Ha ganado cinco Mundiales, tres en MotoGP, lleva desde los 15 años en el Mundial y esta temporada le ha tocado sufrir en Ducati, pero no pierde la sonrisa: «la pasión por correr en moto, la competitividad y el carácter siguen intactos».
Texto: JAVIER VARELA
Fotos: DUCATI Y AGENCIAS
Jorge Lorenzo no deja indiferente a nadie cuando va sobre su Ducati. Cuando se baja de ella tampoco como demuestra en un cara a cara en el que habla de sus aficiones, de su autoexigencia, de su primer año en Ducati y de su condición de ‘ferrarista’. Nunca se sube a la moto «sin el casco» y siempre recuerda una frase que le decía su madre en sus primeros años: «Hijo, vete lento y con cuidado, pero gana». Así lleva 17 años en el Mundial y ha conquistado cinco títulos, tres de ellos en MotoGP, aunque esta temporada haya vivido uno de sus años más complicados fruto del cambio de equipo y moto: de una Yamaha competitiva con la que ganó tres títulos de MotoGP pasó a una Ducati indomable con la que está reaprendiendo a pilotar. «He aprendido a tener un poco más de paciencia y a trabajar con serenidad. Mi sueño es conseguir hacer la mejor moto de la parrilla. No sólo una moto que me haga ganar a mí, sino a todos los pilotos de Ducati», desvela.
Un año complicado no le quita «la pasión por correr en moto, la competitividad y el carácter ganador». «Ya de pequeño tenía un carácter fuerte, no me gustaba perder y eso sigue intacto», avisa. Quizá por eso haya tenido que aprender mucho en esta temporada en la que no ha podido subirse a lo más alto del podio. «A veces hay que tomarse las cosas con filosofía porque desde la serenidad se trabaja mucho mejor y uno es más capaz de mejorar si está calmado», advierte con la tranquilidad del que sabe que el triunfo volverá a estar al final del trabajo y el esfuerzo.
La vida de los pilotos cada vez más rápida y la gestión de ese vértigo y de la presión les hace ser de otra pasta. «La presión de verdad la sientes cuando realmente eres un crío y tienes que conseguir resultados, demostrar lo que vales para poder dedicarte a esto. Cuando no has logrado nada es cuando más presión sientes», sentencia un Jorge Lorenzo que, eso sí, lanza un aviso a navegantes: «Lo que quiero pelear es por conseguir el Mundial con otra moto diferente. Ese fue uno de los motivos por los que decidí cambiar Yamaha por Ducati». Una frase que suena a advertencia para 2018.
La pasión por las motos le viene desde muy pequeño. Empezó como un juego y acabó siendo tu profesión.
Todo empezó con mi padre, que me construyó una moto con diferentes piezas con sus propias manos cuando yo solo tenía tres años. Desde el principio se me dio muy bien y poco a poco participé en algunas carreras de Mallorca, al principio contra niños mucho más mayores. Entrenábamos con mi padre todo tipo de disciplinas: dirt-track, trial, motocross, minimotos… Yo me lo pasaba muy bien y recuerdo que a veces hasta venía gente a verme en el parking del Aquacity de Mallorca mientras entrenaba. Después pude participar en algunas copas de promoción y con 15 años debuté en el Mundial. Era un niño todavía.
¿Qué sigue habiendo de aquel niño en el piloto que vemos en el Mundial de MotoGP?
La pasión por correr en moto y la competitividad, el carácter ganador. Ya de pequeño tenía un carácter fuerte, no me gustaba perder. Eso sigue intacto. Pero con el paso de los años ganas experiencia y entiendes que no siempre puedes ganar. Y aprendes a gestionar la presión y todo tipo de momentos.
¿Qué consejo le dieron de pequeño que siempre recuerda?
Ahora no me viene un consejo en concreto pero si que recuerdo una frase que siempre me decía mi madre antes de las carreras: «hijo, ve lento y con cuidado, pero gana».
La vida de los pilotos va cada vez más rápido. ¿Cómo se gestiona esa sensación de vértigo?
Llevo desde los 15 años en el Mundial, he ganado 5 títulos y todo lo vas aprendiendo poco a poco, pero todos los pilotos desde muy pequeños están acostumbrados a tener presión. La presión de verdad la sientes cuando realmente eres un crío y tienes que conseguir resultados, demostrar lo que vales para poder dedicarte a esto. Cuando no has logrado nada es cuando más presión sientes.
¿Y en una recta a más de 200 km/h da tiempo a pensar en algo?
Si, básicamente en la siguiente curva. Hay algunas rectas del Mundial que superamos los 300 k/h así que estamos más o menos acostumbrados. Cuando lo ves desde fuera, desde cerca, me impresiona más que cuando lo vivo encima de la moto.
Es pentacampeón del mundo y le hemos oído muchas veces que está muy contento en Ducati. ¿Se puede ser feliz sin ganar?
Si, por supuesto. Cuando haces lo que amas se puede ser feliz. Es verdad que los resultados no son los que esperábamos, pero hay que hacer un balance más profundo. Hemos tenido una progresión importante durante toda la temporada y sabíamos que sería muy difícil conseguir grandes resultados desde el primer día. Hay un proceso de adaptación en todos los sentidos, con la moto, con el equipo…
“Ningún campeón, si no se siente con todas las piezas del puzle bien colocadas, puede luchar con monstruos como Márquez, Pedrosa o Rossi que llevan muchos años con la misma moto y la conocen a la perfección”
Pero en el deporte, sólo vale ganar. Del segundo no se acuerda nadie. ¿Es así?
Creo que las expectativas eran muy altas. Llegaba un cinco veces campeón del mundo, con una moto que había ganado dos carreras en 2016, y la teoría decía que debería luchar por ganar desde el principio. Pero ningún campeón, si no se siente con todas las piezas del puzle bien colocadas, puede luchar con monstruos como Márquez, Pedrosa o Rossi que llevan muchos años con la misma moto y la conocen a la perfección.
¿Es fácil hacer amigos en la parrilla? Todos quieren ser campeones y sólo uno puede conseguirlo…
Sí, todos queremos la misma parte del pastel y por lo tanto la competencia es muy dura. Por eso siempre digo que nos respetamos mucho, pero cuesta hacer amigos de verdad dentro del paddock entre los pilotos. Con unos te llevas mejor que con otros, pero los amigos son otra cosa.
¿Qué ha aprendido de este tiempo en Ducati?
A tener un poco más de paciencia y a trabajar con serenidad. Creo que cuando trabajas duro, tarde o temprano recoges los frutos. La clave es trabajar en la dirección correcta. Hay que ser positivo. En un deporte como el nuestro, si no tienes todas las piezas del puzle bien colocas es difícil marcar la diferencia. Cuando tengamos todos los aspectos de la moto y del pilotaje donde queremos, llegarán los resultados.
¿Es posible que un piloto cambie su estilo de pilotaje para adaptarse a una moto?
Si, es lo que me ha tocado hacer un poco este año. Hasta que no mejoremos los puntos débiles y se convierta en una moto más dócil de motor, que merezca la pena sacrificar un poco la entrada para dar gas antes, tendré que adaptarme yo a ella. Esperar a que la moto vaya como a mí me gusta, sería poco profesional. Pero poco a poco la vamos puliendo y los puntos débiles son ahora menos débiles. Con mis indicaciones la moto ya ha cambiado en algunos aspectos que ayudan a todos los pilotos de Ducati. Y lo hará mucho más en el futuro. Mi sueño es conseguir hacer la mejor moto de la parrilla. No sólo una moto que me haga ganar a mí, sino a todos los pilotos de Ducati.
Lo que no cambia es que siempre va con el 99 en su carenado y el logotipo de espartano en su casco. ¿De qué tiene más de ángel, de diablo o de espartano?
Un poco de todo. Lo del espartano ya no lo usamos demasiado pero es verdad que todos mis fans se identifican con él. A veces me definen con mi segundo apellido, Guerrero. Y lo del ‘Ángel y Demonio’ fue una cosa para definir un poco el carácter que muchos tenemos… Ni todos somos 100% ángeles en nuestro comportamiento, ni todos somos 100% demonios.
Está acostumbrado a luchar por ganar carreras y no siempre se puede. ¿Uno se prepara para tener paciencia y asumir que no se puede estar arriba?
Más que prepararse lo vas aprendiendo y gestionando. A veces hay que tomarse las cosas con filosofía porque desde la serenidad se trabaja mucho mejor y uno es más capaz de mejorar si está calmado.
En 2018 cumplirá 16 años de su debut, media vida en el Mundial. ¿El mejor recuerdo?
Muy complicado quedarse solo con uno, pero te puedo decir que las primeras veces en la vida siempre son especiales. El primer Mundial de MotoGP que gané en 2010 o la primera victoria en 2003 en Rio de Janeiro… pero ya te digo, es imposible quedarse con un día. El Mundial de 2015 también fue muy emocionante.
¿El peor día?
Alguno en el que haya sufrido un accidente muy grave, como en China 2008 o en Australia 2011… pero también hemos vivido otros momentos durísimos como las muertes de Simoncelli o Salom.
¿Se ve con 38 años como Valentino Rossi luchando por el Mundial?
No lo creo, pero nunca se puede decir nunca jamás. De momento voy casi año a año y es verdad que ahora estoy en un momento en el que la ilusión y la motivación están cargadas al máximo. Tengo ese fuego interior que hace que uno lo de todo. Me gustaría seguir unos cuantos años más pero no tengo una fecha marcada. Lo importante es que las lesiones te respeten también.
“Hemos hemos vivido otros momentos durísimos como las muertes de Simoncelli o Salom”
Jorge Lorenzo no se sube a la moto sin…
Sin el casco, por ejemplo.
¿Qué le queda por conseguir en las motos?
Pues este año intentaré conseguir alguna victoria con Ducati, pero por lo que quiero pelear es por conseguir el Mundial con otra moto diferente. Ese fue uno de los motivos por los que decidí cambiar Yamaha por Ducati.
Entre competiciones, concentraciones y eventos, ¿le quedan muchos días libres?
No demasiados. Me siento muy afortunado y doy gracias por tener el trabajo que tengo, por poder ser piloto de MotoGP y por todo lo que he conseguido. Pero por el camino sacrificas cosas y si quieres ser competitivo tienes que mantener una disciplina de entrenamientos, cumplir una dieta y viajar por todo el mundo, que es una suerte, pero también una inversión de tiempo importante. Últimamente, cuando viajo a un Gran Premio, intento siempre visitar antes alguna ciudad de ese país, que es algo que no había podido hacer casi nunca.
Y en qué invierte ese tiempo de ocio. ¿Cuáles son sus aficiones?
Cosas muy normales, me gusta mucho ir al cine, jugar a la PlayStation, leer… y también he creado una marca de gafas de sol que se llama Skull Rider.
¿Le gustan los coches? ¿Cuál es su favorito?
Sí, me gustan mucho. Difícil quedarse con uno, pero como ‘ferrarista’ te diré LaFerrari.
¿Se sacó el carnet a la primera?
Sí, pero tardé un poco en apuntarme. Lo curioso es que el carnet de moto no me lo saqué hasta que tenía 25 años y ya era Campeón del Mundo de MotoGP.
Con tantos viajes podrá decirme en qué país se conduce peor…
En las grandes ciudades asiáticas hay un caos importante. Quizás Nueva Delhi o Yakarta son dos de las ciudades donde más he alucinado.
En la moto sabemos cómo se comporta, pero ¿cómo se califica como conductor?
Sinceramente, conduzco poco, pero cuando lo hago voy muy calmado. Al volante soy muy prudente y no me gusta correr demasiado. Ni por la autopista ni por las ciudades. Los circuitos son más seguros.