ChatGPT es una herramienta de Inteligencia Artificial que genera textos y da respuestas hasta tal punto que aprueba incluso exámenes de selectividad y de MBA.
TEXTO: ARANTXA HERRANZ
Con toda probabilidad, habrá oído hablar de ChatGPT, una herramienta de Inteligencia Artificial que genera textos y da respuestas hasta tal punto que aprueba incluso exámenes de selectividad y de MBA. Puede que también haya visto cómo las inteligencias artificiales son capaces de generar todo tipo de imágenes en apenas unos segundos, después de haberles dado unos parámetros de creación.
A primera vista son, qué duda cabe, impresionantes. Más que un entretenimiento, parecen una verdadera revolución que, como cada tecnología disruptiva (ya pasó con la automatización y los robots, incluso con la propia Internet), puede poner en riesgo algunos trabajos, al menos tal y como los conocemos a día de hoy.
Su potencial y sus posibilidades son tales que incluso la todopoderosa Microsoft ha anunciado la ampliación de su acuerdo con OpenaAI (la empresa que desarrolla ChatGPT) apenas unos días después de anunciar el despido de 10.000 empleados en todo el mundo.
La pregunta que se plantea, por tanto, es si estas inteligencias artificiales son tan listas como parece y qué podemos esperar (y qué no) de ellas.
Qué es ChatGPT
Empecemos, pues, por el principio. ¿Qué es ChatGPT? Vayamos a la propia herramienta para saberlo (qué mejor que ella misma para saber cómo se describe). «ChatGPT es un modelo de lenguaje de gran escala entrenado por OpenAI. Se usa para generar texto en respuesta a una pregunta o una serie de preguntas, y se ha utilizado en una variedad de aplicaciones, como el chat automatizado, la generación de contenido y la traducción automática».
El responsable de su desarrollo es OpenIA, una organización de investigación en inteligencia artificial con sede en San Francisco (California). Fue fundada en 2015 con el objetivo de desarrollar y promover tecnologías de IA de manera ética y responsable. OpenAI se centra en el desarrollo de sistemas de IA avanzados, como modelos de lenguaje y aprendizaje automático, y colabora con una variedad de empresas y organizaciones para aplicar estas tecnologías en una variedad de campos.
Esta misma empresa es la responsable de DALL-E 2, la herramienta que permite generar imágenes de todo tipo usando, de nuevo, la Inteligencia Artificial.
El interés que ha generó esta última y, sobre todo, ChatGPT ha superado todas las previsiones. En sus primeros cinco días, más de un millón de personas se apuntaron a probarlo, según Greg Brockman, presidente de OpenAI. Cientos de capturas de pantalla de conversaciones ChatGPT se hicieron virales en Twitter, y muchos se mostraron asombrados de sus capacidades.
Un salto hacia adelante
Los bots de conversaciones no son nuevos. Llevan años entre nosotros. Pero lo cierto es que, hasta la fecha, resultaban todo menos agradables. Apenas entendían lo que el usuario quería preguntar y sus respuestas eran tan predecibles y automáticas como, en muchos casos, inútiles.
Sin embargo, ChatGPT ha cambiado todos los esquemas. Tanto que incluso se habla de que es la principal amenaza para Google (¿quién quiere buscar algo para encontrar la respuesta si una herramienta me la da directamente?). Sus textos son más humanos, con una redacción más amena. Inteligente, al fin y al cabo. Incluso puede escribir chistes, código informático y, como decíamos, aprobar exámenes. Además, no solo lo hace correctamente en inglés sino que también en otros idiomas, como el español, su nivel es realmente avanzado.
Otro de los cambios radicales que introduce esta herramienta es que recuerda las conversaciones anteriores del usuario, por lo que las respuestas que da suelen estar contextualizadas con las interacciones previas.
Nada es perfecto
Sin embargo, y pese a este asombro inicial, cabe señalar que la herramienta no es perfecta. Y, sobre todo, no es inteligente. Como es sabido, este tipo de tecnologías se basa en grandes volúmenes de datos para aprender. Lo que muestra no deja de ser una sucesión de cosas que ha ido aprendiendo a lo largo de estos textos con los que ha sido entrenado. Por eso, tampoco es de extrañar que perpetúe algunos de los sesgos que los humanos tenemos. Por ejemplo, si se le pregunta quién es el tenista que más títulos tiene en la Historia, nos hablará de Rafa Nadal alegando sus trofeos de Grand Slam, cuando Serena Williams tiene más títulos de Grand Slam que el español.
Hay que tener en cuenta que ChatGPT, a la hora de generar las respuestas que ofrece, se basa en probabilidades sobre qué palabras pueden ir juntos en una secuencia, basándose en un modelo estadístico entrenado con miles de millones de ejemplos de texto extraídos de todo Internet. De nuevo, puede acabar dando respuestas erróneas, incluso en problemas matemáticos aparentemente sencillos. Es más, entre los textos con los que ha sido entrenado hay miles de millones de ejemplos de opiniones personales. Eso sí, para evitar que se puedan colar comentarios racistas, misóginos o de cualquier otra índole, OpenIA ha moderado estos resultados.
Una investigación de la revista ‘Time’ también ha mostrado la cara menos agradable de estos desarrollos: OpenAI utilizó trabajadores kenianos a los que pagó menos de 2 dólares la hora para hacer menos tóxico ChatGPT.
En cuanto a la generación de imágenes, aunque es cierto que sus resultados pueden resultar sobrecogedores, no es menos cierto que deben tener una supervisión humana. Intente, si quiere, cometer algún pequeño gazapo a la hora de pedir que la inteligencia artificial le genere una imagen. Una divertida campaña publicitaria de una editorial de libros de texto alerta del peligro de usar estas herramientas sin un control preciso y sin usar las palabras correctas. Una moraleja que puede ser ampliada también al uso de ChatGPT.
Inteligencia y trabajo
Así pues, y aunque el desarrollo tecnológico de ambas inteligencias artificiales es impresionante y las posibilidades que abre son enormes, no dejan de ser máquinas que, de momento, repiten patrones aprendidos sin aportar respuestas nuevas. Como la propia OpenIA declara, «la Inteligencia Artificial no te quitará tu trabajo, sino alguien que sepa utilizar la IA».