La Llar de Beniardá es una casa pequeña e íntima, un hogar que acoge y relaja y que el huésped puede alquilar por habitaciones o completa.
TEXTO: JAVIER VARELA
Alicante es mucho más que playa. Queda claro cuando uno llega al hotel rural Llar de Beniardá, una antigua casona rehabilitada con mucho cariño, que conserva ese sabor de las casas de antaño, pero añadiendo las comodidades de hoy. «La rehabilitación de la casa les llevó dos años y la mayoría del trabajo lo hicimos nosotros mismos con mucho esfuerzo y cariño», reconocen Paco y Mar, propietarios de la casa. La pareja compró una antigua casona de pueblo en Beniardà, un pequeño municipio de Alicante circundado por la Sierra de Aitana, la Serrella y la Sierra de la Xortà y con el precioso Embalse de Guadalest a sus pies, y la convirtió en un hogar.
Así quisieron dejarlo claro con el nombre. Llar significa hogar en valenciano en el sentido de hogar familiar y también de hogar de leña, «por eso decidimos ponerle este nombre, Llar de Beniardà, el hogar de Beniardà», confiesan. Para ello llevaron a cabo una rehabilitación asesorados por Arianna, «una buena amiga interiorista especializada en Feng Shui, que ha conseguido darle ese aire de paz y buena energía» a la casa. «Es una casa con detalles cuidados, una decoración singular y única que combina estilos diversos», confiesa Arianna.
La casa cuenta con cuatro habitaciones que reciben el nombre de fuentes, como homenaje a Beniardà en la que las fuentes son protagonistas. La más grande es la Font Vella, una gran habitación abuhardillada con posibilidad de albergar hasta cinco personas. Es la habitación estrella de la casa y podría ser considerada una suite, con ventanas a la calle Sant Francesc y una amplia terraza que da al patio e impresionantes vistas de las montañas. La siguiente en tamaño es la Font D’Os, una amplia habitación que puede albergar hasta 4 personas, con techo en dos alturas y suelo de tarima de madera maciza, de aire nórdico-rústico, que se completa con las preciosas vistas al patio interior y a las montañas. Completan la casa la Fonteta De La Marjal y la Fonteta Beltrà, dos habitaciones dobles en las que está cuidado hasta el más mínimo detalle.
Pero la casa es mucho más que sus habitaciones. Las zonas comunes cuentan con una pequeña biblioteca, una bodega donde se ha conservado el antiguo suelo de matacán (adoquines de terracota muy antiguos hechos a mano con un dibujo de ondas para que no resbalaran), la cocina rústica de obra, el comedor con estufa, la zona de desayunos con su rinconcito del amor, y el patio «secret garden».
Además, la casa ofrece un espectáculo para los amantes de la naturaleza gracias al valle de Guadalest, una zona muy montañosa, con agrestes paisajes y mucha agua. El otoño y el invierno son épocas ideales para decidirse a andar por la zona, gracias a su clima tan benigno.Desde Beniardà y desde los pueblos del valle de Guadalest, parten infinidad de rutas para los amantes del senderismo en toda la comarca de la Marina Baixa, en las sierras de Aitana, Bernia, Xortá, Serrella o Serra Gelada. Hay una inmensa variedad, desde la ascensión al Puig Campana o al Pico Aitana, hasta rutas de pueblo a pueblo, el Forat de Bernia, al Castell de Confrides. Y si quieres playa, en 25 minutos podrás darte un baño en cualquier playa de Benidorm, visitar Altea y disfrutar de las playas y calas de El Albir, donde se pueden practicar deportes marítimos.