Cada vez son más los pilotos con discapacidad que participan en competiciones internacionales, e incluso la FIA ha creado una Comisión de Discapacidad y Accesibilidad. Y es que el mundo del motor es pionero a la hora de derribar obstáculos.
TEXTO: JAVIER VARELA
El mundo del motor está rompiendo barreras. Cada vez son más los pilotos con discapacidad que afrontan la aventura de participar en competiciones, ya sea en un vehículo de cuatro o de dos ruedas. Muchos han sido y son los ejemplos de pilotos a los que les cambió la vida un accidente, y que han querido reivindicar su derecho a seguir disfrutando de su pasión.
La propia FIA ha tomado conciencia de la importancia de la integración y, gracias a la iniciativa de Jean Todt, se creó el pasado año la Comisión de Discapacidad y Accesibilidad, presidida por Nathalie McGloin. En esta Comisión se han revisado las nuevas disposiciones para la concesión de permisos de conducir a conductores con discapacidades con el fin de reforzar las evaluaciones médicas, técnicas y deportivas, así como para facilitar los procedimientos de solicitud. Además, desde la Comisión se han esbozado propuestas para el programa de subvenciones para conductores con discapacidades con el objetivo de garantizar recursos adicionales para aquellos conductores con discapacidades que solicitan productos de seguridad necesarios para obtener su permiso de conducir.
La Comisión quiere ir un paso más allá pensando en el deporte y en facilitar el acceso a las competiciones a pilotos con discapacidad. De tal manera, centrará sus actuaciones en los podios accesibles, así como en las infraestructuras accesibles en los eventos deportivos en general, para permitir acceder a las sedes de los campeonatos sin riesgos significativos para los competidores, pero también para los espectadores con discapacidades físicas y con movilidad reducida. Pero donde quiere hacer especial labor es en la integración de pilotos con discapacidad en la competición.
Nathalie McGloin, la presidenta de la Comisión, es una piloto británica que se quedó paralítica en 1999 «tras chocar contra un árbol el coche en el que iba sin cinturón de seguridad» y compite desde 2015. Un año después se convirtió en embajadora del proyecto ‘Dare To Be Different’, de Susie Wolff, y quedó la octava de 18 participantes en la primera carrera del Porsche Club Championship, en condiciones de lluvia en Brands Hatch. En 2017 empezó a competir en carreras de 24 horas tras su paso por carreras de resistencia de 1.000 kilómetros.
El Dakar, dos participantes sin complejos
Su caso no es único en el mundo de la competición. Este año, en el Rally Dakar, dos pilotos con discapacidad han centrado los focos de todos. El primero es el español Isidre Esteve, que tras haber disputado en diez ocasiones la prueba en motos, el 24 de marzo de 2007 sufrió una caída en la Baja Almanzora (Almería) y se fracturó la sexta y séptima vértebras. Aquel accidente le frustró su objetivo de ganar el rally más duro del mundo sobre dos ruedas, pero no sobre cuatro. De hecho, en 2019 ha disputado su cuarto Dakar en coche, demostrando así que no hay barreras que le impidan disfrutar de su pasión. «Tras el accidente soy una persona más equilibrada. Amo más la vida e intento disfrutar de todo lo que vivo, hacer lo que me gusta y no desaprovechar el tiempo», ha confesado en alguna ocasión el piloto catalán.
El otro protagonista especial del Dakar fue Lucas Barrón, un joven peruano de 25 años que ha entrado en la historia del Rallye como el primer participante con Síndrome de Down. Para participar en la categoría UTV por buggies recibió una licencia especial por parte de la FIA y ejerció de copiloto de su padre, que ya había participado en cuatro ocasiones sobre una moto. «Si quieres hacer algo especial, trabaja duro y llega a la meta», confesó antes de participar.
De esquiador a piloto
Otro ejemplo de superación en el mundo del motor es el del español Albert Llovera, que a sus 52 años ya lleva más de 30 pilotando todo tipo de vehículos -quads, buggies, coches de rally, de rallycross, camiones– adaptados a su discapacidad y competiendo con pilotos sin ninguna discapacidad. Su paraplejia irreversible le tiene postrado en una silla de ruedas desde que se fracturó tres vértebras dorsales una caída esquiando a 100 km/h provocada porque un juez se cruzó cuando no debía. Aquel día se perdió un gran esquiador y se ganó un piloto, porque «el esquí y el motorsport son muy parecidos: en ambos debes tener una visión por adelantado, avanzarte a lo que vendrá, ya sea una curva o una inclinación; los esquís son como los neumáticos, el contacto con la superficie; y las rodillas son como las suspensiones», ha contado para comparar ambos deportes.
Otro deportista con mayúsculas es Toñejo Rodríguez. El piloto quedó parapléjico en 1990 tras un accidente en Quad en el Rally Raid Quinto Centenario. Toñejo, lejos de rendirse, siguió adelante midiéndose a deportistas sin discapacidad, y lo hizo con éxito. Ha participado en el Dakar, el Mundial de Acapulco, la Copa del Rey o la Baja California, además de ser Campeón de España y Subcampeón del Mundo de Motos de Agua. Es, además, el primer español en pilotar un F1 del mar.
Pilotos sin piernas
Alessandro Zanardi es una de esas personas que no se rinde ante las adversidades y que siempre piensa en positivo. El italiano fue piloto de Fórmula Uno hasta que perdió sus dos piernas en un accidente en 2001. Aquella tragedia lejos de hundirle le hizo afrontar la vida con optimismo y se apoyó en el deporte para superar todas las adversidades. «Estoy vivo, encontraré un camino para ilusionarme», le dijo a su pareja, Claudia, cuando se despertó del coma. Y así fue. Llegó a ganar cuatro carreras del WTCC, el Mundial de Turismos, después fue campeón paralímpico en ciclismo y, el pasado año, volvió a competir en el automovilismo en una carrera de DTM. Su último reto fue participar en las 24 horas de Daytona al volantede un BMW M8, con motor 4.0 V8 biturbo y 525 CV bajo el capó. «Sé que aún puedo arañar algo al reloj afinando mi técnica e incluso podría tomar alguna curva con una sola mano. Pero lo importante es que me siento preparado», dijo antes de la prueba que ganó Fernando Alonso junto a su equipo.
Un caso similar al de Zanardi vivió el pasado año el jovencísimo Billy Monger, piloto de 18 años al que le amputaron las dos piernas el 4 de abril de 2017 después de que su monoplaza se golpeara con otro coche que estaba parado en la pista, durante una carrera de Fórmula 4 en Donington. Pero aquella tragedia no le frenó en su empeño de ser piloto y el pasado año regresó a la competición, en la Fórmula 3 británica, quedando tercero en su primera carrera en Oulton Park. «Si alguien me hubiera dicho que estaría en el podio en mi regreso a la competición hubiera pensado que esa persona mentía», señaló. De hecho, Su historia conmocionó al mundo del motor y varios pilotos de la Fórmula Uno como Lewis Hamilton, Jenson Button y Nico Rosberg contribuyeron económicamente en un fondo que terminó reuniendo cerca de un millón de euros. El joven pilota un monoplaza especialmente adaptado en el que el acelerador lo controla con una pequeña palanca ubicada a la izquierda del volante, aunque podrá frenar con un pedal gracias una de sus prótesis.
30% de discapacidad y piloto de Moto2
Mattia Pasini es un caso especial en el Mundial de motociclismo. El piloto italiano de Moto2 sufrió un accidente haciendo motocross con 13 años y se destrozó el brazo derecho. Varias fracturas de fémur y clavícula le afectaron al plexo braquial, un conjunto de ramificaciones nerviosas cervicales que dan lugar a la mayoría de los nervios que controlan el movimiento del brazo derecho. Desde entonces sufre una discapacidad del 30% que no le ha impedido desarrollar su carrera profesional como piloto a pesar de que no puede abrir la mano del todo o mover el pulgar. «Pero puedo cerrarla y tengo fuerza”, aclara. De hecho, su forma de pilotar le permite descargar trabajo en su brazo derecho cambiando la maneta del freno en el lado izquierdo, debajo de la del embrague, lo que le obliga a accionar el embrague y el freno al mismo tiempo. «Me siento más cómodo pilotando así», explica sobre un ‘invento’.
Alan Kempster es considerado para muchos el pionero de los discapacitados en el mundo del motor. Un hombre borracho que conducía un camión perdió el control de su vehículo y se llevó por delante a Alan y su moto. Los médicos tuvieron que amputarle su brazo y su pierna derechos para salvarle la vida, pero encontró en el deporte la forma de integrarse con naturalidad. Primero probó con el esquí acuático adaptado, en el que fue campeón del mundo en tres ocasiones. Con 48 años logró su objetivo de ser piloto disputando y ganando la Fórmula 400 australiana con una moto ajustada a las necesidades, en la que controlaba acelerador, embrague y freno delantero con la mano izquierda, y el cambio y el freno trasero con la pierna. Pero además de un gran piloto era una persona con mucho sentido del humor como demostraba que en su montura luciera el dorsal 1/2, lo que le valió el sobrenombre de ‘Half Man’ (‘Medio Hombre’). Pero Alan no pudo cumplir su sueño de competir en la Tourist Trophy de la Isla de Man, la carrera más peligrosa del mundo, ya que falleció el pasado mes de abril por causas naturales a los 56 años.