Chabe Soler, del restaurante valenciano La Ferrera, ha sido la ganadora de la primera edición de la World Paella Day Cup y nos confiesa que «el secreto es dedicarle tiempo y amor».
TEXTO: JAVIER VARELA
La paella es el plato estrella de muchas mesas durante todo el año. Da igual que sea verano, otoño o invierno. «Una paella es mucho más que un plato, es unidad, es reunirse con los amigos, con la familia, es un día de fiesta y unir personas y un día como hoy, en una final como esta, no podía faltar». Son palabras de la cocinera Chabe Soler, del restaurante valenciano La Ferrera, que tiene el honor de haber sido la ganadora de la primera edición de la World Paella Day Cup. En la final, celebrada el pasado 20 de septiembre, esta valenciana se enfrentó al chef Mateus Coelho del restaurante Albufera, de Milán, pero el triunfo terminó del lado español gracias a una receta tradicional de la paella valenciana.
Haber conseguido el premio es «un reconocimiento al trabajo de muchos años más que a un día puntual. Es todo un honor y una gran satisfacción porque en nuestro país y en la Comunidad Valenciana hay muchísima gente que hace unos arroces fabulosos y que me eligieran a mí es una gran alegría porque implica una recompensa a todo el esfuerzo y el trabajo que desde hace años realizamos en La Ferrera», dice la cocinera con un tono de orgullo. Ganar el World Paella Day Cup supone “un reconocimiento a nuestro saber hacer, a llevar toda la vida haciendo arroz y que estar de cara a los fogones tiene su recompensa». Soler ha señalado que este triunfo no es sólo suyo: «Es también de mi hermana Lola, de mi familia y de los trabajadores de La Ferrera».
Pero hacer la mejor paella del mundo no tiene secreto. «El secreto es dedicarle tiempo y amor», señala Chabe. «Una buena paella valenciana tarda 90 minutos en hacerse», aclara como empeño para trasladar a la gente que las paellas tardan en hacerse. «Entre el sofrito de la carne, del pescado, de la verdura, del tomate ya se tarda”, explica. “Y si a este tiempo le sumas los 14 minutos del arroz más los 6 de reposo…», añade. Dar con el punto para ‘firmar’ una gran paella «es algo que no se hereda, se trabaja», aclara. «Siempre he sido autodidacta y desde muy jovencita he hecho arroces y era a la que todos mis amigos invitaban para que hiciera la paella», dice entre risas.
Paella de sepia, gambas y calabaza
Para conseguir el trofeo, Chabe tuvo que hacer tres arroces. En cuartos de final apostó por una paella de sepia, gambas y calabaza. «La primera creación que puso en la carta de La Ferrera», señala con orgullo. «Es parte de una receta de su madre y por tanto, es un homenaje a su familia. Introduje la sepia y la gamba para que nuestro mar que está aquí al lado estuviera presente. La calabaza además de estar deliciosa aporta un equilibrio único al arroz y como mi cuñado vino con muchas del huerto, aposté a incluirla en el arroz y funcionó».
El segundo arroz que hizo fue el concurso fue el Arròs de la Senyoreta, que es un homenaje a su hermana, Lola, y por extensión a todas las mujeres luchadoras y trabajadoras. «Estamos viviendo un momento histórico para la mujer. Pasamos del arrós del senyoret al de la senyoreta porque cada vez somos más importantes en el mundo», asegura. Un arroz con carabineros, gambas ralladas y alcachofas. Y en la gran final Chabe Soler apostó por la tradicional paella valenciana, «la de toda la vida». Un arroz con pollo, conejo, pato, garrofón, tabella, judías, aceite de oliva, ajo, tomate maduro triturado, pimentón y sal. “Sino no es paella”, confiesa.
Después de 20 años en la cocina, Chabe ‘regala’ a diario más de 14 arroces diferentes a los comensales de La Ferrera, el restaurante liderado por las dos hermanas y en honor a su madre, ‘la filla del ferrer’ (hija del herrero). En este restaurante, ubicado en el paseo marítimo de Pinedo (Valencia), se pueden disfrutar de arroces tan atractivos como arroz verde de mar (con corvina, berberechos y algas), arroz al horno en paella o arroz rojo de periquitos (con camarón rojo).