Estar en forma no consiste en buscar el cuerpo perfecto o lucir ‘six pack’ en la playa. Se trata de una cuestión de actitud y un estilo de vida activo que nos evitará problemas de salud en el futuro y proporcionará una buena calidad de vida
TEXTO: IBAN GARBAYO
«No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy». Esta popular frase puede definir perfectamente la situación de muchas personas que ven cómo el verano está a la vuelta de la esquina y quieren ponerse en forma antes del comienzo de la temporada estival. Sin embargo, cometemos el error de priorizar el ‘lucir palmito en la playa’ antes que verlo como una cuestión de salud, que siempre debería ser el primer objetivo. Nunca cometas el error de escoger una dieta extrema o empezar una rutina imposible, porque lo único que conseguirás será perjudicarte a ti mismo y no lograr ningún objetivo marcado.
Antes de dar paso a las claves hay una palabra que tiene que retumbar con fuerza en toda persona que quiere dar un cambio a su vida: motivación. «No tengo tiempo», «no tengo ganas» o «tengo otras cosas que hacer» no son excusas válidas. Hay una cosa clara y es que a todos no nos gusta el mismo tipo de deporte. Por lo que, mientras unos prefieren apuntarse a un gimnasio, otros prefieren salir a caminar, andar en bici, etc. Cualquier ejercicio es válido mientras nos ayuda a estar activos mientras disfrutemos y nos sintamos bien. El deporte es muy agradecido con el cuerpo humano, y os prometemos que en poco tiempo comenzaréis a notar los múltiples beneficios que os está otorgando.
Sin embargo, hay una pregunta clave que hay que responder: ¿qué es ponerse en forma? Tener una buena forma física se entiende desde una perspectiva integrada e implica una nutrición saludable y adecuada a nuestra actividad física diaria, un buen sistema cardiorrespiratorio y muscular, y tener un cuerpo fuerte y funcional para realizar sin problemas las actividades de la vida diaria.
«Tu ‘operación bikini’ debería durar todo el año, desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre, volviendo a empezar el nuevo 1 de enero, porque el ejercicio físico es, o debería ser, un hábito de vida saludable. Y como hábito debería ser una constante en tu vida, como lo es el sueño, cepillarse los dientes, el aseo personal o tener una alimentación equilibrada y sana», explica Lander Castro, preparador físico del Club Baloncesto Gran Canaria y reciente ganador de la Eurocup que permitirá al conjunto canario disputar la Euroliga la temporada que viene.
Es hora de ponerse en marcha. Por ello, os queremos ofrecer varias claves básicas para empezar a coger ritmo -nunca es tarde si la dicha es buena- y mantener la forma y la rutina con el paso del tiempo:
Planea tu actividad el día anterior
No importa lo cansado que estés, el frío que haga, que sea muy pronto o muy tarde, o lo cansado que te encuentres. Ponte en marcha y punto. Planéalo el día anterior, de forma que cuando llegue la hora, tengas que pensar lo menos posible, solamente seguir un plan establecido.
En tu casa o en el exterior
Tienes muchas opciones para hacer ejercicio, dentro y fuera de casa, incluso en tu trabajo o en el parque. Puedes ir a un gimnasio, suscribirte a una de las muchas plataformas online de entrenamiento que hay, buscar vídeos en Internet o seguir un libro. De la forma que sea, ten tomadas las decisiones horas antes de salir. Así no sucumbirás a la pereza, a la temida siesta o al sofá, poderosos enemigos.
Busca el deporte adecuado para ti
Cada persona es un mundo, y lo que gusta o es adecuado para unos no tiene por qué serlos para otros. Comenzar una nueva rutina siempre es complicado, de manera que lo ideal es realizar las actividades y/o ejercicios que más te gusten para no asociarlo a una obligación. Aprovecha que se acerca el verano, ya que el buen tiempo y el aumento de las horas de luz ayudan indudablemente a desperezarnos. Una buena opción también es incorporar a nuestro día un cambio de rutinas en nuestros hábitos diarios. Por ejemplo: caminar para ir al trabajo -los que pueden-, dar un corto paseo después de comer, subir las escaleras en lugar de tomar el ascensor, o sacar más tiempo a tu perro si es que lo tienes. La cuestión es moverse más y si tienes un ‘amigo peludo’ seguro que él lo agradecerá también.
Además, existen ejercicios de alta intensidad en los que se quema grasa al terminar de hacer deporte e incluso cuando se duerme. «A estas alturas yo creo que todo el mundo sabe que las dietas milagro no existen, pero sí ejercicios y pautas de vida que adelgazan más que otros. Mucha gente hace tablas que encuentran por internet sin consultar con un profesional -un error que hay que evitar- puesto que muchos ejercicios que puedes encontrar por las redes pueden ser peligrosos para la salud», señala. Aquí Castro valora la figura y la importancia del preparador físico, muchas veces denostado o no tan valorado como debería estar. «En caso de poder permitírselo, recomiendo a todo el mundo estar asesorado por un buen profesional», añade.
Fíjate objetivos realistas
No pienses a largo plazo. Piensa en el día a día. Céntrate en cada sesión y piensa en cómo te sentirás al terminar. Seguro que has escuchado millones de veces que el ejercicio libera una cantidad increíble de hormonas. Las ‘famosas’ hormonas de la felicidad, que nos hacen sentir eufóricos al terminar la sesión, independientemente de lo machacados que hayamos terminado. A su vez, el cuerpo libera también serotonina, una sustancia que influye en el estado de ánimo, nos ayuda a encontrar la calma, especialmente en estado de ansiedad y depresión, y es beneficiosa para conciliar el sueño. Y por último, mención especial para la dopamina, la ‘hormona de las adicciones’. Gracias a ella, notamos ese ansiado bienestar que nos ofrece el deporte, y que termina por crear un vínculo con la actividad deportiva. En conclusión, que nos engancha.
«La estética es consecuencia de la buena salud. Por así decirlo, un ‘efecto secundario’ positivo, que facilita tener una mayor autoestima y te aporta seguridad para relacionarte con otras personas. La buena salud depende de varios factores: el descanso, la gestión del estrés, la alimentación adecuada… y el ejercicio físico», señala Castro.
Alimentación
No, nos hemos olvidado de ella. La nutrición y el deporte multiplican sus efectos cuando van unidas y juegan un papel vital a la hora de ponerse en forma. No se trata de renunciar para siempre a comer nuestros platos favoritos, sino de reeducar nuestros hábitos nutricionales e ir sustituyendo aquellos alimentos que no nos aportan nada bueno por aquellos que sí lo hacen. Trata de incorporar proteínas, grasas y carbohidratos de forma equilibrada a tu dieta y en función de tu actividad diaria, reduce el consumo de azúcar y trata de no consumir productos ultraprocesados. Un truco es realizar la lista de la compra antes de salir de casa y seguirla a rajatabla con la intención de evitar las ‘malignas’ tentaciones. ¿Puedo comer un día pizza? La respuesta es sí. La clave es que sea la excepción y no la norma, y que durante la mayor parte del tiempo comas de manera saludable.
No olvides estirar
No, no has terminado. Dedica cada día un mínimo de diez minutos a realizar estiramientos. Es recomendable hacerlos todos los días, independientemente que hayas tenido jornada de descanso. Durante la práctica deportiva, tras varias horas en una única posición, el cuerpo necesita un tiempo para despertarse, recuperar los rangos naturales de movimiento de sus articulaciones y ponerse en marcha.
Y por último, el experto lanza un aviso: «Cuando piensas en la ‘operación bikini’ estás sometiendo tu salud a una visión cortoplacista y eventual, regida únicamente por el aspecto estético, no centrado en el bienestar como debería ser el objetivo principal».