El RACE considera positiva la reducción de un 1,5% de los fallecidos en carretera durante 2018, pero solicita un plan de medidas urgentes para reducir de forma sostenible la siniestralidad vial.
TEXTO: JAVIER VARELA
El RACE sigue en su empeño de conseguir reducir drásticamente la siniestralidad y la mortalidad en las carreteras españolas. En 2018 se produjeron 1.072 accidentes mortales en vías interurbanas, en los que fallecieron 1.180 personas y 4.515 resultaron heridas y hospitalizadas, lo que supone un descenso en el número de fallecidos y heridos graves de 1,5% y 7,6% respectivamente. Estas cifras son, para el Real Automóvil Club de España, positivas, pero insuficientes, ya que hay que trabajar de forma coordinada hacia objetivos mucho más ambiciososy llevar al centro del debate político y social este grave problema, una vez probada la relación existente entre una mayor preocupación sobre el tema y la reducción en el número de accidentes.
El RACE considera que no hay que conformarse y, para ello, propone una serie de medidas, como una mayor inversión en infraestructuras, impulsar las campañas de concienciación y mejorar la formación, podría reducir aún más el número de víctimas en las carreteras.
Posibilidad de reducir la siniestralidad
Según los datos facilitados por la Dirección General de Tráfico, 2018 fue un año irregular en la accidentalidad en carretera. El verano, considerando como tal los meses de julio y agosto, fue negativo, ya que fallecieron 256 personas, 31 más que en el verano del año anterior. Sin embargo, en los últimos cuatro meses del año, los fallecidos descendieron un 9,5%, 40 fallecidos menos que en el mismo periodo del año anterior. Estos datos demuestran que es posible seguir reduciendo la siniestralidad vial. Junto a las medidas legislativas presentadas a finales de diciembre, se debe trabajar en la mejora de las infraestructuras, como demuestra el último informe presentado por EuroRAP, informe en el que participa el RACE, en el que se alerta de un riesgo elevado en más de 3.000 km de la RCE, lo que supone un 12,1% del total.
Asimismo, es imprescindible un plan de incentivos para la modernización de un parque automovilístico que cuenta con más de 12 años de antigüedad y que, sumado en muchos casos a su falta de mantenimiento, se convierte también en otro factor de riesgo. La aprobación de un paquete de ayudas para renovar iría hacia un parque automovilístico más seguro y eficiente, y permitiría una reducción de la siniestralidad.
Plan Nacional de Seguridad Vial
De igual manera, desde el RACE se destaca la importancia de la concienciación y de las campañas de sensibilización sobre las distracciones –sobre todo el uso del móvil durante la conducción-, la velocidad inadecuada en las carreteras, alcohol y drogas, fatiga y somnolencia o el incumplimiento de las normas acercan el problema al usuario y ayudan a reducir la siniestralidad. Además, la formación se ha convertido en un capítulo importante en la prevención, ya sea en la obtención de la licencia de conducir, en los cursos preventivos o en lo que respecta a la seguridad vial laboral, donde las empresas también deben asumir un papel esencial para reducir la siniestralidad, ya que el 70% de los desplazamientos son por cuestiones relacionadas con el trabajo.
Por todo ello y en la búsqueda de la siniestralidad cero, desde el RACE se pide un Plan Nacional de Seguridad Vial con acciones a corto, medio y largo plazo, que permita una reducción sostenible de los accidentes.
Medidas propuestas por el RACE
- Mayor prioridad política. Situar el problema de la seguridad vial entre los elementos principales de la agenda política nacional puede salvar vidas. Además, Ayuntamientos, Comunidades Autónomas, Diputaciones, Cabildos… deberán tener políticas concretas entre sus objetivos y planes de actuación.
- Incentivos para la renovación del parque automovilístico
- Elaboración de un mapa de ubicación de radares, de forma preventiva, conforme a los estudios de carreteras y su siniestralidad.
- Fomentar la circulación por las vías de alta capacidad (autopistas y autovías), ya que son las más seguras.
- Aumentar la inversión en carreteras secundarias, así como desarrollar un plan de infraestructuras separadas y protegidas en aquellas vías frecuentadas por usuarios vulnerables, sin que suponga un perjuicio para los automovilistas y motociclistas.
- Desarrollar un plan de mejora de la formación vial de todos los usuarios, incluyendo un desarrollo específico para las empresas.
- Intensificar las campañas de concienciación en prevención de accidentes, dirigida a todos los usuarios de la vía, incluyendo los vulnerables.
- Trabajar en la mejora de la convivencia vial y sin riesgos, con derechos y obligaciones.
- Mayor inversión en investigación vial, para conocer las causas de los siniestros, y definir la base de las políticas viales.