ARM es el procesador para móviles que está ‘comiéndose’ el mercado de PC y servidores, ya que el 95% de los dispositivos móviles que hay en el mercado tienen este chip.
TEXTO: ARANTXA HERRANZ
Si tienes un móvil o una Tablet, es muy probable que el procesador que lleve dentro sea un ARM: se calcula que el 95% de los dispositivos móviles que hay en el mercado tienen un chip ARM. Sin embargo, si compruebas las especificaciones técnicas del equipo, probablemente no lo veas así: el fabricante del procesador será otro (Qualcomm o MediaTek, por ejemplo), pero el diseño de este procesador es de ARM, quien idea cómo deben ser estos componentes pero permite que otras empresas se basen en estos diseños para construir sus chip.
Estas piezas de silicio son más pequeñas que las que puedes encontrar en tu ordenador, cuyo procesador estará, casi con toda probabilidad, fabricado por Intel o AMD. Sin embargo, la estrategia y la potencia de los diseños de ARM está haciendo que cada vez sea más frecuente que encontremos sus diseños en ordenadores personales (Apple, por ejemplo). Las consultoras de mercado creen que uno de cada 10 ordenadores portátiles que se venden tienen chips ARM.
Además, las dos grandes compañías de procesadores, que también tienen unidades más potentes para servidores y otros grandes sistemas, están teniendo que hacer frente a la llegada de los chips basados en diseños ARM, que empiezan a estar incluso en grandes súper ordenadores, de los más potentes del mundo. Pero, ¿quién es ARM y por qué está logrando dar el salto de los dispositivos más pequeños a los mas grandes y potentes?
Yo diseño, tú fabricas
ARM es una empresa que tiene su sede en Reino Unido. Se dedica a diseñar los componentes de los procesadores para que otros los construyan. Es decir, los licencia. Y es ahí donde está su negocio. Frente a procesadores cerrados (como los de Intel o AMD), la estrategia de ARM permite que otras empresas construyan procesadores en los que incorporen sus propios diseños y los de ARM.
Como decíamos, hasta hace no mucho el punto fuerte del negocio de ARM estaba en los dispositivos móviles pero cada vez es más frecuente ver sistemas en chip (SoC) basados en ARM, lo que plantea una nueva competencia contra la arquitectura x86 (dominada por Intel y AMD). De hecho, uno de los puntos de inflexión fue cuando en junio de 2020 Apple anunció que dejaba su alianza con Intel para empezar a fabricar sus propios procesadores para sus ordenadores personales.
Mientras que en el modelo de Intel y AMD los fabricantes de dispositivos se dedican “únicamente” a ensamblar todas las piezas, en el modelo de ARM pueden hacer más personalizaciones. Además, el diseño simplificado de los procesadores ARM permite un procesamiento de múltiples núcleos más eficiente y una codificación más sencilla para los desarrolladores.
¿Cuál es más potente?
Hacer una comparación de cuál de las dos opciones es mejor o más potente es realmente difícil. En general los procesadores de Intel siguen teniendo mejor rendimiento informático, pero es cierto que los procesadores ARM a veces superan el rendimiento de los procesadores Intel para las aplicaciones que existen en ambas arquitecturas.
Además, cada vez hay más competencia, ya que también Microsoft ha decidido que sus propias tabletas Surface lleven procesadores ARM, lo que ha obligado a hacer un diseño del sistema operativo más ligero para este tipo de modelos (una ligereza que también puede afectar al rendimiento general de la máquina).
Servidores, nuevo objetivo
Otro de los movimientos importantes es que ARM se está adentrando en el mercado de servidores, tanto los estándar como aquellos destinados a la supercomputación. Un servidor tradicional x86 con 12, 16, 24 o más núcleos aumenta el rendimiento al aumentar la velocidad y la sofisticación de cada procesador, utilizando la velocidad y la potencia de la fuerza bruta para manejar cargas de trabajo informáticas exigentes. Mientras, un servidor ARM usa muchos más procesadores, pero más pequeños, menos sofisticados y de bajo consumo. Estos procesadores comparten cargas de trabajo, en lugar de tener menos procesadores, pero más potentes.
De nuevo, es difícil establecer una comparación fidedigna sobre cuál de las dos aproximaciones es mejor en términos de rendimiento y coste, pero lo cierto es que ARM está creciendo mucho tanto en ordenadores como en servidores, lo que plantea nuevos escenarios competitivos en un mercado que parecía bastante establecido.
Este negocio empezó a arrancar sobre todo cuando en 2019 Amazon Web Services empezó a tener servidores que utilizan sus chips personalizados basados en ARM. Un movimiento que fue secundado por compañías como Microsoft para su nube Azure.
La estrategia de ARM para hacerse con un hueco dentro de los sectores de centros de datos consiste en ofrecer un producto más rentable, en el sentido de ofrecer el mejor rendimiento por vatio. Eso significa que las empresas podrían ahorrar dinero en sus costes de electricidad utilizando productos basados en sus diseños sin perder ninguna competencia de energía.
El futuro, en manos de Nvidia
La estrategia de ARM de diseñar chips y permitir que otras compañías los fabriquen no es solo su modelo de negocio, sino también en el que se basan muchas otras empresas que deciden fabricar sus procesadores basándose en estos diseños. De hecho, según sus propios datos, los fabricantes partners de ARM venden más de 900 chips por segundo o 70 millones de chips al día basados en sus diseños.
Por eso, las alarmas empezaron a sonar en el mercado cuando el 13 de septiembre de 2020, Nvidia anunció un acuerdo para adquirir ARM en una operación valorada en 40.000 millones de dólares.
Nvidia, famosa por sus tarjetas gráficas, quiere ser un jugador importante en el terreno de la inteligencia artificial y los servidores con procesadores ARM encajan perfectamente en esta estrategia. Por eso, muchos ven en esta compra un peligro para que ARM siga su política de licenciamiento, una vez que forme parte de su nueva matriz.
Sin embargo, el CEO de Nvidia, Jensen Huang, ha asegurado públicamente que su intención es mantener el modelo comercial actual de ARM e, incluso, añadir la tecnología GPU de Nvidia en la oferta de ARM.
El acuerdo está pendiente de revisión por parte de la Unión Europea, Estados Unidos, Japón y China, por lo que la aprobación definitiva podría postergarse hasta 2022.