Se calcula que en Europa había, en 2017, más de 27.000 drones comerciales a los que se les dan usos tan variopintos como controlar el tráfico, para sobrevolar campos agrícolas o para realizar la inspección y el mantenimiento de infraestructuras.
TEXTO: ARANTXA HERRANZ
Dron. Aeronave no tripulada. Y, a partir de esta definición de la RAE, todo un mundo de posibilidades. Se calcula que en Europa había, en 2017, más de 27.000 drones comerciales. Cada año, este volumen irá creciendo un 24% hasta superar los 500 millones de dólares en 2024. ¿Las razones de este crecimiento? Que cada vez se demandan más drones para aplicaciones comerciales.
Por ejemplo, cada vez hay más empresas que están utilizando estas naves para poder llegar a puntos estratégicos que, hasta ahora, eran demasiado caros o inaccesibles. El hecho de que la Administración Europea de Seguridad Aérea (AESA) también regulara el uso comercial de aviones no tripulados ha facilitado el crecimiento del mercado. En España, fue el 15 de diciembre de 2017 cuando el Gobierno aprobó el nuevo reglamento sobre drones, abriendo la puerta a volar en zonas urbanas y sobre multitudes de personas, previa aprobación de AESA (Agencia Española de Seguridad Aeroespacial).
Un mercado altamente profesional
Aunque muchos identifican un dron con un juguete, una especie de avión teledirigido, lo cierto es que se trata de un producto con muchas posibilidades profesionales y empresariales. El sector audiovisuales es uno de los que más ha explotado estos UAV (Vehículo Aéreo no Tripuldo, por sus siglas en inglés): para grabar videos (pueden transportar cámaras pesadas), para tomar fotos y también grabar deportes de acción. También es posible incorporar el vuelo de seguimiento automático, que sigue a un objetivo a una distancia especificada con vuelo automático.
Pero los drones también se están empleando para sobrevolar campos agrícolas permitiendo, por ejemplo, una fumigación precisa. El uso de este tipo de aeronaves en la agricultura es un paso adelante en el control de procesos y en el ahorro de costos para el sector debido a las ventajas que brinda para detectar plagas y malezas.
Algunas empresas españolas, como Iberdrola, están utilizando estos drones para realizar la inspección y el mantenimiento de infraestructuras como los aerogeneradores, eliminando los altos costes y riesgos laborales para los empleados. Correos también estaba estudiando la viabilidad de realizar pruebas de distribución con drones, especialmente en zonas de difícil acceso o en condiciones climáticas adversas. Una opción que Amazon asegura que implantará también en breve en Estados Unidos.
Vigilar desde el aire
La DGT también está utilizando este tipo de aeronaves en el control y seguimiento de las carreteras españolas. De hecho, desde Semana Santa de 2019 hay tres drones sobrevolando los cielos españoles en estas labores de tráfico. Estos aparatos están concebidos como apoyo en labores de vigilancia. Es decir, que de momento no realizan sanciones de infracciones, aunque la Dirección General de Tráfico no descarta incorporar esta posibilidad en el futuro. Los aparatos son teledirigidos desde tierra por operadores en puntos estratégicos de las vías, donde recogen y envías imágenes en directo del tráfico a los Centros de Control de la DGT correspondientes.
Los primeros vuelos de estas naves no tripuladas se realizaron sobre las autovías A-1 y A-6 en la provincia de Madrid y sobre la A-6 a la altura de la Tordesillas (Valladolid). Antes de que los drones se incorporaran a las funciones de vigilancia de las carreteras en España se ha llevado a cabo una fase de pruebas que se ha prolongado durante un año.
Un taxi dron
Aunque de momento el servicio no está al alcance de todos los bolsillos, en Dubai también se está probando la viabilidad de utilizar los drones como taxis aéreos. Estos aparatos pueden transportar únicamente a una persona y una maleta de mano. De momento, además, solo son capaces de recorrer 50 kilómetros ya que la autonomía de su batería apenas supera los 30 minutos de duración.
No es el único país o ciudad que está inmersa en la investigación de este tipo de vehículos. En España de nuevo también se estudia esta posibilidad. Más concretamente en el centro de investigación Tecnalia, donde están diseñando un prototipo de aerotaxi propulsado por drones que puede recorrer de forma autónoma distancias de 15 kilómetros. La investigación quiere aumentar la capacidad de transporte para que sea posible que cuatro personas puedan volar en una misma aeronave. La velocidad durante los trayectos sería de 90 km/h, aunque la arquitectura podría permitir velocidades de hasta 190 km/h, y la altura del vuelo se encontraría entre los 100 y los 300 metros.
Cabe señalar que países como Alemania y Francia también tienen otros proyectos piloto de drones taxi y que se espera que, en 2020, Los Ángeles, Dallas, Dubai, Singapur y Tokio realicen los primeros vuelos experimentales en sus ciudades.
Cómo integrar estos nuevos vehículos en la ciudad
Como vemos, tanto la tecnología de drones como los casos de uso evolucionan rápidamente. Pero ante estos nuevos vehículos, lo cierto es que la mayoría de las ciudades han tardado en reaccionar y dar respuesta a cómo integrarlos en estas esferas. Algunas de las ciudades más avanzadas han comenzado a pensar en los aspectos cívicos del uso de drones. Pero estos esfuerzos han sido en gran medida reactivos, centrándose en resolver puntos clave como garantizar la seguridad pública, reservar el espacio aéreo protegido y gestionar las preocupaciones de privacidad.
Pocas ciudades están pensando actualmente en cómo los drones se integran en el ecosistema de transporte urbano existente. O sobre qué infraestructura podría ser necesaria para soportar la nueva tecnología urbana. Menos aún han pensado en cómo podrían alentar a la tecnología a despegar en otros sectores clave y áreas de servicio de la ciudad.
Es decir, que es necesario que las ciudades comiencen a pensar de manera integral sobre cómo podrían construir e invertir en asociaciones público-privadas para que todos puedan obtener la experiencia y las capacidades esperadas. También requerirá que consideren una realineación radical de su planificación de infraestructura existente y la agenda de inversión para integrar esta nueva tecnología en el ecosistema de transporte existente.