Con el 125 S Enzo Ferrari cumplió su sueño de construir coches de carreras de 12 cilindros hace tres cuartos de siglo. El modelo que marcó un antes y un después.
TEXTO: JAVIER VARELA
Desde que en 1929 Enzo Ferrari fundara en Módena (Italia) la Scuderia Ferrari tenía un único objetivo: construir un coche de carreras. Pero la II Guerra Mundial pospuso su sueño hasta 1939. Entonces fundó Auto Avio Costruzioni en Módena, su primera fábrica, a la que no pudo dar su propio nombre por culpa de una cláusula del contrato con la marca del Biscione, que no expiró hasta 1944.
Cuando los fabricantes competían por construir enormes fábricas capaces de producir vehículos en serie, Enzo Ferrari decidió seguir una idea de crear y producir exclusivamente automóviles para carreras. De hecho, en su pequeña fábrica sólo se trabajaba con un coche en mente: el 125 S, un coche para ganar carreras. Este 2022 se cumplen exactamente 75 años desde que Enzo Ferrari creara el 125 S, un coche con un motor V12 debajo del capó y que se convirtió en un vehículo muy especial por muchas razones.
El 125 S, además de un coche de carreras, era una declaración de intenciones de lo que entendía Enzo Ferrari como coche de competición, sentando las bases de una larga historia de victorias dentro y fuera de la pista. Ferrari se ayudó de los mejores diseñadores de la época, como Gioachino Colombo y Giuseppe Busso, para dar vida a su sueño. El 125 S tenía un motor de 1,5 litros con 12 cilindros, con la arquitectura preferida de Ferrari, con un ángulo de 60°, 118 CV a 6.800 rpm, un árbol de levas en cabeza que controlaba dos válvulas por cilindro y tres carburadores Weber 30DCF para conseguir una potencia cercana a los 120 CV. Además, la caja de cambios era de cinco velocidades.
Si bajo la carrocería el coche era una maravilla, la estructura no se quedaba atrás gracias a un chasis de tubos de acero y una suspensión de doble horquilla con ballestas transversales en la parte delantera y longitudinales en la trasera, donde había un eje rígido. Los frenos eran de tambor hidráulico en las cuatro ruedas. La estampa exterior del vehículo cautivaba por sus bellas formas redondeadas, el mismo color rojo fuego de la Scuderia y las increíbles llantas de radios con las que se aligeraba peso al vehículo y se ventilaban los tambores de frenos. Con ese espectacular motor y un diseño muy atractivo, la leyenda del 125 S aumentó gracias a los éxitos conseguidos en las 24 Horas de Le Mans en 1949, el Gran Premio de F1 en 1951 y el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 en 1952.
Pocos años de vida pero plagados de éxitos
Sólo dos semanas después, el 25 de mayo, logró su primera victoria en el GP de Roma, y ya el 13 de julio, con Tazio Nuvolari al volante de la versión Competizione, ganó ‘su’ primera carrera en un Ferrari, superando por poco al 125 S de Cortese. Los dos exitosos coches fueron desmontados para fabricar los posteriores 125 F1 y 159.
Enzo Ferrari quiso recuperar el modelo original y a finales de los años 80 realizó réplicas de los dos coches para celebrar el 40º aniversario de la fundación de la empresa, a partir de dibujos e imágenes originales. Dos modelos que se pueden admirar en la exposición ‘Ferrari Forever’, organizada en el Museo Enzo Ferrari de Módena.