner freno a esta lacra de la siniestralidad en carreteras.
Por ello, desde el RACE se insiste en hacer un llamamiento a los principales actores para pedir un debate sobre la seguridad vial y que no se olvide. “El balance nos deja la principal conclusión del riesgo permanente en las carreteras, por lo que hay que seguir trabajando en seguridad vial y concienciando a los conductores, y mantener esta necesidad como una prioridad en todos los niveles, tanto para los políticos como para la agenda social», señala Antonio Lucas, director de Seguridad Vial del RACE.
Para el RACE, la preocupación a todos los niveles que supone el coronavirus en España y en el resto del mundo, “no debe distraer de cuestiones como la necesidad de renovación del parque automovilístico y la inversión en infraestructuras”, ambas prioritarias para reducir el número de accidentes y su gravedad.
Stop distracciones
Pero la responsabilidad en la mejora de la seguridad vial no sólo es de las instituciones y de los políticos, ya que el conductor juega un papel fundamental. Durante el verano, los propios conductores han entonado su particular ‘mea culpa’ respecto a la situación, declarando de forma mayoritaria que, durante los meses de confinamiento y en la posterior vuelta a la normalidad han modificado algunas conductas al volante antes y después de emprender la marcha. Por ello, desde el RACE siempre se pide que se lleve a cabo un buen mantenimiento, un mejor cuidado sobre el vehículo, evitar las distracciones al volante, los viajes de muchos kilómetros y hacer las paradas necesarias (mínimo cada dos horas o 200 kilómetros). Estas situaciones habituales son los peores compañeros de viaje y a pesar del esfuerzo en diferentes campañas siguen siendo algunos de los problemas que siguen presentes en las carreteras.
Las distracciones al volante son la principal causa de accidentes de tráfico, como demuestra el Barómetro de las distracciones en la conducción realizado por el RACE y las empresas BP y Castrol. Por ello, desde el RACE se hace un llamamiento a los propios conductores y sus acompañantes, para que adquieran un compromiso por el cumplimiento de las normas de circulación, así como una responsabilidad personal y social para llevar el vehículo en perfecto estado de mantenimiento. Además, el RACE ha lanzado este verano la Campaña «Da la cara por la Seguridad Vial», una iniciativa que trabajará durante los próximos meses en la concienciación y formación de los conductores sobre los riesgos viales, con el objetivo de reducir la cifra de accidentes en las carreteras españolas. Con esta campaña de concienciación de estaciones de servicio BP, a través de 18 emojis, y sus 18 mensajes, los usuarios podrá compartir mensajes de Seguridad Vial desde su teléfono móvil. Además, se impartirán 12.000 cursos online obtenibles en las estaciones de servicio bp para formar a los conductores sobre determinados aspectos de la Seguridad Vial, como las distracciones, el mantenimiento, alcohol y conducción, primeros auxilios, conducción invernal o motocicletas.