Ha conquistado cuatro medallas olímpicas y tres títulos mundiales, ha ganado un concurso de cocina y alterna los entrenamientos con su trabajo de policía y su faceta de padre. Así es Saúl Craviotto.
Texto: JAVIER VARELA
Saúl Craviotto no es un deportista cualquiera. Es capaz de dar 150 paladas por minuto, acumula un palmarés impresionante con cuatro medallas olímpicas (oro en Pekín 2008, plata en Londres 2012 y oro y bronce en Río 2016) y tres títulos mundiales (2009, 2010 y 2011) y ha sido capaz de ganar un programa de cocina como ‘MasterChef Celebrity’. «La disciplina es importante para todo en la vida, pero también hay que tener determinación al competir, compromiso, humildad…», señala a Autoclub.
Gracias a su padre cambió el fútbol por el piragüismo y desde entonces no ha parado de dar paladas y de ganar. Por eso su sueño sigue estando en lo más alto y conquistar «una quinta medalla» en los que serían sus cuartos Juegos Olímpicos en Tokio 2020: «Sería un sueño ser abanderado». Su día a día se reparte entre sus entrenamientos, su trabajo de policía y su faceta de padre: «Son diferentes», ríe, antes de añadir: «La de deportista es una vida muy dura y sacrificada, la de policía también tiene sus sacrificios y peligros y la de padre tiene su etapa dura, pero es muy bonita».
Si cuando se mete en la piragua muestra un perfecto equilibrio, cuando se enfrenta a las preguntas no pierde la calma, huye de los tópicos y habla de sus sueños, de cómo es como conductor, del coche que piensa comprarse este otoño y del fracaso y el éxito: «He fracasado más veces que he triunfado, aunque parezca todo lo contrario. Hay que aprender a gestionarlo».
Tras cuatro medallas olímpicas y tres títulos mundiales, ¿qué le queda por conseguir en el deporte?
Una quinta medalla olímpica. Estamos trabajando para ir a por esa quinta medalla, pero aunque ya he conseguido mucho más de lo que soñé cuando empecé en esto, sigo con la ilusión y las ganas. Y… ¿por qué no conseguir esa quinta medalla?
Si en el deporte todo le va a pedir de boca, ¿en la vida qué le queda por lograr?
Me queda mucho en la vida. El piragüismo es una etapa que me va a durar unos 15 o 20 años y luego queda mucha vida por delante y nunca te puedes estancar. Cuando acabe la vida de deportista ya veremos cuál es mi próximo reto o sueño, pero siempre hay que intentar crecer como profesional y como persona.
«Entreno unas cinco o seis horas al día de lunes a sábado y lo compagino con mi trabajo de policía y además soy padre, que también requiere su trabajo y su tiempo»
¿Por qué le dio por la piragua y no por otro deporte?
Mi padre era piragüista y fue el que me inculcó los valores del deporte y la pasión por el piragüismo desde muy pequeño. Lo llevo viviendo toda la vida en casa.
Siempre pone la disciplina en el primer lugar entre sus valores principales.
La disciplina tiene mucha importancia, pero es un equilibrio de muchos valores, porque no solamente con disciplina se pueden conseguir las cosas. Hay que tener determinación al competir, compromiso, humildad… hay un montón de valores que son necesarios para conseguir los éxitos en el deporte y en la vida.
¿Le duele ser más conocido por ‘MasterChef Celebrity’ que por sus éxitos deportivos?
Es lo que tiene la televisión. La final olímpica de Rio de Janeiro la vieron 800.000 personas y la final de ‘MasterChef’ 4,5 millones de media y con picos de audiencia de 8 millones. Es normal que pase esto, porque llega a mucho público, gente mayor, niños… y yo lo llevo bien. Estoy muy orgulloso de mi paso por el programa y no me arrepiento. Además, gracias a este programa se ha conocido mi deporte y mi currículum y siempre me quedo con lo positivo de mi paso por el programa.
Valen más cinco minutos en televisión en un programa con tanta repercusión que tres Juegos Olímpicos y cuatro medallas…
Al menos se habla de ello. El piragüismo es un deporte que todo el mundo conoce y sabe lo que es, pero gracias al programa se ha conocido más lo que hemos logrado los piragüistas en Río de Janeiro y es un deporte que ahora, no voy a decir que está de moda, pero sí que se ha notado un aumento en las inscripciones entre los niños.
¿Cómo es un día en la vida de Saúl?
Bastante ajetreado y con muchos eventos y viajes. Pero cuando no tengo eventos, el deportista tiene que tener sus horarios de entrenamiento. Entreno unas cinco o seis horas al día de lunes a sábado y lo compagino con mi trabajo de policía y además soy padre, que también requiere su trabajo y su tiempo.
«La presión es algo con lo que tenemos que convivir los deportistas y yo ya estoy acostumbrado a ella»
¿Qué es más difícil, la vida de deportista de élite, la de policía o la de padre?
No sé qué decirte. Son diferentes (risas). La de deportista es muy dura y sacrificada, pero la de policía también tiene sus sacrificios y peligros, y la de padre tiene su etapa dura, pero es muy bonita y lo que me da más alegría y felicidad son mis hijas. Las tres las llevo bien.
Y volviendo al piragüismo, supongo que uno de sus objetivos será disputar sus cuartos Juegos Olímpicos en 2020, ¿no?
Sí. Estoy muy motivado por ir a Tokio y seguramente por edad serán mis últimos Juegos. Trabajo con muchas ganas para intentar conseguir otra medalla. Va a ser difícil, pero en eso estamos.
¿Querría ser abanderado en Tokio?
Ya fui abanderado en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres, pero serlo en la ceremonia de apertura es el mayor sueño que cualquier deportista puede tener. Portar la bandera de tu país… A mí me encantaría, y si me dan la oportunidad lo haría encantado y si es otro compañero el que lo lleva iré detrás apoyándolo. Es el mejor momento de los Juegos para mí.
La distancia de la prueba sube de 200 a 500 metros, que en teoría le beneficiará por la edad.
Ya veremos cuando empiece a competir si me beneficia o no. Con los años vas perdiendo explosividad, pero ganas en resistencia y fuerza y a mí se me dan mejor los 500 metros que los 200.
¿Y por equipos? ¿Estará usted en el K4?
De momento sí. Me gané la plaza en abril y muy ilusionado con Marcus Cooper, Cristian Toro y Rodrigo Germade. Los cuatro estamos muy contentos e ilusionados.
Usted nació en Lérida pero se siente asturiano y de Gijón. ¿También ha soñado con ganar algún día el Premio Princesa de Asturias?
Al final es una cosa que no depende de mí. Es un galardón muy prestigioso que cualquier persona lo considera un sueño. Yo estoy en mi línea, trabajar para conseguir medallas para España y para hacerlo lo mejor posible. Ya me han hecho muchos reconocimientos. Este año, por ejemplo, me entregó el Rey un premio al mejor deportista del año y estoy muy contento, pero evidentemente sería un sueño conseguir el Princesa de Asturias de los Deportes.
¿Por qué España es tan buena en piragüismo, siendo este un deporte minoritario?
Porque tenemos buenos técnicos y se está haciendo un buen trabajo. También ha coincidido que hemos estado muchos años sin conseguir medallas y ahora llevamos unos Juegos que sí las conseguimos. Hay una generación buena de chavales jóvenes con un potencial muy bueno. El tema genético ha coincidido y ha dado una remesa de buenos deportistas, pero también con grandes técnicos detrás.
¿Ahora le pesa el currículum cuando llega a una competición?
No pienso en eso, porque si piensas en ello no hay manera de competir. Me intento meter en una burbuja y no pensar en esas cosas porque te pones más nervioso y los nervios no ayudan. La presión es algo con lo que tenemos que convivir los deportistas y yo ya estoy acostumbrado a ella.
¿Ha sentido miedo al fracaso?
Hay que aprender a gestionar el fracaso. He fracasado más veces que he triunfado, aunque parezca todo lo contrario. De las derrotas es de lo que más se aprende y hay que intentar quedarse con lo positivo. Aunque en el momento de tropezar lo ves todo negro o gris, cuando pasa el tiempo te das cuenta de que es lo mejor que te ha podido pasar. Estamos todo el día intentado esquivarlo y no intentar fracasar, pero cuando ocurre hay que sacar lo positivo.
Y un piragüista y policía, ¿en qué más cosas piensa y a qué le gusta dedicar su tiempo?
No tengo mucho tiempo, pero intento pasar todo el tiempo posible con mis hijas. En cuanto estoy en casa lo que me gusta es estar con ellas, ir al parque a pasear, ir al cine… lo que hace cualquier padre. Como paso mucho tiempo entrenando intento comprimir mi tiempo libre en pasar tiempo con las niñas ya sea haciendo puzles, pintando…
¿Le gustan los coches? ¿Cuál es su favorito?
Me gustan aunque no soy un forofo. Me gusta mucho una marca que va a salir ahora, en octubre, y que descubrí en el Salón del Automóvil de Ginebra. Me enseñaron el coche y lo tengo entre ceja y ceja. Me encantó y lo tengo en mente. Es el Cupra Ateca.
«Al volante respeto las normas, no soy de correr y si me tengo que puntuar diría que un aprobado, aunque quizá te debería responder mi mujer o mis compañeros de la Policía»
¿Le costó mucho sacarse el carnet de conducir?
Me lo saqué a la primera, el de moto y el de coche, aunque el de camión lo tuve que repetir, porque tengo también el de camión. Me lo saqué porque tuve una etapa en la que estuve dudando entre ser policía y bombero y decidí sacarme también el de camión.
Seguro que su primer coche no era parecido a los que tiene ahora.
Desde luego. Ha cambiado un poco, sobre todo en el tamaño (risas). Ahora busco espacio y comodidad más que otra cosa. Con 19 años el coche que tenía era pequeño.
¿Es muy diferente conducir un coche patrulla?
Es más parecido de lo que crees. Tienes que cumplir las normas e ir atento, aunque quizá la mayor diferencia sea por el tamaño. El coche que llevo es un furgón y es diferente a un coche. Pero en una emergencia sí que cambia la cosa.
¿Y qué es mejor, conductor o piragüista?
Respeto las normas, no soy de correr y si me tengo que puntuar diría que un aprobado. Aunque a esto quizá te debería responder mi mujer o mis compañeros de la Policía, que son los que van detrás. La piragua se me da mejor y no hay fallos, pero el coche no se me da mal.