El año 2018 se presenta como el del despegue definitivo del coche con motores diferentes a los diésel y gasolina donde, además de los híbridos enchufables y eléctricos puros, se hacen hueco los eléctricos de autonomía extendida y de gas (GLP, GNC y GNL).
Texto: JAVIER VARELA
El combustible que mueve mercado automovilístico está cambiando. Así lo demuestran los datos de ventas del pasado año, en el que la matriculación de vehículos impulsados por gasóleo fue por primera vez en muchos años inferior a la suma de los impulsados por gasolina, híbridos y eléctricos puros y de gas (ya sea gas licuado de petróleo GLP o de gas natural comprimido GNC). De hecho el 48,3 por ciento de los vehículos matriculados fueron diésel, frente al 51,7 por ciento de los automóviles impulsados por gasolina, híbridos y eléctricos puros (con un 46,6 por ciento de gasolina y un 5,1 por ciento de híbridos+eléctricos), según las patronales de fabricantes de automóviles y camiones (Anfac), de concesionarios (Faconauto) y de vendedores (Ganvam).
El informe llevado a cabo por la Asociación Nacional de Importadores de Automóviles, Camiones, Autobuses y Motocicletas (Aniacam) confirma esta tendencia en el cambio de mentalidad de los conductores a la hora de adquirir un nuevo vehículo. El hecho de que cada vez sean mayores las restricciones de los vehículos de combustión tradicional –con la prohibición en algunos casos de Diesel o gasolina en las zonas centrales-, de la severidad de las normas europeas medioambientales con los límites de emisiones contaminantes y de la intención de impulsar la movilidad de cero emisiones, el mercado parece haber cambiado su dirección en este último año. En España se matricularon 599.423 vehículos impulsados por gasóleo (Diesel puros y Diesel híbridos), mientras que los vehículos impulsados por gasolina, híbridos de gasolina, híbridos enchufables, eléctricos puros, eléctricos de autonomía extendida y de gas (GLP, GNC y GNL), supusieron 642.117 vehículos nuevos matriculados.
Planes como Movalt y Movea
En este cambio de tendencia en busca de impulsar la movilidad de cero emisiones son vitales las ayudas por parte del estado para la renovación del parque automovilístico. La puesta en marcha de los planes Movalt, dotado con 50 millones de euros, y Movea, cuyo presupuesto de 14,26 millones se agotó en apenas 48 horas, como incentivo para la compra de vehículos alternativos, tuvo una respuesta muy positiva por parte del mercado, pero fue a todas luces insuficiente en la apuesta de premiar la adquisición de este tipo de coches.
Este panorama invita a apostar por el crecimiento en nuestro parque automovilístico de los vehículos como los eléctricos, los híbridos puros, los híbridos plug in (enchufables), los de gas y los de gasolina de nueva generación en los próximos años. Vehículos con combustibles alternativos derivados de otras fuentes además del petróleo de la gasolina o el diesel. Esto no significa, sin embargo, que los ‘tradicionales’ desaparezcan, pero sí que perderán presencia en beneficio de los vehículos alternativos, menos contaminantes y con tecnologías innovadoras que conllevarán una rebaja significativa de las emisiones.
Coches eléctricos y de hidrógeno
En esta renovación y mayor presencia de coches con combustibles alternativos y ecológicos los que tienen mayor presencia en nuestro parque automovilístico son los que utilizan la electricidad como fuente de energía para moverse. Estos alcanzaron las 8.645 matriculaciones en 2017, con una subida del 82% en comparación con el mismo periodo del pasado ejercicio, mientras que los vehículos con tecnología híbrida, donde combina en un mismo automóvil un motor térmico con uno o más eléctricos, registraron 55.741 unidades y un 79,5 % de crecimiento en comparación con el año precedente.
Con el denominador común de la reducción o eliminación de las emisiones, además de la electricidad hay otros combustibles ecológicos como el de pila de combustible de hidrógeno, el gas natural comprimido (GNC), vehículos de autogás (GLP), o licuado (GNL), y el bioetanol son cada vez más habituales en los vehículos que ofrecen los fabricantes. Los últimos en llegar al mercado han sido los vehículos son los de hidrógeno, que presumen de sus emisiones cero y de no contribuir a la contaminación. Las expectativas son tan altas con este tipo de vehículos, que Takeshi Uchiyamada, presidente de Toyota Motor Corporation y copresidente del Consejo del Hidrógeno apuesta porque en 2030 sea el combustible que alimente entre 10 y 15 millones de turismos y medio millón de camiones. Utilizan unas baterías que se recargan gracias a la reacción química del hidrógeno con el oxígeno que se produce, creando electricidad y expulsando agua, por lo que la emisión de CO2 desaparece. Además cuentan con una clasificación 0 por parte de la DGT, lo que les permite circular siempre, independientemente del nivel de contaminación. Eso sí, lo complicado será repostar, ya que sólo hay seis hidrogeneras en España, pero se espera llegar a la veintena antes de 2020.
Gas natural comprimido, licuado y autogás
Los vehículos de gas natural comprimido (GNC) son otra alternativa con la ventaja de que «son más económicos e igual de seguros y potentes que los de combustibles tradicionales y pueden circular durante las restricciones de tráfico por polución», señala el responsable de Producto de GNC de SEAT, Andrew Shepherd. De hecho, «la sensación circulando es la misma, ya que las prestaciones de los motores de gas son idénticas a las de los coches diésel o gasolina con la misma potencia», añade el experto. Más allá de las ventajas medioambientales, desde el punto de vista económico, el gas natural es un combustible muy competitivo, ya que permite un ahorro por kilómetro de un 30% respecto al gasóleo y de un 50% respecto a un vehículo a gasolina. En este sentido, Andrew argumenta que «llenar el depósito cuesta tan sólo, aproximadamente, 13 euros» por lo que los coches de GNC «permiten ahorrar un 30% respecto a los vehículos diésel y un 55% respecto a los de gasolina».
Otro de los combustibles es el Autogás o GLP (Gas Licuado del Petróleo). Procede de una mezcla de propano, butano y una serie de aditivos. Se quema de forma limpia, por lo que cada vez más vehículos se han pasado a esta tecnología, sobre todo desde el aumento de la concienciación social sobre el medio ambiente. Comparado con otros combustibles, el GLP produce considerablemente menos emisiones contaminantes, como por ejemplo CO2, directamente asociado con el cambio climático. En resumen, se puede concluir que las emisiones procedentes de los vehículos que usan GLP están entre las más bajas de todos los tipos de motores de combustión. También están los vehículos de gas natural licuado (GNL), que mejoran la calidad del aire ya que genera alrededor de un 30% menos de emisiones de CO2 que los combustibles tradicionales, elimina las emisiones de óxidos de azufre y partículas, y reduce sustancialmente las de óxidos de nitrógeno.
Por último, el bioetanol es otra alternativa que cada vez está más presente y que se obtiene de la fermentación de una gran cantidad y diversidad de materias vegetales de alto contenido en hidratos de carbono en sus diferentes formas vegetales como almidón, sacarosa y celulosa. Luego se separa por destilación el etanol del resto del fermento y así se consigue un etanol apto como combustible alternativo. Sus ventajas como elemento no contaminante se ven lastradas por el hecho de que dejan pequeñas impurezas, además de que propician plantaciones gigantes en países en vías de desarrollo y que son criticadas por afectar los ecosistemas en los que se disponen.
En definitiva, diferentes apuestas por un combustible alternativo con el denominador común de la reducción o eliminación de las emisiones.
El GLP, al detalle
¿Cómo funciona?
El autogás se comporta como una gasolina corta, en el sentido que puede utilizarse en motores de bujía -de gasolina- con una sencilla transformación en el vehículo. Lo que haces es sustituir un combustible por otro. Este equipo que se incorpora al vehículo de gasolina: cuando arrancas el coche lo haces en gasolina, pero cuando el motor coge temperatura cambia a autogás. Esto es lo que llamamos la transformación bifuel, que es la más habitual en vehículos de gasolina. Luego hay otras transformaciones que se llaman duales y que están menos exploradas para vehículos diésel, en la que se queman los dos combustibles a la vez. Esta tecnología está más indicada para vehículos pesados y los que hacen rutas de larga distancia, con el motor funcionando a un régimen constante, por lo que es más fácil de optimizar.
¿Qué perspectiva tienen de cara al futuro con este combustible?
La apuesta de Repsol es firme. La idea es seguir creciendo en cuanto a red de suministro y dotar no solamente en ciudades, que es donde más sentido pueda tener por los problemas de contaminación que tenemos, sino a toda la infraestructura de carreteras, el suministro de Autogás. Queremos seguir implantando puntos de suministro de Autogás en nuestra red, y una buena señal es que no somos los únicos porque hay otros operadores que nos siguen porque ven en el autogás una alternativa realista.
¿Cuántos puntos de recarga hay?
Ahora mismo entre todos los operadores tendremos cerca de 560. Repsol cuenta con 386 en toda la geografía.
¿Cómo se recarga?
Es muy sencillo y casi como un repostaje de un combustible normal. Cuando surgió, la idea era acercar el producto al usuario para que no tuviera que hacer un esfuerzo especial o cambiar sus rutas para poder repostar. Tenemos el combustible integrado dentro de las estaciones de servicio junto al resto de carburantes. El repostaje es sencillo porque es una manguera más. El vehículo lleva una toma de carga, habitualmente al lado de la de la gasolina, y lleva una boquilla que la conectas al surtidor y se suministra pulsando un botón. El tiempo del repostaje es similar al de cualquier otro carburante.
¿Cuál es la ventaja con respecto a coches de combustión tradicional?
La primera de las ventajas es que contar con un vehículo con la etiqueta ECO te permite circular sin problema, ya que no tienen restricción. Y la segunda es la economía, ya que estamos hablando de un ahorro de hasta un 40 por ciento respecto a la gasolina, y de un 15 por ciento cuando hablamos de diésel. En cuanto al mantenimiento del vehículo es similar, aunque es verdad que al ser una combustión más limpia podrías pensar en dilatar los cambios de aceite y, al tener menos residuos, el desgaste de las piezas es menor.
¿Por qué elegir gas y no eléctrico?
Por la infraestructura de la carga, que ya es un punto importante, y por la autonomía. A día de hoy podemos cruzar España con un vehículo de Autogás sin repostar. Hoy en día hacer un viaje con un vehículo eléctrico te obliga a calcular bien la ruta , pero con GLP puedes hacer el viaje tranquilamente porque en el caso de que te quedaras si gas, podrías seguir haciendo el viaje con gasolina. De hecho, la autonomía combinada de un vehículo bifuel puede llegar a los 1.200 kilómetros sin problema.
¿Por qué cree que su implantación va tan despacio?
Todavía hay una falta de conocimiento y, cuando a mucha gente le hablas del autogás, piensan que es lo que llevaban los taxis antiguamente, y nada más lejos de la realidad. Los vehículos de GLP están muy desarrollados. Poco a poco las marcas también se van animando a incluir vehículos de autogás dentro de su gama, y debemos ir de la mano con ellos para dar a conocer el producto como carburante, pero también para ofrecer al cliente una gama de posibilidades dentro de los vehículos a elegir.
¿Por qué crece tanto en algunos países y en otros está casi inédito?
En España por un tema fiscal, los vehículos de GLP estaban limitados a vehículos de uso público y al liberarse hace algunos años, en Repsol tomamos la decisión de acercar el producto al cliente. En Italia, por ejemplo, el mercado es abrumador y se matriculan en un mes lo mismos que aquí en un año.
¿Qué crecimiento ha tenido este tipo de vehículos en España?
Durante los últimos años había habido un crecimiento sostenido del 20 por ciento, aunque quizá el año pasado bajara un poco por el escenario de un precio del diésel más barato, pero parece que hemos vuelto a recuperar ese ritmo de crecimiento. Actualmente hay un parque de 50.000 vehículos en España.
Jesús de la Fuente, Gestor de Autogás de Repsol