Presente y futuro del tenis español, el murciano es mirado con lupa pese a sus 19 años recién cumplidos. ¿Es necesario compararlos? Disfrutemos del momento
TEXTO: IBAN GARBAYO
Las comparaciones son odiosas. Y en este caso no podía ser menos. España cuenta con una nueva promesa del tenis: Carlos Alcaraz. En el momento en que Rafa Nadal parece acercarse al final de su carrera -sus problemas físicos no le están ayudando mucho- un chico de 19 años recién cumplidos ha aparecido con fuerza dispuesto a derribar todas las puertas del tenis mundial. Por no decir que ya lo está logrando. La reciente victoria del joven de El Palmar (Murcia) en el Mutua Madrid Open le ha consagrado como uno de los mejores del mundo.
Rafa Nadal siempre se ha referido a Alcaraz como alguien que le recuerda mucho a él cuando tenía 18 años. Ambos miden lo mismo y atesoran muchas similitudes, pero ¿cuáles son sus principales semejanzas y diferencias?
Aquí la respuesta es muy clara: la precocidad. El de Manacor ganó su primer Grand Slam cuando tenía 18 años y Alcaraz, con esa misma edad, ya ha hecho cuartos en un Grand Slam como el del Open de los Estados Unidos. La nueva sensación del tenis ha logrado llegar al ‘top 10’ mundial con 18 años, 11 meses y 20 días, solo un mes más de los que tenía Nadal cuando lo logró. El murciano apenas gateaba cuando el balear asombraba a propios y extraños, melena al viento, camiseta sin mangas y puño en alto a los mejores del momento.
La precocidad del murciano, como la de Nadal en su momento, invitan al optimismo para quienes ven en él a un más que probable heredero. Sin embargo, hay que ser cautos. El balear es el primero que ha querido quitar presión al murciano. Es más, durante las últimas semanas ha mostrado su frustración por la constante insistencia de la prensa con las comparaciones entre ambos. Nadal -poco amigo a decir una palabra más alta que la otra- ha levantado la voz para pedir tranquilidad. «No puedo estar hablando todo el día de lo que puede ser o de lo que será. Dejemos que disfrute de su carrera. Yo disfruté de la mía y creo que estoy muy contento de cómo fue, ahora es su momento de hacer la suya», afirmó visiblemente cansado.
Ambos jugadores han tenido una evolución similar en torneos menores. Nadal se presentó en sociedad ganando a un mito como Agassi y Alcaraz pasó de ganar ‘Challengers’ a presentarse al mundo venciendo al griego Tsisipas en Nueva York tras remontar dos sets.
Sin duda, gran parte del éxito de Alcaraz se lo debe a su entrenador, Juan Carlos Ferrero, extenista número uno que dirige la Academia Equelite en Alicante a la que llegó el murciano con tan solo 15 años. Ferrero admira de su pupilo lo completo que es sobre la pista, con un abanico de golpeos solo a la altura de los más grandes, pero donde destaca más aún su madurez a pesar de su corta edad. La fuerza mental de Alcaraz recuerda mucho a la de Rafa. Si no que se lo digan al pobre Medvedev. El tenista ruso sufrió en sus propias carnes la fuerza mental del balear -que tantas veces se ha alabado- para ser capaz de remontar un partido que parecía imposible.
Es curioso que ambos jugadores poseen dos derechas de las mejores del circuito. Nadal posee una brillantísima derecha invertida y Alcaraz tiene una de las más poderosas. Precisamente, puede decirse que es muy similar a la de su entrenador Juan Carlos Ferrero, con la que llegó a ser número 1 del mundo allá por 2003.
Si nos centramos en las diferencias, claramente la principal ventaja del murciano sobre Nadal está en el saque. Alcaraz goza de un servicio mucho más potente que el de Rafa por entonces. Con el paso de los años, el balear fue mejorando notablemente sus prestaciones en este campo, sin embargo Alcaraz es muy superior al manacorí. Puede decirse también que el murciano es más pegador y atacante de lo que era Rafa por entonces, que guardaba más la ropa, era más defensivo y se aprovechaba mucho de su gran estado físico.
Nadal se aprovecha mucho de ese revés cortado para cambiar el ritmo del encuentro según le convenga, mientras que la promesa murciana es más agresiva desde el principio. Aquí quizás venga su principal punto débil, y es que a veces esa efusividad le lleva a cometer varios errores seguidos y tirar algún que otro set a la basura.
Lo que queda claro es que la edad es experiencia y la juventud son todo ganas y energía. El tiempo dirá, pero lo que nadie duda es que ha nacido una nueva estrella. Como diría Alcaraz, «las finales no se juegan, se ganan». Y no hay mejor espejo para mirarse que don Rafael Nadal Parera. ¿Por qué quedarse con uno por el precio de dos? Toca disfrutar de ambos.