El aumento de siniestralidad laboral en las carreteras exige la puesta en marcha de programas para formar a los trabajadores en seguridad vial y el RACE ya ha dado el primer paso.
Texto: LUCÍA V. ALONSO
Los accidentes laborales de tráfico se han convertido en el principal riesgo de mortalidad de origen laboral, a pesar de los esfuerzos realizados en su reducción en los últimos años. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) cada dos días muere un trabajador en accidente de tráfico y la mayoría fueron accidentes in itinere, es decir, en el trayecto del domicilio al trabajo o viceversa, mientras que el resto ocurrieron durante la jornada laboral, o en misión.
Para reducir la siniestralidad, los conductores, las administraciones y, sobre todo las empresas, deben poner más de su parte a través del impulso y desarrollo de planes de formación. La puesta en marcha de Planes de Movilidad en empresas de manera voluntaria sería de gran ayuda tanto para el trabajador, que vería mejorar su seguridad vial al volante, como para el empresario, que contaría con trabajadores más formados, más seguros y con menor riesgo de sufrir un accidente.
Tomás Santa Cecilia, director de seguridad vial de RACE, reconoce que «debemos fijarnos en el problema de los accidentes laborales viales. El aumento de este tipo de siniestralidad nos pone en alerta y, sobre todo, es imprescindible que, desde la Administración, se incentive fiscalmente al tejido empresarial español en programas para formar a los trabajadores en seguridad vial».
El RACE, en su vocación desde hace años de influir en la reducción de la siniestralidad vial con campañas de formación, concienciación e información, ha puesto en marcha un nuevo servicio de obtención de la norma ISO 39001 para frenar la siniestralidad vial laboral. Se trata de una norma internacional que especifica los requisitos de un sistema de gestión de la seguridad vial, con el objetivo de ayudar a organizaciones y empresas a reducir el número de muertes y heridos graves derivados de accidentes de tráfico. Por ello, la obtención de este certificado es uno de los nuevos servicios que el RACE y BSI Group, entidad de certificación independiente y acreditada, ha comenzado a ofrecer en los cursos de formación a empresas.
Además, una forma de comenzar esta estrategia es implantar un Plan de Movilidad en el que se conozca el estado de movilidad de los empleados, se descubran los itinerarios de los trabajadores y se detecten los puntos débiles de la seguridad en los desplazamientos. Con ello, las empresas conocerán la movilidad y los riesgos de sus trabajadores para implementar las herramientas necesarias para poder poner en marcha distintas medidas correctoras específicas, encaminadas a reducir la siniestralidad.
Para poner en marcha este Plan de Movilidad se necesita el compromiso firme de actuar sobre uno de los principales motivos de lesividad entre los trabajadores. Trabajar en Seguridad Vial laboral no solo es una responsabilidad social corporativa de la empresa hacia todos los miembros de la organización, sino que supone un posicionamiento de ésta frente a sus competidores, y una preocupación por la seguridad de sus trabajadores. El tiempo medio para la implantación de un Plan de Movilidad y Formación es de tres meses, con un coste medio que dependerá del número de empleados, la localización de los centros y las medidas que se establezcan.
Decálogo para mejorar la Seguridad Vial de los trabajadores
Medidas para la empresa
1. Como punto de partida, analizar la movilidad real de sus trabajadores, sus desplazamientos, tiempos de recorrido y principales problemas viales.
2. Debe existir un compromiso de los máximos responsables en la mejora de la Seguridad Vial de los trabajadores, incluyendo este nuevo concepto en los pilares de la cultura corporativa de la empresa.
3. Definir los riesgos viales de cada trabajador según el desempeño de su actividad profesional, con medidas encaminadas tanto a la prevención de accidentes durante la jornada laboral (en misión), como en los desplazamientos in itinere.
4. La empresa debe poner en marcha medidas correctoras, que incluyan una política de formación continua, de niveles mínimos de seguridad en los vehículos de empresa, y de planificación de las jornadas laborales que impliquen trayectos por carretera.
5. Impulsar el respeto al cumplimiento de las normas de circulación, sobre todo en cuestiones como las distracciones, la fatiga, los tiempos de conducción o la planificación de las rutas.
Para los empleados
6. Los empleados se deben comprometer al cumplimiento de los conocimientos aportados por la formación de la empresa para prevenir los riesgos viales.
7. Deben planificar sus viajes antes de iniciarlos, consultando los posibles problemas que puedan encontrarse ya sea en viajes largos como en los cotidianos (atascos, condiciones climatológicas, etc.)
8. Los trabajadores deben ser responsables del mantenimiento mecánico del vehículo que utilizan, especialmente del estado de los neumáticos, luces o niveles.
9. Un trabajador al volante debe mantener la necesaria atención a la circulación y estado del tráfico, evitando realizar otras actividades no relacionadas con la conducción.
Para las administraciones públicas
10. Incentivar la implantación de los Planes de Movilidad y Formación Vial en las empresas a través de ayudas fiscales y financiación de los cursos.