Una villa medieval a medio camino entre Segovia y Valladolid, en la que pasear por su casco histórico es hacerlo conviviendo en tres culturas: cristiana, judía y musulmana.
TEXTO Y FOTOS: PEDRO GRIFOL
A medio camino entre las ciudades de Segovia y Valladolid, sobre una llanura atravesada por el río Cega se encuentra la villa medieval de Cuéllar.
Los cuellaranos, sabedores de que su historia les confiere innumerables posibilidades turísticas, nos dan a conocer su pasado y, orgullosos de sus logros más recientes, nos muestran su presente.
Para ir tomando nota: Cuéllar tiene a gala ser la pionera de los llamados Encierros, catalogados como los más antiguos de España, pues la primera mención documentada la encontramos fechada en el año 1215. Están declarados como Fiesta de Interés Turístico Nacional y tienen lugar el último domingo del mes de agosto.
En su catálogo de propuestas fiesteras, encontramos las que se celebran en honor al Niño de la Bola el día de Año Nuevo y el día de Reyes, en las que se bailan jotas castellanas por las calles de su centro histórico.
Y en agosto se celebra una de sus ferias más íntimamente relacionada con su pasado, la Feria Medieval Mudéjar, dedicada a la artesanía, vida y costumbres del medievo.
Paseo por su casco histórico
Su historia nos invita a dejar volar la imaginación hasta llegar a aquellos días en los que las tres culturas (cristiana, judía y musulmana) convivían en armonía.
Sería con el reinado de Fernando III de Castilla, y sobre todo con el de su hijo Alfonso X el Sabio, cuando la villa consiguió alcanzar un relevante nivel económico que la convertiría en una de las poblaciones más importantes de la meseta del Duero. De aquella época data el castillo de los Duques de Alburquerque, una impresionante fortaleza construida en 1306 sobre una edificación anterior. Fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931. En el llamado Torreón de la Memoria se guarda el Archivo de la Casa Ducal de Alburquerque, que constituye uno de los archivos nobiliarios más importantes de España.
Cuéllar destaca por su arquitectura mudéjar, que la sitúa como el principal referente de la provincia de Segovia. Este estilo arquitectónico todavía lo podemos admirar en la iglesia de San Martín, que es además Centro de Interpretación del Arte Mudéjar, un lugar de obligada visita para saber más sobre cómo eran sus gentes, la vida diaria y la convivencia entre las tres culturas. Muestra, mediante un espectáculo audiovisual, la simbología del arte más genuino inmerso dentro de las características de la España Medieval, introduciendo al visitante en el conjunto del arte mudéjar mediante imágenes, luz y sonido.
En la iglesia de San Esteban, la otra joya mudéjar de la villa, destacan los sepulcros góticos del siglo XV adornados con arabescos mudéjares policromados. Dentro de los sepulcros se hallaron siete esqueletos momificados, y concretamente en el lugar de enterramiento de Doña Isabel de Zuazo, libros de oración y bulas de los primeros tiempos de la imprenta, algunos incunables y que ahora podemos ver en formato facsímil. La visita a San Esteban finaliza en el parque arqueológico medieval situado en el exterior y donde se conservan tumbas antropomorfas que se mezclan con silos, pozos y pilas de antiguas tenerías.
Ineludibles experiencias ‘gastro’
El contraste que produce su ‘mar de pinos’ con los campos de labor, el esplendor de la ribera del río Cega y los humedales de la vega, solamente se pueden descubrir paseando por sus caminos.
Las posibilidades que ofrece son infinitas… Y los amantes de la micología encontrarán aquí su paraíso.
Y hablando de gastronomía -punto importante en nuestra escapada viajera- tenemos algunas visitas recomendables: La primera es a la Finca Terrabuey (terrabuey.es), propiedad de la familia Guijarro. Se trata de una finca ganadera y de recreo, en la que más de cien bueyes de cuatro razas diferentes son criados con mimo en sus verdes prados. En Terrabuey se pueden visitar los bueyes, admirar sus huertos ecológicos, recorrer los establos y ver preciosos caballos.
Como curiosidad, tenemos que mencionar que esta finca se crio y vivió Potxolo ¡el buey más grande del mundo!… que falleció en 2021.
La familia Guijarro son también los propietarios del restaurante La Brasería de Cuéllar (labraseriadecuellar.es), que abrió sus puertas en 2012 con el objetivo de ofrecer la carne de buey más tierna y selecta… además de los pinchos de lechazo asados con sarmientos de la Ribera de Duero. La parrilla, visible al público, le hará sentir verdadera pasión por las brasas.
El restaurante tiene una amplia cava de vinos con más de setenta referencias de conocidas denominaciones de origen (Ribera del Duero, Rioja, Rueda, Rías Baixas, Toro, etc.).
Y qué mejor que después de un buen asado: ¡un cóctel! Olmar, la bartender de Las Iglesuelas Café (lasiglesuelas.es) abrió la barra en 1999 con batidos y helados; pero, en su largo transcurrir, su oferta se ha visto enriquecida con los mejores cócteles del lugar. Su terraza, con espectacular vista panorámica, es un inmejorable sitio para disfrutar de un sorprendente Red Mule (vodka, zumo de limón, zumo María de Pablos -que es el nombre de una pintora local-, ginger beer y soda).
Y llegamos al restaurante San Basilio (restaurantesanbasilio.com), establecimiento clásico de la villa de Cuéllar y un lugar ideal donde encontrar reposo y dar buena cuenta del famoso lechazo segoviano, para goce y disfrute del buen yantar.
El cordero al horno al estilo segoviano ¡el lechazo! es una de esas recetas de las de toda la vida que enamoran. Este plato estrella es todo un símbolo de identidad de la provincia. Una paletilla de cordero puede convertirse en una comida que hará historia en cualquier mesa que se precie.
Vamos de compras
En otros establecimientos, se pueden encontrar verdaderas joyas de la gastronomía de la zona: La tienda Saborea es primer establecimiento de la provincia dedicado de manera exclusiva a los productos de la marca Alimentos de Segovia. Allí encontramos desde lo más auténtico y genuino de los productos segovianos, como sus embutidos… hasta lo más moderno, como el vermú Mediquín.
Dos establecimientos clásicos del pueblo son: Pastelería Lanata que sigue elaborando los tradicionales ‘borrachos’ y ‘juanitas’, y su especialidad: el Ponche Segoviano, el manjar más arraigado de toda la provincia que fue comercializado por primera vez en 1926, y que consiste en un bizcocho elaborado con harina, huevos y azúcar, rociado con jarabe dulce, relleno de crema pastelera y cubierto con una fina capa de mazapán.
Y la Bollería Helio (bolleriahelio.com), que mantiene viva la llama de la tradición repostera conservando las recetas tradicionales para que las rosquillas, magdalenas, mantecadas, florones, hojuelas y ciegas sigan siendo reconocidas generación tras generación.
No nos despediremos de Cuéllar sin probar los ‘ladrillitos’ de la Pastelería Delicias (deliciascuellar.com). Se trata de un postre compuesto por dos capas de pasta de piñones con un relleno de crema de achicoria y piñones. Su forma recuerda al ladrillo mudéjar presente en numerosos edificios de la localidad… y de ahí su nombre.
Y naturalmente, la gran variedad de restaurantes de Cuéllar nos permitirá disfrutar de la cocina castellana tradicional, de la que también merece destacarse (además del lechazo) el famoso cochinillo de Segovia, el cocido castellano y las diferentes maneras de preparar las setas.
Todo esto es Cuéllar… Desconocida para algunos, pero para todos ¡una caja de agradables sorpresas!
GUÍA PRÁCTICA
DISTANCIAS
Cuéllar se encuentra a 53 km. de Segovia, y a 155 km. de Madrid, por la A-601
MÁS INFORMACIÓN
Turismo de Cuéllar: www.cuellar.es
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