El Hotel Alcázar de la Reina en la localidad sevillana de Carmona ha sido testigo mudo de infinidad de historias de amor, desamor, celos y rencillas desde el siglo XV.
Texto: JAVIER VARELA
¿Quién no ha soñado alguna vez en dormir como una reina? Los muros del Alcázar de la Reina, una de las principales fortalezas de la localidad sevillana de Carmona, han sido testigos mudos de infinidad de intrigas palaciegas, de los sueños de miembros de la realeza, de historias de amor y desamor, de celos y de rencillas. La leyenda dice que Juan II, rey de Castilla entre 1406 y 1454, se marchó a la guerra contra el sultán de Granada pero quiso dejar a su esposa en un lugar seguro. Ese sitio no fue otro que el Alcázar de la Puerta de Córdoba, una fortificación en las murallas de Carmona que se adaptó y cambió para poder convertirla en una estancia cómoda para la reina. Desde entonces pasó a llamarse Alcázar de la Reina y desde 1992, con motivo de la EXPO de Sevilla, se convirtió en un hotel.
Esta historia de amor entre los reyes del siglo XV se respira en todos los muros de esta encantadora fortaleza cuando se traspasan sus puertas. En ella se consiguió trasladar el esplendor y reconocimiento que desde siempre ha tenido esta regia estancia gracias a la mezcla perfecta de la arquitectura histórica, de la decoración clásica y rica en elementos ornamentales, y de detalles modernos. Todo ello permite a los huéspedes una estancia lo más cómoda posible comenzando desde su espectacular y acogedor patio mudéjar. El edificio cuenta además con unas vistas magníficas al paisaje encantador de Carmona, así como sus excelentes vistas a la Vega de Carmona. Ubicado en el casco antiguo, paseando se descubren y disfrutan mansiones imponentes y diferentes edificios árabes y romanos en una mezcla de culturas que hacen las delicias de los visitantes.
En pleno corazón del centro histórico-monumental de Carmona, este hotel ofrece 68 habitaciones entre dobles, dobles superior, deluxe, junior suites y suites, y además algunas de ellas están especialmente diseñadas y adaptadas para minusválidos. El hotel en su conjunto tiene ese aire que mezcla a la perfección el ambiente señorial con un intenso romanticismo, donde las parejas que se decidan por hacerles una visita se sentirán como reyes.
Además, el Hotel Alcázar de la Reina dispone de una piscina exterior de agua salada así como un solárium para cuando el tiempo lo permite, y también ofrece tomar un masaje relajante, someterse a un tratamiento de belleza o acudir a la sauna y la peluquería. Sus preciosos patios de estilo mudéjar, un pub irlandés y un restaurante de dos tenedores llamado El Tabanco, donde degustar de unas espectaculares tapas en las que se hace una fusión de la cocina andaluza con toques innovadores.
Carmona, ciudad monumental
En la ciudad de Carmona, título que le otorgó en 1630 Felipe IV, su abundante y extraordinaria arquitectura religiosa, civil y militar hacen de Carmona una joya monumental. Sus orígenes se remontan al Neolítico, habiéndose encontrado en sus alrededores ricos yacimientos prehistóricos y su recinto amurallado es de origen romano y testimonio elocuente de la importancia de la ciudad como demuestran la Puerta de Sevilla y la Puerta de Córdoba. El monumento romano más notable, único en su género, es la Necrópolis, descubierta casualmente en 1.868 y que fue usada en los siglos I a.C. al IV d.C. El conjunto funerario está compuesto por varios centenares de cámaras sepulcrales, excavadas en la roca de los Alcores, en las que se practica casi exclusivamente el rito de la incineración; son muy abundantes las hornacinas para cenizas, excavadas en los muros de la cámara. En algunas tumbas todavía se conservan restos de la decoración mural pintada sobre el estuco que recubría las paredes.
En sus calles se puede disfrutar de casas de estilo mudéjar, de los siglos XV y XVII, de estilo renacentista del siglo XVI y viviendas barrocas del XVII y XVIII. También destacan sus iglesias de los siglos XIV, XV y XVI, así como el Convento de Santa Clara, de estilo mudéjar y la Iglesia de San Bartolomé.