El otoño es una muy buena época para viajar. El paisaje se ha vuelto más sosegado después de las avalanchas del verano, la temperatura del agua del mar ha alcanzado cotas altas después de los meses más cálidos, los bosques empiezan a tomar el color tornasolado, los campos huelen a vendimia y las luces comienzan a adquirir los tonos más cálidos durante las puestas de sol.
En Cataluña, con un paisaje muy diverso que va desde los 580 km de costas hasta las cumbres pirenaicas que rozan los tres mil metros, un abanico de posibilidades de viaje se pone a nuestro alcance. Las buenas comunicaciones hacen del coche un elemento esencial para descubrir este territorio. Te proponemos tres rutas distintas a través de las cuales podrás gozar de las mejores experiencias gastronómicas, saborear los exquisitos vinos y aceites, además de pasear por una naturaleza que durante el otoño ofrece una mayor espectacularidad.
El Pirineo catalán con un parque nacional y cuatro parques naturales; la Cataluña gastronómica, con un elenco de posibilidades que van de la cocina tradicional asentada en unas recetas que se pierden en el tiempo, hasta la creativa con el reconocimiento que le otorgan las más prestigiosas guías; el enoturismo con cada vez más adeptos que desean descubrir los sabores que aportan los vinos de las doce denominaciones de origen que se reparten por todo el territorio. Son placeres visuales y gustativos, experiencias para vivirlas, sentirlas y llevarlas en el recuerdo durante mucho tiempo.
Paraíso gastronómico, el placer de los sentidos
Los paisajes en Cataluña esconden muchos secretos, uno de ellos es el gastronómico siempre ligado a los productos que ofrece la tierra. Las culturas de los distintos pueblos que han pasado por esta tierra milenaria han dejado su poso. Manos sabias en los fogones han sabido transformarlo en sabiduría gastronómica. La vocación culinaria en Cataluña viene de muy antiguo. Cuentan que el primer libro de recetas se imprimió en el siglo XIV. Mucho tiempo ha pasado desde entonces para que platos como el fricandó, el trinxat, el pollo con cigalas o los estofados con setas y verduras, sigan figurando en cualquier recetario tradicional, siempre con el sofrito y la picada, elementos imprescindibles en la mayoría de platos de la cocina catalana.
El otoño es tiempo de setas y época de civets y guisos junto al hogar acompañados de un fuego crepitante. Las zonas boscosas de Els Ports al sur, el Montseny en el centro y el Pirineo catalán al norte, proveen todo tipo de setas a las que los catalanes son muy aficionados. Desde el clásico níscalo a la brasa, a los ceps (boletus edulis) que aportan todo el sabor a guisos de carne, el panorama de la micología es muy amplio. Sea en las comarcas pirenaicas de la Cerdaña, la Val d’Aran, los dos Pallars y la Alta Ribagorça, después de un recorrido por el Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici o el Parque Natural del Alt Pirineu, en cualquier hostal de montaña encontraremos este tipo de gastronomía acompañada de buenas carnes, truchas y quesos artesanales.
En coche en busca de la mejor gastronomía
Una ruta en coche por la Cataluña gastronómica nos llevará a degustar platos característicos de cada territorio. Los calçots (cebolletas tiernas) en las comarcas del interior de Tarragona, se cuecen a fuego vivo y se comen untados en una salsa muy laboriosa donde cada cual guarda celosamente su secreto. Los caracoles de las tierras leridanas también se asan a fuego vivo. A “la llauna”, en bandejas de hierro espolvoreados con pimienta y hierbas aromáticas, están para chuparse los dedos. En las comarcas marineras del norte de Tarragona y sur de Barcelona, hay un plato típico sin muchas complicaciones. Se trata del xató, una ensalada cuya base es la escarola, donde figuran aceitunas negras, atún, bacalao, anchoas y una especie de salsa romesco, secreto de cada cual.
Sitges es uno de los lugares que se postulan para un buen xató, pero esta localidad costera que en su época congregó a los mejores artistas del modernismo, aglutina actualmente una gran oferta cultural, además de cuidadas playas con todos los servicios.
Mucho más que arroz
Siguiendo el Ebro llegamos al delta, este espacio de tierra de horizontes infinitos, ganado al mar con las aportaciones del río. Campos de arroz ahora al final de la cosecha, junto a los cítricos y las alcachofas, acompañan la gastronomía marinera que en estas tierras tiene unos matices muy peculiares. Esto sin olvidar las distintas formas de preparar el arroz y la tradición árabe que dejó en estas comarcas una repostería donde la base es la miel y el cabello de ángel.
En la Barcelona actual, monumental, musical y modernista, nuestra recomendación pasa por no perderse los renovados mercados. Joyas de hierro de principios del siglo pasado, a los puestos de frutas, verduras, pescado y mariscos se ha añadido cocina en vivo, para probar las exquisiteces de cada suministrador. Y no es sólo en el más que conocido mercado de la Boquería, sino también en los de Santa Catarina, el Ninot, la Barceloneta o el de La Llibertat, por citar sólo algunos.
Embutidos y cocina de mar y montaña
En la Cataluña Central, salpicada de templos románicos, los embutidos derivados del cerdo son la estrella. Longanizas, fuets, secallones, son el complemento esencial de un buen pa amb tomaquet, eso sí, untado con tomates de colgar y regado con un buen aceite de arbequina. Como también es una tierra donde se da la trufa, imprescindible probar alguna receta elaborada con este hongo, en los restaurantes adheridos al colectivo Osona Cuina.
Finalmente el Empordà y la Costa Brava nos esperan al norte de Cataluña. Bellos paisajes junto al mar, pueblos marineros que encandilan, playas y calas para el apetecible baño y flotas pesqueras que cada día aportan producto fresco extraído del Mare Nostrum. A alguien hace tiempo se le ocurrió unir productos del mar con los del interior. Así surgió el pollo con cigalas o langosta, el rape o las almejas con panceta, la sepia o la raya con albóndigas, o la butifarra con gambas, por citar algunos platos del recetario que podemos encontrar por estas tierras que no han perdido su personalidad. Pueblos del interior que conservan su arquitectura medieval que se mezcla con galerías de arte de jóvenes y consagrados creadores. Al norte de la Costa Brava, el monasterio de Sant Pere de Rodes, uno de los mejores románicos de Cataluña, es el mirador perfecto de una costa abrupta que tiene en el Port de la Selva y Cadaqués sus perlas marineras. En el vecino Portlligat, Dalí buscó la inspiración para plasmar buena parte de su obra. La visita a su casa convertida en museo se vuelve imprescindible.
Relajación en un territorio cargado de identidad.
Viñas, olivos, y mar
El vino, el aceite y el trigo fueron y son la triada donde se sustenta la dieta mediterránea. De vino en Cataluña saben mucho y septiembre es época de vendimia y por lo tanto, de mucha actividad. Once denominaciones de origen y una de cava se reparten por todo el territorio. Aunque la mayor es la del Penedès, donde se juntan unas 500 bodegas, las otras, más pequeñas, exprimen lo mejor del terruño influido por unas características meteorológicas que, junto con el tipo de uva, determinan olor y sabor.
Catedrales del vino
Alrededor del monasterio de Poblet, reconocido como Patrimonio de la Humanidad, se extiende la D.O. Conca de Barberà, mientras que otros monjes, los cartujos de Escala Dei, parece que fueron los impulsores de los viñedos del Priorat. Los vinos de esta D.O.Q. han ganado prestigio con el paso del tiempo y actualmente se encuentran entre los más refutados del planeta. Visitar alguna de las bodegas es adentrarse en un mundo donde se mezclan sabor y arquitectura. A principios del siglo pasado, los arquitectos modernistas empezaron a levantar bodegas cooperativas que, por su monumentalidad, han adquirido el sobrenombre de “catedrales del vino”. La mayoría se encuentran en las D.O. Conca de Barberà, Montsant y Terra Alta. Penetrar en su interior, en el bosque de arcos parabólicos realizados con ladrillo, es comprender el porque de este sobrenombre. Existe una ruta para no perderse ninguno de estos templos vinícolas.
Actualmente, muchas de las bodegas ofrecen experiencias únicas. Además de las visitas y catas, hacen posible participar en alguna de las tareas del campo, la elaboración de los vinos o simplemente, pasear entre viñedos a pie, en bicicleta, carro o segway. Si a esto añadimos el poder alojarnos en un hotel que ofrezca tratamientos de vinoterapia, obtendremos el doble placer del cuidado del cuerpo por fuera y por dentro.
Aceite, herencia de griegos y romanos
El aceite es otro de los productos sumamente apreciados en Cataluña. Parece que los primeros olivos fueron plantados por griegos y romanos, por lo cual, en algunos lugares como Ulldecona, cerca del Delta del Ebro, hay valles con olivos milenarios que se pueden visitar. Actualmente en Cataluña hay cinco DOP que producen unos aceites excelentes, diferentes en color, sabor y aroma según la zona. La variedad de la aceituna, el entorno natural, la orografía del terreno, el clima, las prácticas de cultivo y de extracción, son los factores que determinan la personalidad propia de cada uno de los aceites de oliva catalanes.
En los meses de invierno es cuando se recoge la aceituna y los molinos de aceite desprenden el olor característico de los restos del prensado. El pueblecito de Siurana, encumbrado en lo alto de una pared rocosa, da nombre a una de las DOP. Fue el último reducto árabe en caer a manos cristianas. Llegar hasta allí es, además de disfrutar de una de las mejores vistas del Priorat, comprender el por qué de aquél suceso.
Pirineos, la naturaleza en su máxima expresión
Los Pirineos catalanes, desde las estribaciones que se hunden en el Mare Nostrum, en el cabo de Creus, hasta la Val d’Aran, forma una barrera montañosa con más de 200 km de longitud y picos que rozan los 3.000 metros de altura. Una diversidad geográfica con diferentes paisajes donde la práctica de actividades de ocio y aventura es infinita.
Montañas y deportes para cada estación del año
Un parque nacional, el de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici y cuatro parques naturales –Alt Pirineu, Cadí-Moixeró, Zona Volcànica de la Garrotxa y Cap de Creus- certifican la calidad de un paisaje que se adapta a cada estación del año. El otoño es la época de los colores tornasolados de la hoja caduca y el senderismo, aunque practicable durante todo el año, es más placentero en esta estación. ¿Sabias que el Pirineo catalán esconde más de 400 lagos naturales, la mayoría accesibles? Una red de caminos señalizados te llevará hasta ellos.
De valle en valle
Una ruta en coche nos llevará a recorrer todo el Pirineo catalán saltando de valle en valle. Podemos acercarnos al nacimiento del Ter, el río más largo de Cataluña o hasta el santuario de Nuria, al que se accede a pie o con un original tren-cremallera. Un confortable hotel frente al lago y un sinfín de actividades acompañan un paisaje de excepción cargado de leyendas. En la Cerdaña es momento de probar el trinxat o el tiró amb naps (pato con nabos) y en la Seu d’Urgell visitar su catedral románica, única en su género. Allí, en lo que fueron las instalaciones creadas para la práctica de los deportes de aguas bravas de las Olimpiadas del 92, podremos disfrutar haciendo rafting, hidrospeed o piragüismo. El Noguera Pallaresa forma otro gran valle donde pequeños pueblos se encumbran sobre el río. En el Pallars Sobirà se encuentra el techo de Cataluña; se trata de la Pica d’Estats con 3.143 metros de altura.
Declarado en el 2014 Reserva de la Biosfera, la Val d’Aran, por su situación y relieve, es un destino para cualquier época del año. Es el único valle de los Pirineos con orientación atlántica, lo que le permite recibir mejor nieve en invierno y lluvias en primavera que mantienen verdes sus valles. Recorrerlo en coche es descubrir su cultura, gastronomía, y patrimonio monumental, cualidades que lo convierten en un lugar único y destino privilegiado.
Románico catalán, el arte en piedra
A partir del siglo IX, pequeños templos y grandes catedrales se fueron levantando en los lugares más sorprendentes. Fue al arte románico, el trabajo de la piedra y las pinturas murales el que llevaba el mensaje bíblico a las gentes. En el Vall de Boí, diez iglesias y una ermita han sido catalogadas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. En Sant Climent de Taüll, un mapping permite ver en tiempo real como las pinturas cobran vida. ¡Todo un acierto que no deja de sorprender!
GUÍA DE VIAJE
CÓMO LLEGAR
En coche:
Dos son las principales rutas para llegar a Cataluña. Si venimos del norte o del centro de España la AP-2 penetra por la provincia de Lleida y si lo hacemos desde el sur, la AP-7 lo hace por la de Tarragona. Como ejemplo, desde Sevilla a Barcelona hay unos 1.000 km, desde Madrid 620 km y desde Valencia 350 km.
En avión y tren:
El aeropuerto de Barcelona-El Prat mantiene conexiones con las principales capitales españolas. La línea del AVE tiene parada en las estaciones de Lleida-Pirineus, Camp de Tarragona, Barcelona y Girona. En ambos casos hay compañías de alquiler de vehículos.
MEJOR ÉPOCA
El otoño por el color de los bosques y la gastronomía, es una época ideal para recorrer Cataluña. Hay que tener en cuenta que, en las carreteras de montaña, debido a la altitud puede aparecer alguna nevada temprana.
GASTRONOMÍA
Otoño es época de setas a las que tan aficionados son los catalanes. A la brasa con ajo y perejil, salteadas o acompañando algún guiso de carne son deliciosas. Además de pescados y mariscos en las zonas costeras, en las tierras leridanas del interior podemos chuparnos los dedos con unos deliciosos caracoles a la llauna. También en la zona volcánica de la Garrotxa se cocinan unas típicas patatas rellenas de carne (patates d’Olot) o el trinxat en la comarca pirenaica de la Cerdanya.
DÓNDE COMER
La cocina catalana hace un cierto tiempo se ha situado entre las más laureadas del planeta. La cocina creativa e innovadora asienta sus bases en una cocina tradicional con una honda tradición. Así, a los 53 restaurantes con alguna distinción en la guía Michelin, se unen una pléyade de establecimientos de reconocido prestigio donde disfrutar de las recetas tradicionales. Hoteles Gastronómicos es un distintivo que otorga la administración catalana a los establecimientos de pequeño formato con una oferta gastronómica con una gran representación de recetas elaboradas con productos de la tierra y de proximidad.
PEAJES
En Cataluña la mayoría de las principales autopistas son de peaje. Decir también que hay una buena red de autovías y carreteras que nos acercarán a cualquier rincón del territorio.
RUTAS
Según las preferencias de cada cual, VIAJES RACE, a través de My Way rutas en coche propone tres rutas para recorrer Cataluña con entera libertad. Paraíso gastronómico, el placer de los sentidos te llevará a recorrer los paisajes y los lugares más emblemáticos de Cataluña para conocer lo mejor de su cocina; Viñas, olivos y mar nos acercará por las tierras del vino, cava, aceite y la cocina característica de cada uno de los territorios del sur de Cataluña, con especial incidencia en los parajes del Penedès, Priorat, Tarragona y Delta del Ebro; con Pirineos, la naturaleza en su máxima expresión conoceremos la Cataluña más natural, la de los paisajes protegidos de sus cumbres pirenaicas y el inigualable Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici.
MÁS INFORMACIÓN
Agencia Catalana de Turismo (ACT): www.catalunya.com
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