Guerras, invasiones o ataques terroristas ya pusieron en jaque su celebración. La covid-19 ha sido el último de los obstáculos que han tenido que superar, no sin importantes restricciones como la ausencia de público.
TEXTO: IBAN GARBAYO
Toda una vida preparándose para una carrera de diez segundos. Horas y horas de entrenamiento con el único sueño de alzarse con la medalla de oro. Los Juegos Olímpicos son algo especial. El lugar donde los sueños de miles de atletas buscan hacerse realidad. El mayor evento deportivo internacional del mundo, en el que compiten atletas representantes de prácticamente todos los países existentes del mundo (alrededor de unos 200 en total), a lo largo de varios días en un evento multidisciplinario organizado cada cuatro años.
Tokio será el lugar donde los anhelos de muchos de estos atletas se hagan realidad. Sin embargo, el camino para llegar hasta aquí no ha sido fácil. La pandemia de la covid-19 obligó a retrasar un año las Olimpiadas. Incluso muchos temieron que ni si quiera llegaran a celebrarse. Finalmente, el próximo viernes 23 de julio arderá la llama olímpica y echarán a andar los juegos más ‘largos’ de la historia. Eso sí, no sin polémica.
En los últimos meses, una parte de la población nipona ha pedido su cancelación por miedo a nuevos brotes. A pesar de ello, las autoridades del país, entre ellas locales, y los integrantes del comité organizador se mantienen en que las competiciones serán seguras al cien por cien. Las restricciones serán contundentes y no habrá público. Además, se medirá la temperatura a la entrada a los recintos.
Poniendo en contexto los Juegos, hay que explicar que se realizan en dos modalidades diversas, entre las cuales transcurren dos años de distancia: los Juegos Olímpicos de Invierno y los Juegos Olímpicos de Verano. Los dos eventos son coordinados por el Comité Olímpico Internacional (COI), institución en funcionamiento desde el año 1894. Echando la vista hacia atrás, la celebración de las Olimpíadas data de la antigüedad griega -alrededor del siglo VIII a. C.-, cuando se crearon con el objetivo de homenajear a los Dioses del Panteón Olímpico al que los griegos antiguos rendían culto. Precisamente de aquí surgiría el término ‘olimpiadas’.
Aunque los Juegos se han visto afectados por diferentes problemas desde la primera edición de la era moderna (Atenas, 1896), la cita tan solo se había suspendió en tres ocasiones: en 1916, 1940 y 1944, debido al estallido de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Precisamente, desde aquel remoto 6 de abril de 1896 en la capital griega, los Juegos Olímpicos de Verano se han disputado cada cuatro años, excepto los de Berlín en 1916, Helsinki en 1940 y Londres 1944 por estos conflictos bélicos. No obstante, las capitales alemana, finlandesa y del Reino Unido los albergarían más tarde en 1936, 1952 y 1948, respectivamente.
Homenaje a algunos de los supervivientes del ataque terrorista de los Juegos de Múnich.
Ataque terrorista
El día más negro de la historia de los JJ. OO. se produjo el 5 de septiembre de 1972. El ataque terrorista en la Villa Olímpica provocó la suspensión durante 36 horas de los Juegos de Múnich. Once miembros del combinado israelí fueron secuestrados por el comando terrorista palestino ‘Septiembre Negro’. Los terroristas asesinaron a dos atletas y después al resto tras un intento fallido de liberación. En total, murieron once israelíes, cinco terroristas árabes y un agente alemán. En Atlanta 1996 también se produjo otro atentado en el Parque Olímpico que se saldó con dos muertos y 111 heridos. Juan Antonio Samaranch era por entonces máximo mandatario del COI.
Al margen de los ataques terroristas, en los años de la Guerra Fría durante el último cuarto del siglo pasado los boicot fueron una constante. En 1976, algunos países africanos no participaron en los Juegos de Montreal en respuesta a la actuación de Nueva Zelanda, que había violado el boicot internacional a Sudáfrica, entonces aún bajo el apartheid.
Otro de los momentos de gran tensión se produjo tras la invasión soviética de Afganistán. Estados Unidos y otros 64 países aliados decidieron no viajar a los Juegos de Moscú en 1980, lo que redujo el número de participantes a 81, la cifra más baja desde Melbourne en 1956. Cuatro años más tarde, los soviéticos responderían con la misma moneda declinando su invitación a participar en Los Ángeles 84.
Es curioso que la última gran crisis olímpica se produjese también por otra enfermedad. El virus Zika puso en jaque a las autoridades organizadoras de los Juegos de Río, una enfermedad que se transmitía por la picadura de un mosquito y que podía traer complicaciones especialmente a las mujeres embarazadas. Finalmente, las olimpiadas se celebraron sin mayor problema.
314 olímpicos buscarán cumplir su sueño
El combinado nacional acudirá a la cita de Tokio con 314 deportistas (183 hombres y 131 mujeres) que representarán a España en las distintas modalidades. Una tabla que presenta más paridad que en pasadas ediciones, cumpliendo con el objetivo que se ha puesto el Comité Olímpico Internacional del 50-50 en todas las competencias y países entre representantes de ambos sexos. Una cita en la que el piragüista Saúl Craviotto y la nadadora Mireia Belmonte se convertirán en la primera pareja que oficie como abanderada en la ceremonia de inauguración.
Entre los componentes de la expedición, ocho más que en los pasados Juegos de Río 2016, donde se consiguieron 17 preseas, aparecen sólidas opciones a medalla como los karatecas Sandra Sánchez y Damián Quintero, el judoca Niko Sherazadishvili, el piragüista Saul Craviotto, la nadadora Mireia Belmonte, los triatletas Mario Mola y Javier Gómez Noya, el vallista Orlando Ortega o la halterófila Lydia Valentín.
A su vez, entre los equipos colectivos que también tienen grandes aspiraciones a medalla se encuentran el baloncesto masculino -con la presumible despedida de Pau Gasol- y femenino, el balonmano masculino, que viene de cosechar un bronce en el Mundial de este año, o los combinados de waterpolo masculino y femenino, con la selección campeona de Europa en 2020.
Sin duda, entre las bajas más notables se encontrarán la de la jugadora de bádminton Carolina Marín, oro en Río 2016 que se perderá la cita por una lesión de rodilla, y la del tenista Rafa Nadal, oro en Río en dobles y campeón en Pekín 2008 en individuales, que optó por renunciar a los Juegos para recuperarse de los esfuerzos realizados en lo que va de temporada. ¿Quién será la sorpresa?