El expiloto de Fórmula 1 es la gran novedad, pero no la única, del raid más duro del mundo, en el que Carlos Sainz partirá como la gran esperanza de victoria española
TEXTO: DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO
El Dakar 2020 será, probablemente, una de las ediciones más mediáticas de los últimos tiempos y no sólo por su aterrizaje en Arabia Saudí como nuevo escenario. La entrada de Fernando Alonso en el raid más duro y famoso del mundo ha copado la infomación previa de la prueba, que ya sin el bicampeón del mundo de Fórmula 1 tenía atractivos suficientes como para tener muchos frentes informativos a tener en cuenta.
Alonso y su copiloto, el cinco veces ganador y exdirector del Dakar Marc Coma, estarán al volante de un Toyota Hilux 4×4 V8, el coche con el que Nasser Al-Attiyah conquistó la edición de 2019, la última disputada en tierras sudamericanas después. La pareja española llega con apenas diez días de competición juntos, la Lichtenburg 400 y el rally de Marruecos, además de casi 500 kilómetros de test en terrenos tan dispares como Polonia o Namibia. Es el mayor reto en la historia deportiva de un Alonso que sigue buscando con tesón ese sueño de entrar en la historia del automovilismo como el piloto más completo, más allá de los títulos logrados. Tras serlo todo en la F1, pasó a los prototipos de Resistencia para ganar dos veces las 24 horas de Le Mans y el Mundial. Ahora da un paso más en su propio reto personal: dejar el asfalto por las dunas y las pistas de tierra.
Para Alonso será toda una aventura, que afronta con ilusión. “Lo hago por el reto de intentar cosas imposibles. La primera vez que lo piensas te dices: ‘esto no es factible’, pero como he probado tantas cosas que no se podían hacer y cuando se consiguen haces historia, quiero seguir haciéndolo”, destacó el español en la multitudinaria rueda de prensa en la que Toyota anunció sus planes. Ahora le tocará prepararse al 100%, para lo que disputará una carrera oficial, hará un par de test y se preparará tanto mental, como teórica y mecánicamente. “Tengo que estar listo para cambiar la suspensión o cualquier otra parte del coche”, decía un Alonso notablemente ilusionado con el reto.
Todo comenzó con unas conversaciones de Carlos Sainz con Fernando Alonso en el GP de Brasil de 2018. El piloto de Fórmula 1 le preguntaba al de rallies y padre de su por entonces rival en Renault por los vericuetos, trampas y trucos del Dakar. Ahí el ‘Matador’ empezó a sospechar. “Tú vas a acabar corriendo el Dakar”, le dijo. Poco menos de un año después, Fernando Alonso ya se ha metido en este asunto.
Pero que nadie se lleve a engaño: el Dakar no se gana así como así. Es más, por pura estadística, es más probable que Fernando Alonso no llegue a la meta del 17 de enero en Al-Qiddiya, una nueva ciudad-parque de atracciones que se está construyendo a 40 kilómetros de Riyadh, la capital. Lo advertía Alonso junto a otro buen amigo que ya ha disputado varios Dakares, Jesús Calleja, unos días atrás: hay un 60% de abandonos. De cada 10 competidores, 6 no llegan. Siendo Alonso un novato en esta competición (de lujo, pero novato), la cautela obliga a no tenerle entre los favoritos ya no a victoria, sino a completar el rally. “Pensar que yo recién llegado pueda ganar no sería muy normal, pero llegar a una carrera pensando en un 0% de opciones sería también estúpido, así que digo un 1% para llenarme algo de ilusión, y a la gente”, dijo el asturiano.
En la posición de candidatos a levantar el trofeo touareg sí estará Carlos Sainz. El hombre que inoculó el veneno dakariano en las venas a Alonso buscará, con la inestimable ayuda de Lucas Cruz (considerado por todo el ‘bivouac’ como el mejor navegante en la categoría de coches) su tercera victoria del Dakar, tras las logradas en 2010 y 2018. Tendrá una de las mejores máquinas, sino la mejor, posible: un Mini John Cooper Works del equipo X-Raid, la única estructura que puede batirse el cobre en igualdad de condiciones con los Toyota.
Pero Sainz es sólo una de las puntas de lanza de una competición en la que siempre hay varios favoritos. El otro Mini del X-Raid pilotado por Stepháne Peterhansel y su esposa Andrea buscarán aumentar el extenso palmarés de ‘Monsieur Dakar’ en uno más para elevar a 14 el número de títulos logrados en el raid. Son los buggies de la marca propiedad del grupo BMW quienes más problemas pueden suponerles a los Toyota.
En la escuadra sudafricana, además de Alonso, estarán otros dos de los grandes candidatos. Nasser Al-Attiyah y su copiloto Mathieu Baumel, vigentes campeones y defensores del título, y Giniel de Villiers y su copiloto español Álex Haro, ganadores del rally de Marruecos y más en forma que nunca, entrarán en la terna desde el principio, siempre que la mecánica les respete. Ellos y los Ten Brinke (otro de los fichajes de Toyota), Przygoński, Terranova o incluso Nani Roma, que se enrola este año en el proyecto Borgward, darán mucho de qué hablar en este Dakar.
El recorrido del Dakar 2020
La carrera se llevará a cabo en Arabia Saudita del 5 al 17 de enero de 2020 en Arabia Saudita. El trigésimo país que abre sus puertas al Dakar ofrece espacios grandiosos y variados que permiten diseñar un recorrido muy completo. Tendrá su largada en Jeddah, el descanso será en la capital, Riyadh y la llegada será en la nueva ciudad de Al Qiddiya.
La Armada Española, al asalto del nuevo Dakar
El rally Dakar se ha convertido desde hace muchos años en una cita ineludible para los aficionados al motor. Da igual que sean más de circuitos que de rallies: el raid más duro del mundo es siempre un foco de atención para cualquier apasionado de la velocidad. La edición de 2020 ha cobrado mucho más protagonismo por el aterrizaje de Fernando Alonso en su búsqueda por convertirse en el piloto más completo de la historia, pero sin él presente España ya tendría un papel más que relevante en la prueba que arranca el 5 de enero en Arabia.
Desde hace tiempo, la bandera rojigualda luce entre las más firmes candidatas a levantar el trofeo touareg. Tanto en coches como en motos, España ha gozado de grandes favoritos, y en el aterrizaje en un nuevo escenario no será menos.
Aunque las inscripciones aún no se han cerrado, ya hay nombres que a todo el mundo le suena que estarán entre los que buscarán ser campeones del nuevo Dakar. En coches, la gran baza es Carlos Sainz. El legendario ‘Matador’ va a buscar en Arabia su tercer Dakar, acompañado de nuevo de Lucas Cruz como copiloto. Empeñado en retrasar todo lo que pueda su jubilación, el bicampeón de rallies tiene entre ceja y ceja volver a demostrar que está al 100% de forma. A sus 57 años, incluso su hijo el piloto de Fórmula 1 se asombra del hambre y las ganas que aún muestra un hombre con muchas cicatrices y muchos kilómetros de tierra y dunas a sus espaldas. Esta será su 13ª inscripción en el Dakar, segunda con el equipo X-Raid al volante de uno de los dos MINI John Cooper Works Buggy. El otro lo llevará el legendario Stepháne Peterhansel (13 victorias en el Dakar, nadie tiene más), que contará con su esposa Andrea Mayer a su lado.
Ellos son los grandes rivales de la armada de Toyota, en la que están enrolados Fernando Alonso y Marc Coma (buen ‘marrón’ para el cinco veces ganador del Dakar en motos y exdirector de la prueba), pero también Nasser Al-Attiyah y Giniel de Villiers, que tendrá a su lado a otro español, Álex Haro. El copiloto fue fichado por Toyota con la intención inicial de ponerle al lado de Alonso, pero al final fue el veterano piloto sudafricano quien se hizo con sus servicios.
Haro tiene experiencia sobrada como copiloto, ya que se estrenó al lado de Nani Roma. El único campeón español en motos y coches del Dakar cae de las primeras posiciones de las apuestas. Tras quedarse sin sitio en un equipo puntero, aceptó liderar la entrada de Borgward en el Dakar. Con un coche aún en desarrollo, en el rally de Marruecos ya mostró carencias notables. Esta vez, salvo máxima sorpresa, no contará para ser uno de los que peleen por triunfo en las etapas.
Además de ellos estarán Isidre Esteve, con su BV6 de Sodicars Racing adaptado para que no tenga problemas al montar con su silla de ruedas, y quizá el televisivo Jesús Calleja, que a fecha de edición de este texto estaba rematando los últimos flecos para conseguir patrocinadores que le ayuden a emprender un nuevo Dakar, del que se siente enamorado. Ellos son sólo algunos de los que, además de Fernando Alonso, aspirarán a ganarse un sitio en la historia del Dakar en la categoría de coches.
‘Bang-Bang’, la esperanza española en motos
Dicen muchos pilotos que el verdadero Dakar, la verdadera aventura, se vive en la categoría de motos. Navegar por dunas eternas solo a lomos de una máquina de dos ruedas es algo para lo que muchos no se sienten preparados. Algunos pasan eternidades ensayando, poniéndose a punto y no lo logran. Uno de los que quiere quitarse esa losa de encima es Joan Barreda.
El piloto valenciano vuelve a partir en este 2020 como la gran esperanza española. A lomos de su KTM, ‘Bang Bang’ espera que la llevada a Arabia le sea más propicia que sus años en el rally en tierras sudamericanas, donde múltiples problemas le han dejado fuera de las opciones a victoria absoluta pese a ser un constante favorito en las etapas.
También con KTM estará la reina del desierto, Laia Sanz, cuyo objetivo es dar el salto definitivo y dejar de ser una anécdota a pie de página del Dakar para ser una candidata al título. Su objetivo inicial será de nuevo el ‘top 20’, pero en el fondo sabe que aspira a mucho más. El salmantino Lorenzo Santolino, de Sherco, ya fue una de las grandes sorpresas de la última edición y viene empujando muy fuerte, así como Oriol Mena, otro de los grandes aspirantes.