Los copilotos son clave en las pruebas del motor, a pesar de que no suelen ocupar los titulares en la prensa. Tras hablar con Lucas Cruz (Peugeot), Diego Vallejo (SsangYong) y Gabi Moiset (Mitsubishi), descubrimos por qué su papel es fundamental.
Texto: JAVIER VARELA
Comparten protagonismo con el piloto, aunque suelen quedarse en papeles secudarios, especialmente para los aficionados ocasionales al motor. Bien lo sabe Lucas Cruz, bicampeón del Dakar y copiloto de Carlos Sainz con Peugeot en la última aventura ‘dakariana’: «Es un cincuenta por ciento de piloto y un 50 por ciento de copiloto, porque un piloto sin copiloto no podría completar las etapas y un copiloto sin el piloto sería muy difícil que ganara». Gabi Moiset, que ha compartido como copiloto el Dakar con Cristina Gutiérrez (Mitsubishi), define su labor en un raid de forma clara: «El piloto se encarga de conducir y el copiloto se encarga de todo lo demás».
Más simpática es la comparativa que hace Diego Vallejo, que compartió aventura con Óscar Fuertes (SsangYong) de la labor del copiloto en una prueba como el Dakar: «Siempre comparo la figura del copiloto con un portero de fútbol, que puede perder el partido pero es difícil que lo gane. Somos los porteros de los rallies, porque es fácil que lo perdamos, pero es imposible que lo ganemos porque sin el conductor, ganar no vas a ganar».
Sin embargo, en lo que los tres coinciden es en que se sienten como «navegadores humanos» dentro del coche. «En un raid se exige una conducción ‘en secreto’ porque las pistas no las has podido reconocer y no sabes por dónde te llevan», señala Lucas Cruz. «Es una conducción a ciegas y necesitas una persona que haga de navegador y te vaya guiando», añade. Una idea que comparte Gabi Moiset, con un añadido: «Tienes que saber más de mecánica». «Haces de navegador, tienes que interpretar la información del road book y con los pocos medios que te da la organización, que es una brújula, tienes que saber por dónde ir». «Somos el GPS del coche porque cualquier ayuda en la navegación está prohibida», incide Diego Vallejo.
Gabi Moiset: «Siempre comparo la figura del copiloto con un portero de fútbol, que puede perder el partido pero es difícil que lo gane»
Una buena relación es básica
Y además de todo eso, el copiloto debe «hacer más de psicólogo que de copiloto», señala Gabi Moiset. «En un habitáculo tan pequeño en el que se pasan tantas horas se pueden producir situaciones de estrés, y debemos calmar la tensión, gestionar las situaciones lo más rápido posible y tomar decisiones rápido, en cuanto a la conducción y también relativas reglamento». Sobre todo lo que deben transmitir al piloto es «tranquilidad y mucha calma. Es una situación de estrés y es mejor ir con calma. Para mí es básico», confiesa Diego Vallejo. Como buen equipo, en carrera se producen momentos en los que hay que tomar decisiones y es mejor hacerlo con otra persona que solo: «Tienes una persona con la que puedes compartir esos momentos y sus dudas, porque no es lo mismo tener que hacerlo solo que con alguien y, sobre todo, tener la opción de discutir o ver si se puede aclarar o corregir», destaca Lucas Cruz.
Por eso, la relación entre el piloto y el copiloto es «básica» para que las cosas vayan bien en cualquier prueba. «Pasamos dentro del coche 15 o 16 horas en un metro cuadrado y, o tienes una buena relación, o es muy difícil convivir tantos días con la tensión que hay en la carrera», señala el copiloto de Carlos Sainz en Peugeot. «Es como un matrimonio que tiene que entenderse a la perfección porque son muchas horas dentro del coche. Si eres buen copiloto y has corrido con varias personas, es más fácil que te adaptes. Además, estoy convencido de que todos los pilotos tienen un gen que les hace parecidos entre ellos. Lo que le gusta a uno le suele gustar a otro», confiesa entre risas Diego Vallejo. Y es que algo en lo que todos coinciden es lo que comenta Gabi Moiset: «En el Dakar pasas muchas horas juntos dentro del coche durante 16 días y si hay estrés no se trabaja bien». Una prueba como el Dakar es muy dura física y psicológicamente, en la que se suma «la tensión, los kilómetros a recorrer, el cansancio acumulado del día a día…», dice Lucas. «Es un conjunto de cosas», señala Gabi, a lo que Diego añade: «lo peor son las pocas horas de descanso, pero el resto depende mucho de cómo te vaya en la carrera. Se te hace más duro si tienes problemas o más cómodo si no hay muchos líos».
Lucas Cruz: «El desgaste psicológico es mayor el del copiloto, pero la preparación física es similar para los dos»
Estos argumentos que pueden convencer hasta a los más profanos de que nos encontramos ante auténticos atletas que requieren una preparación tanto física como mental de alto nivel. «El desgaste psicológico es mayor el del copiloto, pero la preparación física es similar para los dos», dice Lucas Cruz, una idea que rebate Diego Vallejo porque «no creo que sea más exigente. La psicológica debe ser igual que la física porque te vas a enfrentar a lo mismo». En lo que todos coinciden es en la primera idea que se les pasa por la cabeza cuando terminan el Dakar: «No vuelvo». Una idea que va cambiando según pasan los días y las semanas. «Si acabas bien no hay problema, pero si acabas mal o se complica, se hace muy duro psicológicamente», destaca Lucas. «Cuando acabas, siempre dices que no vuelves y que es el último año, pero al mes ya estás pensando en volver», reconoce Vallejo. «Eso sí», aclara entre risas, «que te dejen margen para descansar y dormir». «Está bien que sea una vez al año», puntualiza Gabi.
Cocinero antes que fraile
Durante el Dakar y en las diferentes pruebas en las que compiten su chip es el de copiloto, pero ¿cómo actúan cuando se quitan el mono y circulan por las carreteras o por las ciudades como acompañantes? «Me gusta disfrutar del paisaje y del recorrido. Es más gratificante que cuando voy en carrera», confiesa Lucas Cruz. «Tengo la costumbre de ir indicando por dónde voy y, por ejemplo, cuando voy con mi hermano en Lugo -que es donde residen-, le voy indicando y me dice: ‘pero si ya sé ir…'», confiesa entre risas Diego Vallejo. Sin embargo, Gabi Moiset no quiere saber nada de dar indicaciones cuando no está en competición: «Generalmente, cuando vas con alguien por una ciudad que no conoces, preguntan por dónde ir y contestas que no sabes te dicen: ‘¡pero si tú eres copiloto!’. Se piensan que por ser copiloto sabes ir a todos lados», dice Diego. «Es verdad que debes tener unas actitudes de orientación adecuadas, pero no tienes por qué saber cómo llegar a todos los sitios. Prefiero ir disfrutando del paisaje», coincide con Lucas Cruz.
Y claro, con tanto copiloto de nivel siempre queda la curiosidad de saber cómo son cuando tienen que ponerse al volante. «Yo empecé en las carreras pilotando», recuerda Gabi Moiset. «No me considero un piloto estrella, pero no conduzco mal. Soy del montón. Además, al ir al lado de una persona que conduce bien, hay muchas más cosas que tienes claras que otra persona que no esté habituada a conducir. Los copilotos tenemos una noción de conducción mucho más alta que cualquier otra persona que no esté en el mundo de la competición». Eso sí, se apresura a confesar que «soy mejor copiloto, sin duda, y no soy copiloto porque sea un piloto frustrado». Todo lo contrario le ocurre a Lucas Cruz, que nunca ha pensado «cambiar los papeles con Carlos Sainz en una competición. «Sólo en los enlaces, cuando son largos y hemos madrugado mucho, llevo yo el coche mientras Carlos echa una cabezadita», confiesa. «Nunca he probado en un rally y no tengo intención de hacerlo. No he pensado en cambiarme los papeles con Carlos».
Diego Vallejo: «Llevo 376 carreras y una de piloto. Fue en el Rally de Santander, y estaba obsesionado con no penalizar y no perderme»
El que sí lo ha hecho es Diego Vallejo, aunque sólo una vez. «Llevo 376 carreras y una de piloto», señala. «Fue en el Rally de Santander, y estaba obsesionado con no penalizar y no perderme para no hacer el ridículo. Nos daban igual los tiempos pero no queríamos ni penalizar ni perder». Y entre risas, recuerda: «Varias veces, cuando me iba a meter en el coche, me metía por el lado del copiloto».
APOYO: El día a día de un copiloto en el Dakar
El Dakar es la prueba reina de los raids. 16 días de competición, etapas largas, mucha navegación, problemas mecánicos, dunas entre el desierto, pocas horas de descanso… El día a día de un copiloto nos hace entender la presión y el estrés que se vive durante una carrera que, nadie puede dudarlo, es la más dura del mundo.
«Lo primero que se hace antes de la prueba es estudiar todos los reglamentos para que no se te escapa nada: estudiar el recorrido dentro de lo poco que se puede saber gracias a ediciones anteriores, lugares que se repiten, para saber qué nos podemos encontrar en cada etapa y poder anticipar reglajes del coche o si debemos llevar más neumáticos», desvela Gabi Moiset. «Luego, en el día a día, estudiamos el road book para poder afrontar las cosas en la carrera de forma más rápida», añade. La labor de un copiloto en el Dakar es «preparar el road book para el día siguiente, y lo hacemos marcando con diferentes colores las modificaciones que te han transmitido en el briefing», desvela Diego Vallejo. «A partir de ahí debes tener el control de los tiempos y los dispositivos del coche, porque sólo llevamos una brújula electrónica y el GPS de la organización, que está capado y se abre sólo cuando has pasado el way point. No te ayuda en nada porque es una herramienta de la organización para controlar a los vehículos», señala.
Mientras, Lucas Cruz desvela que «en el tramo de enlace tienes un tiempo para llegar a la salida del tramo y ultimar todo, ya que no puedes entrar ni antes ni después al control porque penaliza». La situación cambia cuando comienza la especial porque «es el momento en el que vas leyendo el road book, con la información del recorrido del día. Además, debes estar pendiente de otros parámetros en el coche como la temperatura, las presiones, los sensores…». Y para que todo vaya a la perfección en la especial, es vital el trabajo previo en el campamento. «Hacemos una reunión con los ingenieros y explicamos lo sucedido en el día y los problemas que hemos podido tener. Después, el copiloto se prepara la etapa del día siguiente entre cinco y seis horas», lo que le hace dormir menos que el piloto. «Eso es un inconveniente», dice Lucas. «Este año el promedio de sueño ha sido de unas tres horas al día». Lo dicho, la carrera más dura del mundo.