Jerez de los Caballeros, Burguillos del Cerro, Zafra o Feria… el sur de Badajoz es un paraíso para los amantes de las dehesas, el cerdo ibérico y los pueblos monumentales plagados de leyendas de la reconquista.
TEXTO Y FOTOS: JOSÉ MARÍA DE PABLO
Badajoz, una de las provincias más extensas de España, es un verdadero compendio de pueblos históricos que han sabido conservar su legado con mimo de tal modo que adentrarse por cualquier rincón del sur de Extremadura ofrece muchas sorpresas para el viajero.
Empezamos esta aventura en Jerez de los Caballeros, un poblado musulmán entregado por el rey Alfonso IX de León a los Templarios, orden formada por monjes-soldado que contribuyeron a la reconquista de estas tierras en 1230. La influencia de los templarios en la comarca duró todo un siglo, hasta que el Papa ordenó su disolución por sus supuestas herejías.
Para seguir el rastro de los templarios en la actual Jerez hay que dirigirse a la llamada Torre Sangrienta, uno de los baluartes que se conservan de la muralla original del siglo XII, en cuyo interior se atrincheraron los que se negaron a cumplir la orden papal, finalmente reducidos y ajecutados.
Al igual que en otros 18 pueblos rayanos de la provincia de Badajoz, más Ceuta, Jerez mantiene vigente el “Fuero de Baylío”, una costumbre que rige el régimen económico matrimonial de tal modo que los bienes de los contrayentes se hacen comunes (“lo tuyo es mío y lo mío tuyo”). Aunque no hay pruebas que así lo indiquen, hay quien dice que este fuero fue impuesto por los templarios en todos sus territorios.
La era dorada de esta municipio llegó en el siglo XVI, siglo al que pertenecen gran parte de sus monumentales iglesias, conventos, ermitas y palacios hogar de familias nobles.
Gracias a las aportaciones de esta nobleza se levantaron en el lugar las iglesias barrocas más espectaculares. La de San Miguel, con ínfulas catedralicias, fue eregida en estilo gótico por los Caballeros de la Orden de Santiago, a quienes el rey Enrique II de Castilla encomendó los destinos del lugar tras la expulsión de los templarios. De hecho, es a partir del dominio de los de Santiago cuando se añade la coletilla “de los Caballeros” a lo que hasta entonces se conocía como Jerez cerca de Badajoz, para distinguirlo de su homónimo gaditano.
La de San Bartolomé es sin duda la iglesia más fotografiada del pueblo, ya sea por el estilo único de su portada y campanario de clara influencia portuguesa y andaluza, ya sea porque en su pila fue bautizado Vasco Núñez de Balboa, el jerezano más universal.
Al igual que otros muchos pueblos extremeños, Jerez contribuyó a la conquista de América no sólo con el descubridor del Océano Pacífico, si no con al menos otros 200 hombres. De familia humilde, la casa natal de Núñez de Balboa ha sido convertida en un centro de interpretación de su figura y gesta, pero también del apasionante tiempo que le tocó vivir.
Otro conquistador jerezano, pero en este caso de paladares, es el cerdo ibérico que se cría en las 740 km2 de dehesa de alcornoque que rodean la villa. El 97% de los jamones ibéricos comercializados bajo el sello de la D.O. Dehesa de Extremadura proceden de animales que se han movido libremente por paisajes idílicos como éstos, alimentándose sólo de bellotas durante la montanera, como se denomina al periodo de maduración de la bellota, de octubre a febrero. Todo el proceso de cría de estos animales con un mínimo de 75% de raza ibérica permite que la grasa se infiltre en la carne, dando sabor y textura inigualables.
Burguillos y el Ducado de Feria
Más aventuras de la historia se pueden encontrar en Burguillos del Cerro, otro pueblo templario a solo 20 km al este. En el camino de subida al cerro, donde se ubica el castillo árabe, y recorriendo su encalado callejero encontramos rincones con encanto como la plaza de la Ermita de la Misericordia, en cuya fuente se lava la gente los ojos con la esperanza de que así evitará enfermedades de la vista durante un año.
En la calle de Santa Catalina están las casas de los judíos, distinguibles por su arco horadado para colocar en él la Torá, el libro sagrado y en el cementerio podremos ver un conjunto de estelas circulares medievales únicas en España. La visita a Burguillos no puede concluir sin pasar por el morabito, el espacio de retiro de un eremita musulmán, que junto su vecina Iglesia de San Juan, forma ahora parte del Centro de Interpretación de la Orden de los Templarios.
Otro nombre poderoso que suena mucho por estos lares es el de los condes de Feria, familia noble que adquirió tierras como pago a su ayuda en la reconquista del territorio, una fidelidad que Felipe II volvió a recompensar con su ascenso a la condición de duques. La ciudad de Zafra fue el centro de operaciones de la familia, construyendo en el siglo XV el palacio más emblemático y lujoso de la zona. Inexpugnable por fuera y señorial por dentro, la residencia es hoy un Parador Nacional rematado con terrazas almenadas y una torre del homenaje decorada con pinturas murales que se pueden visitar pidiendo permiso en la recepción.
Zafra es muy conocida también por sus porticadas plazas Grande y Chica, concatenadas por el Arquillo del Pan, un paso en donde podemos ver la vara de Zafra, la unidad de medida que se usaba durante los días de mercado.
Uno de los momentos más importantes en este pueblo es la feria de ganado, que lleva celebrándose desde 1453 y tenía en la plaza Grande uno de sus principales escenarios. Las bestias han dejado espacio a las terrazas de los bares y restaurantes siempre animados, especialmente el fin de semana.
Dentro de la ciudad amurallada de Zafra hay hasta 25 lugares monumentales como el Hospital de Santiago, de estilo gótico manuelino portugués; el Convento de Santa Clara, que rescata elementos procedentes de edificios romanos y además de a monjas, da alojamiento a un bonito museo; y la barroca Colegiata de la Candelaria, donde se exponen varios Zurbarán y se reza a una imagen de la riojana Virgen de Valvanera, de donde son oriundos muchos de los actuales zafrenses.
A sólo 20 km al norte de Zafra se encuentra Feria, municipio que dio nombre al poderoso Señorío. Allí, en la colina más alta y aprovechando una construcción árabe preexistente, el primer Conde de Feria levantó la fortaleza más inexpugnable. Dentro de la torre del homenaje de esquinas redondeadas se ha montado un centro de interpretación del Ducado de Feria, pero la verdadera razón para subir hasta aquí son las increíbles vistas del campo pacense. Campos de cultivo, dehesas y siluetas de lejanos castillos como el de Alburquerque, a 80 km al norte, todo de un vistazo, sin duda una buena radiografía de lo que nos espera visitando esta comarca extremeña.
GUÍA PRÁCTICA
DÓNDE DORMIR
Hotel Arroyo la Plata by Bossh Hotels. Casa rural en La Bazana, una pedanía de repoblación en las afueras de Jerez, ofrece tranquilidad que se busca cuando uno viaja al campo.
Parador Nacional de Zafra. El Palacio de los Duques de Feria cuenta con 51 habitaciones, cada una diferente. Ideal para amantes de la historia y los castillos.
DÓNDE COMER
Villanueva 44 Gastroteca. El mejor restaurante para degustar carnes a la brasa y raciones del mejor ibérico en Jerez de los Caballeros. Carretera de Villanueva 44. Tel. 629 46 75 51
Posada Las Cigüeñas. Comida tradicional extremeña basada en el mejor producto de temporada. La azotea del edificio, abierta a los clientes, ofrece las mejores vistas del atardecer y el vuelo de las cigüeñas. Calle Santiago 5-7, Jerez de los Caballeros. Tel. 924 73 14 46
Restaurante La Marquesa. Junto a la muralla de Zafra, se trata de un antiguo molino adaptado a nuevos usos. Cocina tradicional extremeña con presentación moderna. Calle Tetuán, 31. Zafra. Tel. 606 26 36 60.
El Acebuche. Tapas, raciones y copas de calidad en ambiente moderno. C/Santa Marina 3. Zafra. Tel. 627 47 86 93
MÁS INFORMACIÓN
En en las páginas diferentes web oficiales de turismo de los municipios de Jerez de los Caballeros; Burguillos del Cerro; Zafra y Feria.
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