El Parlamento Europeo, la Comisión y el Consejo Europeo pretenden obligar a los vehículos comercializados a partir de 2022 a llevar las cajas negras, una medida que deja tantas dudas como certezas.
TEXTO: JAVIER VARELA
Cada año, 25.000 personas pierden la vida en las carreteras europeas, y desde las instituciones llevan años trabajando en reducir esta cifra con diferentes medidas de seguridad vial. En un intento novedoso, el Parlamento Europeo, la Comisión y el Consejo Europeo han llegado a un principio de acuerdo para revisar el Reglamento General de Seguridad, y obligar a que todos los vehículos nuevos comercializados en Europa a partir de 2022 incorporen asistentes como el asistente inteligente de velocidad, sistemas de frenada automática de emergencia con detección de peatones y ciclistas y las cajas negras, aunque actualmente hay vehículos que incorporan algún dispositivo para recopilar información (Event Data Recorder EDR).
Al igual que se utilizan desde los años 50 en los aviones, los automóviles, furgonetas, camiones y autobuses deberán incorporar dispositivos de grabación, especialmente útiles en caso de siniestro. La caja negra en los aviones –que curiosamente es de color naranja para ser localizada de forma más sencilla- no es otra cosa que un dispositivo que registra la actividad de los instrumentos y las conversaciones que tienen lugar en la cabina. En caso de accidente, los datos contenidos en su interior, permiten hacer un análisis de lo ocurrido y ayudar en la mejora de la seguridad. «En la caja negra quedan reflejados los minutos anteriores a una colisión o un accidente», señala Ángeles Miguel, responsable de asistencia jurídica del RACE.
Este sistema, aplicado a los vehículos, permitiría conocer las causas de un siniestro, porque todos los datos de velocidad, frenada, dirección… y los diferentes sistemas de seguridad quedarían registrados y permitirían aclarar las causas de un accidente, ya que «los datos obtenidos serán utilizados para la prevención de accidentes en la Unión Europea», añade la experta. Se entiende que «los conductores no podrán desactivar el sistema», por lo que, al sentirse «vigilados» en algunos podría generarse cierto estrés, mientras que otros tendrían mayores dosis de prudencia.
El hecho de saber que cualquier comportamiento al volante queda registrado en la caja negra hará que el conductor esté más condicionado y se lo piense más antes de cometer ciertas infracciones, ya que todo lo que haga quedará registrado y, en caso de accidente, la caja negra podrá determinar las causas del siniestro, en las que también se conocerán las condiciones meteorológicas en el momento del impacto y el estado de la vía. Sin embargo y según las propias especificaciones de la Unión Europea, las cajas negras no podrán utilizarse como carga probatoria para culpar a un conductor, ya que no estarán asociadas a un coche al no poder aparecer el número de bastidor completo del coche.
Además, el principal problema con el que se encuentran las cajas negras en los coches es la legislación, ya que la Ley de protección de Datos (LOPD) choca frontalmente con la grabación de imágenes que se utiliza en las cajas negras. «La seguridad vial no solamente es una cuestión de sanciones; fundamentalmente es una cuestión de educación. Los datos deben ser utilizados en la mejora de la circulación, no como un instrumento sancionador, ya que desvirtuaría realmente el fin que la UE pretende y puede que hasta hiciese peligrar el objetivo», asegura Ángeles Miguel.