La climatología invernal obliga a los conductores a extremar las precauciones y a tener en cuenta varios factores para poder circular sin peligro.
Texto: LUCÍA V. ALONSO
Con la llegada del invierno las condiciones climatológicas se complican, y tanto el estado de la carretera como del vehículo sufren un cambio en la manera de conducir, obligando a extremar la precaución a la hora de llevar a cabo los desplazamientos tanto por carretera como en las ciudades. Como señala la DGT, alrededor del 30% de los fallecidos y de los heridos hospitalizados por accidentes de tráfico se producen en esta estación del año.
La climatología adversa, en forma de lluvia, niebla, hielo o nieve, siempre es un factor de riesgo para la conducción, provocando la pérdida de control del vehículo, patinazos en las frenadas y falta de adherencia. Por ello, los conductores deben evitar los desplazamientos bajo estas condiciones siempre que se pueda, pero en caso de que sea necesario deben llevar cadenas, limitar la velocidad y evitar realizar movimientos bruscos, así como aumentar la distancia de seguridad.
Además de comprobar el estado del tráfico, de las carreteras y la previsión del tiempo, hay que estar pendiente del estado del coche -todos los líquidos, así como los frenos, la dirección del vehículo, los limpiaparabrisas- la batería (una de las causas más comunes de asistencia, según el Barómetro de Averías del RACE), la regulación de las luces, el sistema de climatización, así como el dibujo de los neumáticos.
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Una vez que estamos en ruta hay que tener en cuenta otros factores como el hielo, algo que podemos detectar si la vía brilla. En una situación así hay que evitar las zonas de sombras (zonas arboladas en los laterales de la carretera) y las primeras horas del día. Además, es imprescindible adecuar en todo momento la velocidad a la zona de visibilidad y a la adherencia del suelo.
Y por supuesto es imprescindible siempre que circulamos con el vehículo, llevar los elementos necesarios en caso de avería como son el triángulo de emergencia, el chaleco reflectante, el gato, correas, herramientas, una manta, agua y todo aquello que pensemos que pueda ser necesario en el caso de necesidad. Asimismo, es aconsejable que siempre nos informemos del estado de las carreteras por las que vamos a transitar, las condiciones meteorológicas previstas y el estado del tráfico antes de iniciar un viaje. Y, por supuesto, es primordial disponer de los números de asistencia en carretera y emergencia. Si has seguido nuestros consejos pero el frío te sorprende, recuerda que con el RACE “Nunca estarás solo”.
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