La conmemoración de la muerte del patrón de Irlanda ha traspasado fronteras y se ha convertido en una tradición en la que el mundo se tiñe de verde.
TEXTO: JAVIER VAGON
Cada 17 de marzo San Patricio invita a salir a la calle a millones de personas. Este misionero cristiano ‘hace’ que medio mundo se vista de verde con el símbolo del trébol, se disfracen de duendes, lleven a cabo multitudinarios desfiles y consuman cerveza, mucha cerveza. El Saint Patrick’s Day es una de esas fiestas que poco se sabía fuera de Irlanda, pero con el paso de los años se ha convertido en una cita casi obligada para muchos y que sitúa en el mapa a un pequeño país con raíces y descendientes repartidos por los cinco continentes.
La conmemoración de la muerte del patrón de Irlanda es un día especial para los ciudadanos de aquel país porque se trata del día de la patria, de la unidad y del orgullo nacional con un marcado sentido religioso. Sin embargo, lejos de sus fronteras, se trata de una celebración que poco tiene que ver con lo religioso y que se ha convertido en una tradición festiva.
¿Quién era San Patricio?
Su nombre real fue Maewyn Succat y tampoco fue irlandés, ya que nació en el año 387 en Beenhaven Taberniae, provincia romana de Britania y actual Escocia. Fue hijo de Calpurnius, un diácono cristiano que además tenía un importante cargo civil, y no llegó a Irlanda hasta que fue secuestrado siendo adolescente por unos piratas, que le obligaron a trabajar como esclavo en el pastoreo de animales durante seis años. Tras conseguir escapar de sus captores, se marchó a Francia donde sintió una llamada divina y centró su vida en hacerse sacerdote y convertirse en misionero cristiano para llevar su fe a otros lugares.
Así fue como regresó a Irlanda con su familia con el objetivo de convertir a los que le habían secuestrado. Además, logró expandir el cristianismo muy rápido y formó un clero local, varias comunidades cristianas, predicó la religión católica y construyó iglesias. De hecho, su fama se extendió rápidamente entre los irlandeses y la leyenda cuenta que la catedral de Dublín se levanta sobre el lugar en que había un pozo que el santo utilizaba para bautizar a quienes se convertían al catolicismo.
La tradición dice también que se valía de un trébol para explicar qué es la Santísima Trinidad y se le atribuye el milagro de ahuyentar a las serpientes de Irlanda, de ahí salen los símbolos más populares de esta festividad sean el trébol y las serpientes. Patricio murió en el año 461 y fue enterrado en Saúl (Stragford Lough), el lugar en el que se cree que había construido su primera iglesia y desde su fallecimiento se le conoce como el apóstol de Irlanda.
Del azul al verde
En Irlanda, conocido también como ‘el país esmeralda’, las celebraciones se tiñen de verde, aunque el color original con el que se identificaba la orden de San Patricio era el azul claro. El uso del verde se comenzó a extender por el color de los tréboles del movimiento independentista irlandés a finales del siglo XVIII. Además, es tradición dar un pellizco al que no lleve algo ver el 17 de marzo. Las celebraciones duran cuatro días en Irlanda y su capital Dublín es el centro de las festividades aunque no es la única. Sus calles se visten de verde, se inunda de música y bailes y se lleva a cabo un desfile de tres kilómetros lleno de disfraces de duende -como símbolo de suerte y abundancia- y de tréboles que se ha convertido en un reclamo turístico al que acuden más de 120.000 visitantes. Pero hay otros desfiles en Irlanda que merecen la pena disfrutar como el de Wexford, que comenzó en 1917 y solo se interrumpió durante la Segunda Guerra Mundial, el de Dunmanway y el de Galway.
Pero hay más símbolos imprescindibles para celebrar San Patricio. Uno de ellos es el ‘céilidh’, una danza tradicional irlandesa al ritmo de las gaitas y los sonidos celtas, en la que pueden participar hasta 16 personas. El otro componente es la gastronomía: la cerveza y la comida. Su utilización viene por la excepción que la Iglesia católica hizo con los niños para que pudieran tomar dulces este día a pesar de estar en Cuaresma y los adultos utilizaron la cerveza como su dulce para ese día. Y en cuanto a la comida, el cordero, el pan de patata y col son fijos en cualquier celebración que se precie.
Boston y Nueva York
Aunque pueda sorprender, los primeros desfiles para celebrar el día de San Patricio no se llevaron a cabo en Irlanda, sino en Estados Unidos, país en el que hay una gran comunidad irlandesa. En Boston, los irlandeses inmigrantes comenzaron a celebrarlo en 1737, mucho antes que el primer desfile en Irlanda, en 1931. En 1962 Nueva York, la otra ciudad con una comunidad irlandesa grande estadounidense, un grupo de soldados irlandeses alistados en el Ejército británico comenzaron a desfilar por las calles e instauraron una tradición que aún pervive y que se ha convertido en el principal desfile del 17 de marzo. En otras ciudades como Chicago, se celebra de una forma curiosa, que no es otra que ‘pintando’ su río de color verde con pintura ecológica.
San Patricio también es celebrado en España, Argentina, Australia, Suiza o Japón y muchos de los monumentos de estos países se tienen de verde ese día para honrar al santo irlandés. Así, es habitual ver como el Coliseo de Roma, la Cibeles de Madrid, la Gran Muralla china, la Torre de Pisa o la estatua del Cristo redentor de Río de Janeiro, se iluminan ese día con el color de Irlanda.