Almería será durante todo 2019 la Capital Española de la Gastronomía 2019 gracias a su oferta culinaria única y excepcional que combina mar y tierra
TEXTO: JAVIER VARELA
Los gurullos, la sopa bullabesa, el pulpo seco, el tomate Raf, la olla de trigo, la amplia variedad de tapas de sus establecimientos, las migas, los embutidos de Serón, la gamba roja, el gallopedro, las gachas, el pimentón, las talvinas, la olla de trigo… sobran los motivos para disfrutar de Almería, la Capital Española de la Gastronomía 2019. Esta ciudad mediterránea toma así el relevo a la ciudad de León y se convierte en el segundo municipio andaluz en conseguir esta declaración, después de que Huelva lo ostentara en 2017.
Almería es mar y es tierra. Mar porque la capital almeriense fue el ‘Porto Magnus’ de los romanos y basta con acercarse hasta sus cinco lonjas para comprobar la variedad y la calidad de sus pescados y mariscos, como la célebre gamba roja de Garrucha, el sorprendente gallopedro, las jibias, el salmonete, la sardina, el mero, el calamar, el pulpo, los galanes o la quisquilla. Además, mención especial merecen las conservas y salazones: bonito y caballa, así como el pulpo seco, al ajillo o los escabeches insuperables.
Y tierra porque presume de ser la gran huerta de Europa gracias a las 30.000 hectáreas de invernaderos o ‘casas verdes’, que producen anualmente unas 3.000 millones de kilos de frutas y hortalizas, sobre todo en los meses de más frío. Pero hay más como las excelentes carnes como el Cordero Segureño (IGP Compartido) o el jamón y los embutidos de Serón, así como buenos quesos, algunos premiados internacionalmente. Destaca también el aceite de oliva, con productores y comercializadores de reconocido prestigio internacional, como es el caso de Castillo de Tabernas, uno de los aceites del Desierto de Tabernas. Tampoco hay que olvidar algunos vinos de altura que llegan de la sierra, como los que se elaboran actualmente en la Alpujarra almeriense.
Dos restaurantes con Estrella Michelin
La provincia de Almería cuenta con 2 restaurantes con estrella Michelin como son La Costa, en El Ejido, donde se trabaja el producto más fresco del mar de Almería y de las verduras de El Ejido, y Alejandro, en la localidad de Roquetas de Mar, donde brillan los productos de la tierra y el mar de Almería en una cuidada carta. Pero existen más templos gastronómicos repartidos por toda la geografía de la provincia tanto en el interior como en el litoral. Destaca en la costa la Terraza Carmona, en Vera, uno de los mejores referentes con varias generaciones ya al frente del establecimiento. En la capital se encuentra Casa Puga, la taberna más antigua, con más de un siglo de historia y uno de esos lugares con encanto y tradición que se convierten en cita obligada para disfrutar de sus tapas y raciones. Casa Joaquín es otro de esos establecimientos con solera, totalmente obligados para aquellos que aprecian la calidad del mejor producto. Y en el interior, Restaurante Casa Adelina en Turre, donde degustar los mejores caracoles en salsa.
Pero Almería es mucho más que restaurantes y destacan sus recetas tradicionales que hay que probar, disfrutar y saborear y en los que sorprenden por la sencillez de sus ingredientes. Hay platos con mucho arraigo, y uno de ellos son los Gurullos con conejo, un típico potaje de otoño-invierno que se suele preparar durante la época de caza y en el que brilla por encima de todo los gurullos elaborados de forma artesanal y que son un tipo de pasta hecha con harina de trigo duro, aceite, agua y sal. Las migas es uno de los platos estrella de la gastronomía almeriense -que nunca falta como tapa o en un día de lluvia- y que se hacen con harina acompañadas de una suculenta guarnición de pescado, uvas, chorizo, tocino, rábanos, morcilla, pimientos…
Otra de las estrellas ‘made in Almería’ es el gazpacho, una variante del tradicional gazpacho que se elabora en todas las regiones andaluzas y para el que se utiliza para la presentación almendras molidas y uvas sin piel ni pipas. También merece una mención el Ajo colorao, en el que el mar y la tierra se mezclan con las patatas, los tomates maduros, los pimientos rojos secos y la raya. Todo ello aderezado con un majado de comino, azafrán, pimientos rojos cocidos y tomates da lugar a un consistente y nutritivo plato. Y el dulce también tiene un hueco de excepción en la cocina de esta provincia con la talbina y los papaviejos. La talbina es un postre con muchos años de antigüedad y que en su origen se hacía con agua, en lugar de con leche, por la escasez de esta, y que consiste en harina tostada con matalahúva, leche y azúcar. Mientras, los papaviejos, una especie de buñuelos con patata cocida y harina, que ha permanecido intocable de generación en generación.
La tapa, cultura en pequeños bocados
Pero si por algo destaca Almería y su gastronomía es por la cultura en pequeños bocados, en la que la tradición y la modernidad se mezclan hasta culminar en la tapa, de la que Almería ha hecho una personal Ruta de la Tapa, declarada de Interés Turístico Andaluz. El tapeo es una práctica asentada en la provincia y una oportunidad de disfrutar, a buen precio, de todas las lindezas que ofrece la tierra y el mar almeriense.
La vieja Pechina convertida en ciudad cosmopolita y audaz. Cuando se visita Almería se disfruta del arte en la calle, en las barras, los bares y los fogones, por lo que es obligado pasarse por varios de sus establecimientos para tomarse una caña acompañada de sus respectivas tapas de migas, pulpo o patatas a lo pobre con huevo frito. Tapas típicas, sencillas y otras más elaboradas y representativas como las migas, los caracoles, los salazones, el tabernero, la jibia en salsa, las patas de cerdo y la asadura en ajillo.
Mucho más que gastronomía
Pero Almería es mucho más que gastronomía gracias a un entorno privilegiado y singular. Hablamos de una provincia reserva de la naturaleza, patrimonio natural por excelencia gracias al Cabo de Gata y que presume de huerta, de sol, de acantilados agrestes, de fondos marinos cristalinos, de una costa brillante de calas turquesas y playas desiertas. Todo ello sin perder de vista su patrimonio creado por los árabes y que le permite haber heredado un legado como La Alcazaba, una ciudadela con vistas panorámicas –que se construyó en el siglo X- y que se ha convertido en uno de los emblemas de Almería. Entre sus edificios también destaca la catedral, que además de su función religiosa, fue construida con carácter defensivo para evitar los posibles ataques de los piratas berberiscos. Y más recientes son los refugios de la Guerra Civil, unas galerías subterráneas diseñadas para salvaguardar las vidas humanas de los bombardeos.
Capital Española de la Gastronomía
El galardón Capital Española de la Gastronomía surgió en 2012 como una iniciativa de la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET) que invitó a sumarse a la Federación Española de Hostelería. Durante este tiempo, un Jurado formado por profesionales del turismo, la gastronomía y la comunicación ha seleccionado a ocho ciudades que han ostentado tal honor demostrando que la gastronomía española es una de las más variadas y ricas del mundo. Las ciudades que han ostentado el título son Logroño-La Rioja (2012), Burgos (2013), Vitoria-Gasteiz (2014), Cáceres (2015), Toledo (2016), Huelva (2017) y León (2018).