Coches que informan de los huecos libres mientras circulan, plazas de parking que informan si están libres o automóviles que aprenden maniobras endiabladas para esquivar la columna de tu garaje. La tecnología revoluciona los aparcamientos.
Texto: MICHAEL MCLOUGHLIN
Dirk Ahlborn es uno de los máximos visionarios cuando se habla del transporte del futuro. Y todo porque es uno de los máximos impulsores de Hyperloop, un sistema basado en cápsulas que viajan miles de kilómetros en tubos presurizados. Cuando le preguntan cómo se moverá la gente del futuro suele dibujar el siguiente escenario: los aviones quedarán para trayectos transoceánicos, su propuesta servirá para moverse entre ciudades de todo el continente y allí en terreno urbano el panorama estará dominado por coches que no requerirán de conductor y eléctricos que se comunicarán con un entorno inteligente. Pavimentos, señales, farolas e incluso las plazas de parking. Todo estará conectado.
Aunque todavía queda un buen trecho por avanzar para llegar a ese futurista escenario, lo cierto es que el sector de la automoción lleva inmerso en una metamorfosis tecnológica desde hace varios años. A la cabeza de esta carrera, el comentado coche autónomo que involucra a empresas tan dispares como Apple o Google como a los tradicionales fabricantes. Pero hay muchos otras revoluciones menos mediáticas que avanzan a pasos agigantados como la del ‘aparcamiento inteligente’.
No en vano el 30% del tráfico que congestiona el centro de las ciudades es causado por aquellos que tratan de dar con un hueco donde dejar el coche. Imagínense disponer de que los automóviles, a través de los mismos sensores que ayudan a la hora de maniobrar, midiesen los huecos entre los automóviles estacionados.
Esa información se trasladaría a un mapa digital en la nube para que los conductores lo puedan consultar en su móvil o en el sistema de navegación y encontrar una plaza que se encaje a sus necesidades. Eso es lo que propone el fabricante Bosch, con su plataforma de aparcamiento basado en la comunidad. “De esta manera integramos el coche como un sensor más de IoT (Internet de las cosas) y hacemos ciudades más inteligentes”, aseguran desde la compañía, que espera que en 2018 esté ya en el mercado.
La multinacional de origen alemana es una de las que más esfuerzos está invirtiendo en este campo. Otro de los proyectos que ahora mismo desarrolla es ‘automated valet parking’, lo más parecido al aparcacoches del futuro. Uno deja el vehículo a la entrada de un parking y a través de una ‘app’ da la orden de que se dirija a una plaza libre. Así de fácil. Y lo mismo para recogerlo. El reto de esta plataforma, que podría estar en tres años disponible, es la necesidad de plagar de sensores la instalación que sean capaces de transmitir si una plaza está libre u ocupada.
Pero, ¿qué ocurrirá en los parkings particulares de décadas de antigüedad donde muchas veces hay que hacer maniobras endiabladas? Pues bien, la funcionalidad ‘Home zone park assist’ permite enseñarle la maniobra en cuestión al coche. A partir de ahí y siempre que esté en la plaza correspondiente, el sistema será capaz de repetirla gracias a doce sensores y una cámara. Incluso es capaz de esquivar un obstáculo inesperado si no supone un gran desvío del trayecto original. Si no puede o el conductor no responde, frenará en seco. Y hay estudios es que cuatro de cada diez partes del seguro de automóvil están relacionados con incidentes a la hora de estacionar. Desde Bosch plantean algo similar: utilizar los sensores de ultrasonidos para ‘medir’ la plaza y que simplemente haya que apretar un botón para iniciar el proceso. Una propuesta similar a la de BMW, que ya presentó en 2014, un proyecto para aparcar el coche desde un reloj inteligente.
Un usuario normal a lo largo de su vida puede gastar una media de 106 días buscando una plaza de aparcamiento. No es raro que varias ciudades españolas como Madrid, Santander u Oviedo entre otras ya hayan experimentado con soluciones tecnológicas para reducir este problema. Por ejemplo, la firma aragonesa Libelium, premiada recientemente con el galardón al proyecto más innovador de ‘The App Date’ por su trabajo con sensores en el campo médico, ha creado un pequeño dispositivo para instalar en plazas de aparcamiento al aire libre. Esto permite monitorizar constantemente las plazas libres y ocupadas.
Desde Alemania llegan algunas de las propuestas más futuristas. En Berlín, una ciudad que ha hecho múltiples esfuerzos por sumarse a la ola de las ‘smart cities’, han recurrido a uno de los elementos urbanos más presentes en las calles: las farolas. Allí, en un proyecto piloto de Siemens, se ha equipado estas instalaciones para que además de dar luz sean capaces de detectar si hay espacios disponibles para dejar el coche.
No es la primera vez que las farolas son utilizadas para fines de este tipo. En varias ciudades europeas se ha llegado a experimentar con estos elementos para crear redes públicas de Wifi.
Hasta que estos proyectos empiecen a generalizarse, lo cierto es que han surgido decenas de programas que ayudan a “reducir el estrés” a la hora de aparcar. Apps como E-park permiten no tener que andar preocupándose de buscar un punto de donde sacar el ticket de estacionamiento y hacerlo desde el móvil.
Hasta que los coches sean capaces de aparcar por si solos y volver al punto de partida cuando uno quiera marcharse, habrá que conformarse con el factor humano. Eso es lo que ofrece Valvet. Con esta aplicación -de momento disponible en Madrid- el conductor puede solicitar un ‘aparcacoches’ cuando lo necesite. Verifican la identidad, recogen el coche y luego, cuando uno quiera, lo devuelve al punto que el usuario desee.