Antiguas estaciones de tren se han rehabilitado en toda España para convertirse en alojamientos en los que desconectar del estrés del día a día.
Texto: JAVIER VARELA
¿Quién no ha tenido que pasar alguna noche en una estación por haber llegado tarde y haber perdido el tren? Ahora, hay quién disfruta pasando la noche bajo el techo de una estación gracias a que algunas de las que estaban ‘fuera de servicio’ han sido rehabilitadas para convertirlas en preciosos y acogedores lugares de descanso y desconexión.
Y hay muchas, ya que en España hay más de 7.000 kilómetros de línea férrea en desuso con sus consiguientes estaciones y edificios que o han quedado ocultos por la naturaleza o han sido destrozados por el paso del tiempo y el vandalismo. Un grupo de ‘valientes’ han decidido rehabilitar las estaciones para recuperar la magia que tenían entonces y conseguir que dejen de ser un lugar de paso para convertirlos en alojamientos donde se respira tranquilidad y donde no existe el riesgo de perder el tren si no estamos pendientes del reloj.
Próxima estación… ¡tu casa rural!
En Zuzones siempre presumieron de su estación de tren. Un edificio de 1895 que durante muchos años fue el único edificio de la localidad burgalesa que veían los pasajeros de la línea Valladolid-Ariza cuando pasaba por allí. Desde hace 22 años la línea dejó de funcionar y con ella la estación, que quedó en el olvido hasta que Juan decidió rehabilitarla para convertirla en un alojamiento rural.
Después de año y medio de duro trabajo, la estación se convirtió en una preciosa y coqueta casa para hasta 9 personas que consta de un recibidor, tres habitaciones dobles, dos baños, una cocina equipada y un salón-comedor con chimenea. Además de la casa, el alojamiento está integrado en una finca de 10.000 metros cuadrados que ha cambiado las vías por un huerto con árboles frutales y en el que también cuenta con piscina, jardín y un merendero con todo lo necesario para pasar una jornada inolvidable.
Pero si por algo destaca esta vieja estación es por su sistema ecológico que le suministra la luz y el agua. “La energía solar, gracias a distintas baterías y paneles fotovoltaicos, y un aerogenerador eólico le proporcionan a la casa agua caliente y luz eléctrica respetando el medioambiente”, asegura Juan. Por si esto fuera poco, cuanta con un enclave exclusivo a 50 metros del río Duero, junto a dos ciudades romanas como Clunia y Termancia y a pocos kilómetros del cañón del río Lobos y de la segunda colonia de buitre leonado de Europa.
Almonaster la Real es una localidad onubense por la que pasa la línea Zafra-Huelva y que tiene la suerte de contar con un complejo turístico en su antigua estación de tren Almonaster-Cortegana “que sigue siendo apeadero”, confiesa Álvaro Delgado. La Antigua Estación, cuyo edificio data de 1889 y que ha mantenido las vigas y tejas originales, cuenta con tres alojamientos diferentes rehabilitados para acoger a todo el que quiera disfrutar del parque natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
La casa más grande es la Estación, que en su día fue el edificio principal de la vieja estación, en la que destaca por su belleza la antigua escalera de madera y la barandilla de forja. Además, dispone de seis habitaciones tematizadas que toman el nombre de una línea férrea: Orient Express, Glacier Express, Transcantábrico, Transsiberiano, Al-Andalus y The Royal Scotsman, “en las que no faltan detalles ferroviarios”, añade el propietario. La Casa del Jefe de Estación, que en su día ocuparon los diferentes responsables de la misma, que cuenta con dos habitaciones. La tercera es la Casa del Telégrafo, donde estaban las antiguas dependencias de la oficina de telégrafos, y que cuenta con un dormitorio doble y una buhardilla con cama doble.
Además, una de las ventajas de este complejo es que se puede utilizar el tren de la línea Zafra-Huelva que aunque con muy pocos servicios sigue en activo y que está a escasos kilómetros de la localidad de Jabugo, cuna del mejor Jamón Ibérico del mundo.
El Hotel L’Estació surgió de la recuperación de la antigua y romántica estación de ferrocarril de Bocairent, que pertenecía a la línea de vía estrecha de la VAY y se llamaba La Xixarra. La línea conectaba las ciudades Yecla (Murcia) por Villena (Alicante), pasando por Bocairent (Valencia) a Alcoy (Alicante) donde enlazaba con la línea de Alcoy al puerto de Gandía (Valencia). En la actualidad el edificio mantiene todo el espíritu de un edificio simbólico de la arquitectura típica Valenciana que se construyó a principios del siglo XX.
Tras dejar de funcionar como estación de tren en el 1969. El edificio se convirtió en un mesón en los años 70 hasta que en 1993 la Generalitat Valenciana, por medio de su Agencia Valenciana de Turismo, reconvirtió el edifico en un hotel manteniendo todo el espíritu de un edificio simbólico de la arquitectura típica Valenciana, pero con el objetivo de promover el turismo en el interior de la provincia. El hotel cuenta con 14 habitaciones equipadas con todos los detalles de un gran hotel en el que destacan una sala de estar con chimenea y un patio interior, perfecto para la lectura o una charla agradable.
También cuenta con un restaurante de fresca cocina de mercado especializada en carne a la piedra, con terraza acristalada, jardín con palmeras y una piscina exterior. Si haces el viaje con niños, disponen de actividades para ellos como disfraces, pintacaras y un animado programa para que tú descanses y ellos se diviertan.
Lo que hace años era la fonda de la vieja estación “que daba cobijo a todos aquellos que transitaban cerca de la estación de Yanguas de Eresma cuando iban a llevar sus mercancías para ser transportadas en el tren” ha tomado vida la casa rural de San Pedro de Caldas. Una casa castellana que cuenta con 14 habitaciones diferentes -dos suites, una cuádruple y el resto dobles- que tienen una única peculiaridad en común que no deja indiferente a los que la visitan. Todas cuentan con el lavabo integrado en el interior de la habitación y no en los baños. “Un toque de distinción y elegancia que las hace diferentes”, señala María Jesús. Pero esta casa es mucho más.
Además, la casa dispone de una sala de estar con chimenea muy acogedora con una decoración muy cuidada y un salón en la planta superior con televisión y rincones en los que perderse en un buen libro o una conversación. También cuenta con un comedor tan acogedor como su cuidada decoración unida a la luz y una cocina muy preparada y una barbacoa donde degustar cualquiera de las delicias de la tierra acompañados por unos buenos caldos de la zona.
La estancia en esta casa permite disfrutar del paisaje castellano, con sus prados y su luz. Cercana a los ríos Moros y Eresma, permite ver la Tierra de Pinares, además de barranqueras, tierras de monte bajo y soto, que hacen únicos a los campos de Castilla. Además, se antoja imprescindible hacer una visita a la Reserva de Buitres Leonados y a la Ruta de los Castillos de Segovia en la que dar una vuelta por el pasado. Para los más atrevidos, se pueden hacer actividades como senderismo, tiro con arco, paintball, tirolina o incluso la pesca.
No es una casa, ni está en una estación, pero su relación con los trenes es innegable. Se trata de un alojamiento rural compuesto por vagones de Renfe de los años 50 que lo convierten en un lugar pintoresco y original en el que escaparse a disfrutar de la huerta murciana. Los vagones, rehabilitados pero con un toque vintage, se convierten en apartamentos muy acogedores y prácticos, además de únicos y originales, y están rodeados de limoneros y naranjos. Su colocación, simulando una plaza que pretende rememorar a una antigua estación de tren, permite que dispongan de una gran terraza de 200 metros cuadrados, ideal para disfrutar de la puesta de sol y un rato de lectura.
Los vagones disponen de todo lo necesario para que cuando despiertes pienses que estás en una casa rural. Calefacción, aire acondicionado, sala de estar, cocina americana, baño, terraza, jardín, barbacoa y porche, todo ello integrado en un recinto privado y vallado.
Además, puede ser el mejor punto de partida hacer turismo cultural visitando el Real Casino de Murcia, el Museo Salzillo, el Santuario de la Fuensanta o el Monasterio de los Jerónimos. Y si te gusta la naturaleza, te permitirá llevar a cabo actividades como senderismo, rutas BBT, espeleología, escalada o golf.
El hotel está integrado por completo en la estación de tren de Puigcerdá, un edificio centenario que ha sabido ir adaptándose al paso del tiempo sin perder la esencia con la que fue construido. El primer tren llegó a Puigcerdá en 1922 y ahora, en la actualidad, siguen pasando por allí cinco trenes al día, aunque la ventaja es que ahora ni se escuchan en el interior del hotel, gracias a la reforma realizada por el Estudio Prat&Simó Arquitectes, que pusieron especial interés en el aislamiento térmico y acústico.
Las antiguas dependencias del personal de la estación se han convertido en acogedoras habitaciones -individuales, dobles, triples, cuádruples o suites-perfectamente preparadas para disfrutar de una estancia inolvidable. En la rehabilitación se mantuvieron los elementos arquitectónicos originales, entre los que destacan la estructura metálica interior, que queda ahora a la vista. Además, los huéspedes pueden disfrutar de una zona de spa en la que relajarse después de alguna excursión, a pie, en bicicleta, a caballo o en quad, por la comarca de la Cerdaña, una jornada de esquí.