El piloto de KTM habla de sus seis años en MotoGP, de sus sueños por cumplir, de su relación con el resto de pilotos, de sus aficiones. El Pol más personal.
TEXTO: JAVIER VARELA
Pol Espargaró afronta su sexto año en la categoría reina y el tercero con KTM. ‘Polyccio’, como es conocido por todo el mundo, presume de haber sido campeón del mundo de Moto2, de lograr quince victorias en el Mundial, cuarenta y cinco podios, diecisiete ‘poles’ y quince vueltas rápidas pero confiesa que le queda «mucho» por conseguir. Mucho. Por ejemplo, «ser campeón del mundo de MotoGP», dice sin pestañear.
Tras un 2018 en el que las lesiones apenas le han dejado estar a su nivel, afronta este 2019 «al 100%». «El año pasado sufrí muchísimo. Durante las lesiones, y mucho después», reconoce. «En el test de final de noviembre en Jerez salía a pista y empezaba a notar esa sensación de electricidad que me dejó la lesión cervical, en el pecho, en las manos. Era muy desagradable y costaba concentrarse», dice con el gesto torcido. Pero eso ya es pasado y ‘Polyccio’ quiere volver a ser el piloto veloz, centrado y constante que le llevó a la élite mundial.
Se pasa media vida a más de 200 kilómetros por hora –no sólo en los circuitos- y eso hace que «sea todo tan rápido que ni siquiera te da tiempo a pensar en cómo ha sido lo último que has hecho». «Supongo que llegará un momento en el que tendré que pararme a pensar, pero aún no ha llegado y sigo disfrutando del sueño», dice antes de pasar de puntillas por un tema tan escabroso como el peligro de su deporte. «No puedes pensar en eso», zanja. Más hablador se muestra cuando se le pregunta por lo que hace cuando tiene un rato libre: «Me encantan los deportes, esquiar, el skimo (esquí de montaña), montar en bici… Y luego cosas normales, como estar en casa, ir a pasear con mi mujer y con mi perrita Eina, ver series, tocar un poco el piano… Todo muy normal».
Y si de algo puede presumir Pol es de ser un piloto con personalidad y una simpatía que le hace ser el ‘rey’ del paddock, aunque no cree que «sea un sitio para ir haciendo amigos». ‘Polyccio’ se sincera en Autoclub RACE.
La pasión por las motos le viene desde muy pequeño. Empezó como un juego y acabó siendo su profesión.
En realidad empezó siendo como el juego de mi hermano y me apuntaron a mí a jugar, entre mi padre y él, aunque tampoco es que me apasionase. Era pequeño y me gustaban otras cosas. Pero poco a poco me fui enganchando.
¿Quién fue el que le metió el gusanillo por los motos y quién le enseñó a pilotar?
Suele ser siempre igual, vas con tu padre aficionado o motero, y te va enseñando. En este caso, como he dicho, primero empezó Aleix y yo fui heredando las motos. Empezamos en competiciones de tierra, de muy pequeños, y cuando ves que se te da bien quieres más. Dábamos tanto la lata con las motos que al final cada fin de semana lo empleábamos en eso, incluso en verano, porque mis padres sacrificaron las vacaciones para que pudiésemos seguir haciendo lo que nos gustaba. Igual mi hermana pequeña lo pagó un poco… (Risas)
Supongo que los piques con su hermano Aleix serían épicos. ¿Quién ganaba más?
Lo gracioso es que contra Aleix prácticamente sólo he competido en MotoGP. Él es dos años mayor y se nota, iba por delante, y yo entraba en una categoría cuando él ya pasaba a la otra. De hecho, debuté en 125 en el Mundial en 2006, en Montmeló, como piloto invitado, y ahí estaba mi hermano; cuando después me ficharon para las últimas carreras, él ya estaba en 250cc, porque se cambió a mitad de año. En el Mundial siempre lo tuve a mi lado ayudándome, y es algo que perdí cuando salté a MotoGP y nos tocó pelear al uno contra el otro.
«Es todo tan rápido que ni siquiera te da tiempo a pensar en cómo ha sido lo último que has hecho»
¿Qué sigue habiendo de aquel niño en el piloto que vemos en el Mundial de MotoGP?
Yo creo que todos mantenemos una parte de nuestro carácter. Es un poco lo que cuenta Márquez, eres fiel a ti mismo. Yo siempre he pilotado con un estilo, y eso, aunque haya tenido que pulirlo, adaptarlo, se mantiene.
– ¿Qué consejo le dieron de pequeño que siempre recuerda?
Mi padre, siempre que me subía a la moto, me decía lo mismo: que me divirtiera. Y eso intento hacer siempre que puedo.
La vida de los pilotos va cada vez más rápido. ¿Cómo se gestiona esa sensación de vértigo?
Es todo tan rápido que ni siquiera te da tiempo a pensar en cómo ha sido lo último que has hecho. Se podría decir que te dejas llevar, y que aprendes a base de experiencia. Yo entré con 15 años, empecé a viajar por el mundo solo, con mecánicos mayores que yo, y te vas haciendo a eso, y terminas entrando en una dinámica que te lleva. Supongo que llegará un momento en el que tendré que pararme a pensar, pero aún no ha llegado y sigo disfrutando del sueño.
¿Y en una recta a más de 200 km/h da tiempo a pensar en algo?
200, 300, 350… No piensas mucho, sólo te concentras en lo rápido que llega la curva, en dónde tienes que frenar. Sí que muchas veces, en entrenamientos sobre todo, tienes que ir pensando, en si haces algo diferente, pruebas alguna cosa, en cambiar a un mapa que vaya mejor o en probar lo que te piden desde el box. Que eso me está tocando mucho desde que estoy en KTM.
Y, perdone la pregunta, pero en un deporte como el suyo se piensa en que puede ocurrir lo peor. Otros pilotos se han quedado en las carreras…
No puedes pensar en eso. Sabemos que es un deporte con riesgos, y trabajamos mucho en minimizarlos, junto a Dorna, por ejemplo, mejorar circuitos, comportamientos en pista… Pero nunca piensas en esas cosas, sólo se te pasan por la cabeza cuando ocurre alguna desgracia, o como me pasó a mí el año pasado, cuando tienes alguna lesión grave.
El aspecto psicológico es importante en un piloto. ¿Cómo se consigue tener paciencia cuando las cosas no salen?
Ahí cada uno es un mundo. Se trabaja mucho fuera de la pista en esas cosas, específicamente o no. Buena parte de las cosas que hago con mi preparador físico aportan un lado de trabajo psicológico. Y también a más resistencia física tienes, más resistencia mental. Y luego está el carácter de cada uno. Yo he tenido que trabajar mucho eso, porque cuando algo me salía mal me enfadaba mucho y tendía a encerrarme en mí mismo. En estos años, sobre todo los últimos, he aprendido a enfriarme y a preguntarme qué va mal y qué se puede mejorar, y buscar la manera de trabajar en eso.
«Tenemos que esperar a ver cómo evoluciona el año, sobre todo cuando empecemos a competir en Europa, y ahí sabremos a qué podemos aspirar»
Es de los que echa la vista atrás y piensa que podría tener algún título más de no ser por la mala suerte…
No lo pienso, estoy contento con lo que he conseguido. Sé que mi carrera deportiva ha tenido momentos en que si las cosas hubiesen ido de otra manera todo podría haber sido diferente, pero igual no mejor, nunca sabes. Es mejor no mirar para atrás con esa filosofía de lamentarte.
¿Es fácil hacer amigos en el paddock? Todos quieren ser campeones y sólo uno puede conseguirlo…
Obviamente, mi mejor amigo es mi hermano, y luego me llevo bien con muchos pilotos. Pero no creo que sea un sitio para ir haciendo amigos.
2019 fue un año difícil por tantas lesiones. ¿Ya al 100%?
Tengo que decir que después de las primeras carreras del año he comprobado que por fin estoy al 100%. Y eso me hace sentirme muy bien, porque sufrí muchísimo. Durante las lesiones, y mucho después. Por ejemplo, recuerdo que en el test de final de noviembre en Jerez salía a pista y empezaba a notar esa sensación de electricidad que me dejó la lesión cervical, en el pecho, en las manos. Era muy desagradable y cuesta concentrarse. Pero las vacaciones de invierno me vinieron muy bien, y después el plan de trabajo con mi preparador, Marc Rovira. Cuando me subí otra vez a la moto en Sepang respiré aliviado porque había conseguido quitarme una preocupación de encima.
Con dos años ya de experiencia con KTM, ¿se ve ya capacitado para luchar por el podio, incluso para ganar alguna carrera?
Todavía no estamos en ese punto. Perdimos medio año pasado, entre mi lesión y la de Kallio, y con Smith sabiendo desde el principio que no seguía. Es como si llevásemos un año y medio o menos. Es increíble hasta dónde hemos llegado, pero los demás siguen mejorando. Tenemos que esperar a ver cómo evoluciona el año, sobre todo cuando empecemos a competir en Europa, y ahí sabremos a qué podemos aspirar.
¿Qué ha aprendido de este tiempo en KTM?
Eso de que en los malos momentos se aprende es verdad. He aprendido y aprendo muchísimo. Me he acostumbrado a salir a pista a probar cosas distintas cada dos o tres vueltas, a trabajar mucho más cerca con los ingenieros. Es como si estuviese haciendo un máster.
Llega Dani Pedrosa al equipo como probador. ¿Cuánto puede acelerar el desarrollo de la moto un piloto de su nivel?
La desgracia es que esté lesionado, porque con un solo entrenamiento que hizo en Jerez a mediados de diciembre ya sacó muchas cosas en claro. Dani es un piloto muy sensible, eso me lo contaban mis mecánicos, porque caso todos han trabajado con él, y tiene una enorme experiencia con una marca que ha ganado muchísimo, es una enciclopedia. Yo creo que nos va a ayudar mucho a acelerar nuestro crecimiento, porque incluso ahora, recuperándose de su operación, está muy encima del proyecto.
«La KTM es más salvaje, y eso me permite ser más yo. Es más de frenar, acelerar… más bestia»
Y Zarco es su nuevo compañero. ¿Qué supone la llegada de un piloto fuerte como él?
Es una bendición. Aún le está costando un poco, porque esta moto es muy diferente a la Yamaha, y él llevaba la M1 a la perfección. Tiene otra manera de trabajar y ya está aportando información que nos viene muy bien. Saber que tienes a un piloto tan rápido al lado ayuda mucho a intentar mejorarte. Eso, y tener otras dos motos más, sobre todo con Oliveira, que es muy fuerte, más de lo que la gente se cree, nos permite tener mucha más información y estoy seguro que eso nos hará crecer.
Zarco viene de Yamaha y Pedrosa de Honda. Pueden aportar mucha información para hacer crecer la KTM.
Lo de Dani es lo que he dicho antes, es una enciclopedia de Honda, que al final se podría decir que es la moto en la que se fijaron en KTM cuando tenían solo una hoja en blanco. Johann ha sabido usar de la mejor manera posible una moto como la Yamaha, y eso también nos vendrá bien, aunque de Yamaha veníamos también Bradley y yo.
¿Es posible que un piloto cambie su estilo de pilotaje para adaptarse a una moto?
Siempre tienes que adaptarte, cada moto es un mundo. De todas formas, y es lo que hablábamos al principio, tú tienes un carácter, que es difícil de perder. Yo con Yamaha disfrutaba menos, porque es una moto que te exige ser un tiralíneas, muy fino en curvas, y si no haces eso vas parado; por el contrario la KTM es más salvaje, y eso me permite ser más yo, es más de frenar, acelerar… más bestia. Pero mientras vas progresando vas entendiendo qué cosas le sirven más a la moto, y te vas adaptando.
Lo que no cambia es que siempre va con el 44 en su carenado. ¿Por qué ese número?
Pues porque mi ídolo era Alex Barros, que llevaba el 4, y como cuando me tocó coger el número ese estaba ya pillado, elegí el 44.
Pol Espargaró no se sube a la moto sin…
Pues no tengo manías en eso. Yo me pongo el calzoncillo que esté limpio, me da igual cuál sea, los calcetines que haya pillado de casa, después lo que llamamos ‘sottomono’, que es una malla que se pone entre el mono y la piel, me pongo el mono que me haya preparado mi asistente, botas, espaldera, protección de pecho, y listo.
«No tengo manías. Yo me pongo el calzoncillo que esté limpio, me da igual cuál sea, los calcetines que haya pillado de casa…»
Tiene en su palmarés un título Mundial. ¿Qué le queda por conseguir en las motos?
Mucho. Si la pregunta es qué quiero conseguir, ser campeón del mundo de MotoGP. Y antes ganar un gran premio. Y poder pelear por los podios y las victorias cada fin de semana. Me queda mucho…
Entre competiciones, concentraciones y eventos, ¿le quedan muchos días libres?
Pocos, y casi todos volcados en entrenar.
¿Y cuáles son sus aficiones?
Me encantan los deportes, esquiar, el skimo (esquí de montaña), montar en bici. Y luego cosas normales, soy muy casero y muy tranquilo, me gusta ir a pasear con mi mujer y con mi perrita Eina, ver series, a veces toco un poco el piano, todo muy normal.
Sabemos cómo es como piloto de motos, pero, ¿cómo se califica como conductor?
Me encanta conducir, y alguna vez hasta me he metido en un circuito. Supongo que conduzco bien, ¡aunque para los pilotos todo es muy lento!
Espero que se sacara el carnet a la primera…
Sí.
Y su primer coche, ¿lo recuerda?
Un Volkswagen Scirocco, que me compré nada más sacarme el carnet.
Con tantos viajes por el mundo, seguro que sabe en qué país se conduce peor.
Las rotondas en Malasia son una jungla; en Catar van como locos, casi siempre con 4×4 súper potentes, y a la mínima te dan luces, todo un poco estresante, porque encima Doha es un poco caos. De todas formas, el sitio que más me alucinó fue la India, donde estuve en un evento: en una carretera de tres carriles hacían cinco filas, sin orden ni sentido, y con todo tipo de vehículos. ¡Una locura! Y China es el único sitio en el que nos recomendaron contratar un chofer y no conducir nosotros. Y lo contrario es Japón, el sitio donde más escrupulosos son con las normas, con la mayoría de carreteras con límites entre 30 y 50 km/h. Nosotros, cuando vamos, nos tenemos que armar de paciencia….