Disfrutamos de un recorrido en coche, en barco… ¡y hasta en avioneta! por el corazón francés de Nueva Aquitania, un lugar para descubrir.
TEXTO: PEDRO GRIFOL
FOTOGRAFÍAS: LAURA CRAWFORD
La ciudad que históricamente ha llevado -y lleva- la responsabilidad de ser el corazón vitícola francés, se muestra progresivamente más dinámica que otrora… cuando se la conocía como La belle au bois dormant, algo así como ‘La bella durmiente’. En la nueva regionalización de Francia, Burdeos va cobrando importancia como destino preferente de Nueva Aquitania. Prestigiosos arquitectos han construido obras sorprendentes en la última década, como el estadio de fútbol Matmut Atlantique, el nuevo puente sobre el Garona o la remodelación de la Place de la Bourse con el gigantesco suelo de granito negro que refleja los neoclásicos edificios colindantes creando un ilusorio espejo de agua que hipnotiza a los paseantes. Pero, sin duda alguna, el edificio que más repercusión mediática está teniendo desde su inauguración en 2016 es La Cité du Vin, verdadero tótem bordelés y por el que merece la pena el viaje. Se trata de un recipiente arquitectónico -¡y nunca mejor dicho!- cuya forma recuerda un decantador o una copa de vino oxigenándose. En su interior, un recorrido sensorial -visual, olfativo, táctil- nos conduce a todos los aspectos relacionados con la cultura del vino. El colofón de la visita es el mirador, situado en el octavo piso. Desde allí, con una copa de vino en la mano (los menores con una copa de zumo de uva) podemos ir haciéndonos la idea de sus alrededores… para ir pensando en la ruta que nos espera cuando estemos al volante.
También en la planta baja del museo se encuentra Latitude 20, un restaurante informal, con una bonita terraza donde tomar algo, que puede ser una opción para antes o después de la visita.
Como probablemente habremos pasado toda la mañana en La Cité du Vin, por la tarde es una buena opción admirar los bellos edificios de Burdeos desde el río en una travesía fluvial embarcados en ‘La Luna’, uno de los barcos de lujo de Yacht Bordeaux. Al anochecer, nos despediremos de la ciudad cenando en Le Café du Port, un restaurante con magníficas vistas sobre el río que resume en su cocina la tradición culinaria bordelesa.
PLAN DE VIAJE
La opción recomendable es: cuando aterricemos en Burdeos, alquilar el coche en el mismo aeropuerto de Merignac, llegar al hotel y dejarlo dormir en el garaje mientras visitamos la ciudad. Al día siguiente poner el GPS en dirección a Martillac, que está a menos de 30 kilómetros de la salida norte de Burdeos, y donde empezaremos a hacernos la idea de lo que nos espera en el viaje por los alrededores. Para empezar hay que saber que nos encontramos en el mayor y más antiguo viñedo de vinos ‘de colección’ del mundo, que cuenta con más de 60 denominaciones y se extiende en más de 100.000 hectáreas; así que lo que nos dará tiempo ver en el viaje será una pequeña parte de esa riqueza… Además, hay que tomárselo con calma… El vino también.
La mayoría de las bodegas, llamadas châteaux, abren sus puertas sin cita previa. Algunas propiedades tienen alojamiento, en otras nos podremos quedar a almorzar, y en otras solo degustaremos sus vinos en catas personalizadas. Pero en todas aprenderemos algo histórico.
Para hacer más interesante la experiencia hemos seleccionado varios chàteaux muy diferentes entre sí. Empezaremos por una de las bodegas más emblemáticas de la región: Château Smith Haut Lafitte, que quizá les suene por sus afamados caldos pero que también es conocida por la colección de esculturas de bronce colocadas entre los viñedos que crean un recorrido artístico al que llaman ‘El bosque de los sentidos’. Excelentes vinos y excelentes obras de arte. A 7 km. se encuentra Cadaujac, donde ‘se esconde’ un verdadero châteaux, o sea: un castillo de verdad, además de bodega. Se trata del Château Bardins, que nos sumerge en un ambiente bucólico. Su propietaria, Stella Puel, estará encantada de contarnos los misterios de su bodega, aunque aquí si tendremos que tener cita previa: contact@chateaubardins.com. Conducimos hasta St. Médard d’Eyrans, ya en la región de Graves, llamada así por su suelo, lleno de grava; donde las uvas Semillon y Sauvignon son las protagonistas dando la denominación de origen a sus vinos. En pleno viñedo se encuentra el hotel Domaine de Larchey, un lugar ideal para cenar y pernoctar.
FLY AND WINE
A 22 km. del lugar donde recomendamos haber despertado, llegamos a una peculiar bodega en Illats. Un nuevo espacio vinícola creado en 2005 que no es ni un castillo, ni tiene un edificio de diseño vanguardista… ¡ni parece una bodega! En realidad es como un gran hangar de aluminio propiedad de Emmanuelle y Bertrand Amart, una pareja de aventureros viticultores que además de producir 50.000 botellas al año de su orgánico vino Venus, tienen un par de avionetas con las que se puede dar un paseo por el aire en el que se divisan (desde el cielo) castillos medievales, bodegas centenarias y las cuencas tapizadas de viñedos de los dos ríos que forman el territorio denominado Entre Deux-Mers (‘entre dos mares’), que son, en realidad, los ríos Garona y Dordoña, donde se encuentran feudos tan conocidos como Château d’Yquem, uno de los vinos blancos dulces más caros del mundo.
Tomamos tierra y conducimos hasta Bommes (12 km. más al sur) para probar el exquisito y elegante vino blanco de Chàteau Sigalas-Rabaud, un Grand Cru Classé de Sauternes, que Laure de Lambert Compeyrot, propietaria y directora de la bodega, cuida con el primor heredado de sus mayores desde 1855. Exclusiva cata acompañada con rillette de foie gras y embutidos locales en la terraza. La bodega estrena alojamiento este verano, y puede ser un buen lugar para quedarse a dormir. Exclusivo.
LA JOYA DE LA RUTA
En la margen derecha del Dordoña, 50 km. rumbo norte, se encuentra Saint-Émilion, bellísima ciudad medieval célebre por sus corpulentos tintos, los famosos macarons, y su peculiar arquitectura de piedra dorada. Sus 17 monumentos históricos, de los cuales 11 forman parte de la UNESCO, representan un diverso patrimonio para conocer. Tiene un castillo encaramado sobre un promontorio rocoso (Château du Roi); y una espectacular iglesia monolítica de gigantescas proporciones excavada en una roca durante los siglos IX y XII.
El vino, como es de suponer, ocupa un lugar importante y en las tiendas de vinos de sus empedradas calles se pueden ver botellas que cuestan verdaderas fortunas. También su gastronomía es digna de mención ya que la ciudad cuenta con tres restaurantes con estrellas Michelin y un nuevo establecimiento, Le Bis by Baud et Millet, donde se puede disfrutar de más de 50 quesos en todos sus estados.
Para concluir cualquier ágape ¿quién se resiste a probar esas pequeñas galletas, suaves y crujientes que en todo el mundo se conocen como macarons?… Pues se inventaron aquí. La receta original, heredada de generación en generación, se remonta al año 1620 cuando las hermanas ursulinas establecieron su convento en Saint-Émilion. Ahora, la modesta tienda de Nadia Fermigier presume de tener los véritables (verdaderos) macarons. Nada que ver con lo que estamos acostumbrados a ver y comer.
Pasar por lo menos una noche (o dos) en St.-Émilion… Después habrá que pensar en conducir los 50 km. que distan hasta el aeropuerto bordelés de Merignac, y volver a casa.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
El vuelo directo con Air Nostrum de Madrid a Burdeos, tarda una hora y veinte minutos. En el aeropuerto están todas las conocidas compañías de alquiler de automóviles.
DÓNDE DORMIR
Burdeos: Hotel Radisson Blu. nuevo hotel situado a 600 metros de La Cité du Vin y del puente Chaban, que es la vía de salida de la ciudad.
St. Médard d’Eyrans: Domaine de Larchey. Un hotel ubicado en medio de unos antiguos viñedos que gira en torno a la responsabilidad ecológica. Magnífico restaurante.
Bommes: Chàteau Sigalas-Rabaud. Alojamiento que se estrena este verano situado frente al famoso Château d’Yquem. Un entorno exclusivo.
Saint-Émilion: Clos 1906. Encantador hotelito-boutique ubicado en una mansión del siglo XVIII renovada y decorada con prestaciones de capricho. Tiene una pequeña tienda de antigüedades y jardín con piscina y con vistas a -¡cómo no podía ser de otra manera!- un viñedo.
MÁS INFORAMCIÓN
En La Cité du Vin a partir del 12 de agosto hasta el 17 de noviembre de 2019, tendrá lugar una exposición temática sobre los vinos y paisajes vitivinícolas de Argentina, el mayor viñedo de Sudamérica.
En este área bordelesa muchas bodegas cierran para la vendange (la vendimia), que se efectúa entre septiembre y octubre; así que el verano es la mejor época para conocer estas latitudes, y es también cuando los viñedos lucen su esplendor.
Burdeos Turismo: www.burdeos-turismo.com
Turismo de Francia: www.france.fr y www.atout-france.fr/
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