Los carburantes renovables se presentan como una solución «inmediata» para la descarbonización del transporte.
TEXTO: JOSÉ A. GONZÁLEZ
¿Y si el aceite donde se fríen las croquetas alimenta los motores de los coches? Esta es la idea de la Comisión Europea, un deseo que ya es realidad en, al menos, un 10% del total, porque esta es la cifra de biocombustibles que tienen los surtidores de toda España. Un carburante en el que el ingrediente principal no es el petróleo, sino que es el aceite de las freidoras, basura orgánica, residuos vegetales o grasas de animales. «Poca gente lo sabe, pero el 10% de la gasolina que repostamos tiene origen ‘bio'», señalan a Autoclub RACE fuentes del sector.
La hoja de ruta de la descarbonización del transporte por carretera tiene marcado en rojo la meta: reducir un 90% las emisiones de CO2 para mitad de siglo. «Estos combustibles son la solución inmediata para descarbonizar el transporte», defiende Claudia Esarte, científica sénior especialista en combustibles renovables del Repsol Technology Lab. Sin embargo, no hay la suficiente materia prima para llevar a cabo este proceso. «Descarbonizar no es solo electrificar», añade. Sin embargo, no hay suficiente materia prima para tanta demanda.
Por ello, las grandes firmas del sector energético buscan la fórmula para encontrar nuevos combustibles con la etiqueta ‘bio’. A unos pocos kilómetros de Madrid, Repsol cada día trata de convertir diferentes tipos de residuos en carburantes. Entre batas y gafas protectoras, un equipo de más de 250 científicos buscan un ‘eureka’ para conseguir nuevos ingredientes. «Cualquier residuo con carbono orgánico es susceptible de convertirse en carburante», señala Aurora Mañas, gerente del laboratorio. Pero, asegura, «no es lo mismo un residuo forestal del norte que del sur de España», detalla la gerente del laboratorio. «Medimos cada parámetro», apunta.
Combustibles de competición
En los botes hay diferentes compuestos químicos, aditivos y otras sustancias. «Hacemos diferentes mezclas para ver si pueden llegar al mercado», señala Mañas. Ahora mismo, los surtidores de Repsol ofrecen más de un 10% de biocombustibles y algunos hasta el 100%. «Todo se ha probado aquí», aseguran.
Una vez ‘cocinados’, estos nuevos carburantes se llevan a los motores de coches, motos y «hasta embarcaciones», aseguran los responsables del centro. «Pero no solo para nuestros vehículos, aquí también hacemos las pruebas de nuestros combustibles de competición», señala Esarte. Este año, las motos Honda de Joan Mir y Luca Marini llevarán un 40% de biocombustibles «probados en esa sala», señalan. En 2027, será el 100%, avanzan.
En compartimentos estancos, los científicos comprueban el rendimiento y las emisiones de estos nuevos combustibles. En un coche real se reproducen las condiciones reales de conducción a una temperatura de entre menos 18ºC y más de 50ºC. «Han de tener un comportamiento similar al de los combustibles fósiles y sin necesidad de hacer ninguna modificación en los vehículos», explica la especialista en combustibles renovables del Repsol Technology Lab. «Si no lo tiene, aquí se queda».