«Si volviera a vivir cambiaría mi fecha de partida, empezaría muchísimo antes», asegura Herman Zapp, padre de una familia que convertido su vida en un viaje sin fin.
Texto y Fotos: ALBERTO FERRERAS
‘Un sueño real donde se cumple el sueño de todos, y que nos inspira a conquistar el nuestro’. Así comienza ‘Atrapa tu sueño’, un libro de vivencias escrito por Candelaria y Herman Zapp, los progenitores de una curiosa familia argentina que pasó recientemente por Madrid para contar su historia. Y es que hace 17 años, la pareja quiso vivir una auténtica aventura, a la que se fueron sumando sus cuatro hijos a medida que fueron naciendo.
Herman se crió con su abuelo, en el campo de la Patagonia. Con él realizó muchos viajes por la región, al norte del país, a las cataratas. Cuando no viajaba, leía muchos libros de aventureros que atravesaban las grandes rutas. Conoció a Candelaria, también amante de los viajes, con la que soñaba que, nada más casarse, harían una gran ruta. Tras dos años de matrimonio, decidieron no esperar un minuto más y comenzaron a recorrer, primero Argentina y después el mundo en lo que, aseguran, fue la mejor decisión. «Fue ir por vida», según palabras de Herman, algo que por fin les llenó plenamente a ambos, y para bien…
Pese a todo, a la pareja le costó mucho empezar. Cuando preparaban el viaje, comentaban a la gente que iban persiguiendo un sueño, y según Herman, eso estaba mal visto entre la sociedad de hace casi 20 años. Sin embargo, una vez se pusieron en marcha, se dieron cuenta de que lo tenían que haber hecho mucho antes. Comenzaron el viaje sin hijos, ya que tenían el pensamiento generalizado de que había que aprovechar para viajar antes de tenerlos. Sin embargo, a los dos años quisieron compartir el viaje con alguien, es decir, con hijos. «Fuimos a por los sueños y a por la familia. Qué más quieres en la vida», contó Herman en una reciente entrevista.
La clave de un viaje no es a dónde vas sino con quién estás. Según los Zapp, cuando se recorre el mundo como un viajero, autofinanciándose con lo que uno fabrica, intercambia o vende, los mejores lugares se recuerdan por sus gentes. Herman es categórico: «Cuando cierro los ojos no veo lugares, veo caras. Quiero volver a ver esas caras, a esas personas que hizo tanto por nosotros».
Su ruta vital la están realizando a bordo de un Graham-Paige de 1928 (apodado Macondo Cambalache), en el que cocinan y duermen, y con el que han recorrido los cinco continentes, epopeya que terminará este año transitando por España para pasar después a hacerlo por algunos países europeos. El vehículo lo eligieron atendiendo a razones de seguridad, sencillez, teniendo la idea de que lo pudiera arreglar cualquiera, que fuera básico, que funcionara con cualquier gasolina, con cualquier aceite, que tuviera estilo. «Mi abuelo me dijo que si quería llegar lejos tenía que ir despacio, y este auto más despacio no puede ir», declaró Zapp en una frase que lo resume todo. Además, parece que el automóvil les abre puertas, ya que independientemente de la edad de quien lo ve, el Graham-Paige lo primero que es una sonrisa cariñosa.
Tras recorrer con Candelaria más de 300.000 kilómetros y haber visitado 70 países, Herman Zapp reflexiona sobre todo lo que ha conocido a lo largo y ancho del mundo. Asegura que estamos yendo hacia un mundo mejor. Ahora, nos estamos volviendo más humanos, más sencillos. «Estamos en un mundo mucho mejor», asegura Zapp, quien no se considera una persona especial ya que, según él, ha sido realmente la gente la que le ha ayudado a llegar a donde se encuentra en la actualidad. ‘Es un mundo maravilloso y va para bien’.
Sin embargo, y aunque parezca que la historia de los Zapp ha llegado a su fin, Herman ha confirmado que, tras terminar este último periplo por el viejo continente a finales de año, la vuelta a Argentina la quieren realizar en un barco en el que los tripulantes sean únicamente los seis miembros de la familia… ¡y el Graham-Paige!