La Laponia finlandesa parece uno de esos destinos pensados para la época navideña, y diciembre es el mejor mes para conocerla de la mano de un personaje entrañable: el mismísimo Papá Noel.
TEXTO Y FOTOS: PEDRO GRIFOL
Los finlandeses son unos apasionados del motor, en algunas ciudades se pueden ver desde clásicos Mustang hasta nuevos Teslas. Todos los vehículos, eso sí, listos para la nieve. Y también la revista finlandesa Moottori es ‘un clásico’ con prestigio universal. Aunque los vehículos están bien preparados para las carreteras heladas con neumáticos de invierno (las cadenas están prohibidas), hay que extremar la precaución con el límite de velocidad por el peligro que supone que algún reno se nos cruce en la carretera. Así que mejor no emular a Räikkönen cuando nos sentemos al volante.
También hay que tener en cuenta que durante el invierno el paisaje toma una mística tonalidad azulada por la ausencia de luz a la que llaman kaamos, que significa ‘época de penumbra’. Los días son muy cortos porque el sol no se atreve a alzarse por encima del horizonte. La ciudad de Rovaniemi, a la que habremos llegado desde España en un vuelo con escala en Helsinki, es el mejor punto para alquilar un automóvil. El minúsculo aeropuerto nos recibe con música navideña y renos voladores sobre la cinta de recogida de maletas, donde niños de todos los tamaños y nacionalidades, embutidos en anoraks de colores, bullen de excitación. Todos vienen a ver al Papá Noel en persona.
Una vez instalados -viajemos con niños o sin niños-, la primera visita es saludar al barbudo personaje; y la verdad es que hay mucho que ver en la residencia oficial del venerable anciano. El lugar está exactamente sobre el Círculo Polar Ártico, esa línea imaginaria a partir de la cual hay al menos un día al año en el que no se pone el sol y otro en el que es noche perpetua. La Aldea de Santa Claus tiene una granja de renos, un taller de elaboración de regalos y el hogar de los elfos carteros. Su oficina de correos recibe 15 millones de cartas procedentes de todos los países del mundo, y desde allí podremos enviar nuestras felicitaciones navideñas (por correo ordinario) con el matasellos original de Santa Claus. Por un año que no deseemos felicidad vía correo electrónico ¡no pasa nada!… Seguro que a nuestros amigos y familiares les hará más ilusión recibir una tarjeta postal en el buzón con el emblemático sello de la casa del Papá Noel.
La ruta en coche
La primera parada será a 112 kilómetros dirección norte hasta la zona de los páramos de Luosto. Paisaje salvaje, nieve virgen, olor a bosque. Allí, el propósito es empezar a tomar contacto con el ambiente natural en el Parque Nacional de Pyhä-Luosto, un bosque que encontraremos nevado y donde podemos practicar esquí o snowboard bajo el vuelo de las águilas reales; o alquilar una moto de nieve con la que ir hasta la mina de amatistas de Lampivaara. La visita a la mina tiene un circuito guiado en la que los turistas excavan en la tierra para conseguir su propio trozo de amatista. El guía-minero-guardián de la mina, apodado Snoopy, hace que la visita sea muy peculiar.
Este paisaje puede ser el sitio ideal para hacer nuestra primera excursión en trineo tirado por perros de la raza husky entre la nieve escarchada y abedules. Antes del paseo conviene visitar la granja de perros y ver cómo estos animales están ansiosos para correr porque entre todos forman un equipo ¡ninguno se quiere quedarse en el banquillo! Los trineos son fáciles de llevar, y despertará nuevas sensaciones de conducción. La sensación de dirigir un trineo de huskies es inolvidable.
Si nos desviamos de la ruta norte y vamos hacia el este (hacia Rusia) hay que saber que para los más aficionados al esquí, a 187 kilómetros de Luosto se encuentra la famosa estación de Ruka, que tiene pistas iluminadas y algunos restaurantes elegantes con buena gastronomía (para los más carnívoros); es decir, un lugar perfecto para practicar todo lo imaginable sobre deportes de nieve y para probar platos como el solomillo de reno con arándanos o carne de alce. En algunos restaurantes incluso ofrecen filete de oso. De nuevo rumbo al norte polar ártico, el siguiente pueblo es Saariselkä. Las carreteras van desapareciendo y el efecto de los neumáticos de clavos se hace cada vez más patente.
Es el momento de aparcar el coche, plantarnos las raquetas de nieve y dejarnos guiar por algún experto ‘cazador de auroras boreales’. Si el cielo está estrellado… es cuestión de suerte dar con ellas. Las auroras boreales se pueden antojar caprichosas pero verlas es solo es cuestión de paciencia. Cuando las hayas visto, entenderás el misticismo y las leyendas que las rodean. Cuenta una leyenda lapona que los causantes de las coloridas cortinas de luz son los zorros que rozan sus colas generando chispas en el cielo, que es una explicación mucho más poética que la verdadera causa física. En términos científicos, las auroras boreales son provocadas por partículas con carga eléctrica procedentes del Sol que chocan unas con otras al entrar en la atmósfera terrestre, lo cual provoca emisiones de diversos colores de luz. El verde es sin duda el color más habitual, pero en ocasiones es posible ver rojo, rosa, violeta, amarillo e incluso azul. A tener en cuenta en tu móvil la App Aurora Alert Realtime, que te permite saber en qué momento son visibles las auroras boreales.
El pueblo Sami
Los samis, en otro tiempo nómadas, han ido adoptando paulatinamente costumbres sedentarias, dedicándose a la agricultura y a la cría de ganado, y en la actualidad incluso tienen su propio parlamento. Sin embargo, este pueblo sigue despertando interés entre los antropólogos por su confuso origen étnico, por sus creencias chamánicas y por su lenguaje. Los pueblos que marcan el corazón del latir sami son Ivalo e Inari (70 km. al norte de Saariselkä). En Inari es interesante visitar el Siida, un museo que preserva la cultura sami y brinda una perspectiva general de la rica tradición de creencias de este pueblo. La fabricación artesanal de los objetos de madera (tambores, tazas, esquíes, cuchillos…) que ocupaban gran parte del tiempo sami, formaban parte también de su espíritu. Nada se hacía para decorar. Las elaboradas artesanías laponas están hechas para ser usadas; más que un trabajo era -y continua siendo- un estilo de vida. Por eso cuando vea (o compre) un objeto sami piense que no está adquiriendo un suvenir, sino un retazo de vida detenida.
Se puede seguir la ruta hasta el Mar del Norte (150 kilómetros más arriba), por una de las carreteras más espectaculares de Finlandia… hasta Utsjoki. Y de ahí hasta Nuorgam, la aldea más septentrional de la UE, pero puede que los 30/35 grados bajo cero le disuadan de llegar conduciendo hasta esos parajes de intacta nieve blanca.
Para volver a nuestro habitual ‘hogar caliente’ de España lo mejor es dejar el coche en el aeropuerto de Ivalo. Un aeropuerto, por cierto, bastante ajetreado en invierno. En el vuelo de vuelta tendrá ocasión de reflexionar sobre el proverbio sami que afirma que: «Los paisajes blancos avivan la imaginación».
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
La compañía Finnair tiene varios vuelos diarios entre Madrid o Barcelona y Helsinki. La mejor combinación para conocer la Laponia finlandesa es: Ida: Escala en Helsinki para conectar con el vuelo hasta Rovaniemi. Y vuelta: Ivalo-Helsinki, y conectar con el vuelo a España.
DÓNDE DORMIR
En Rovaniemi hay alojamientos para todos los gustos, el Guesthouse Borealis es un hotel familiar con habitaciones sencillas; el clásico Santa Claus tiene sauna privada en cada habitación; y el Arctic Light Hotel está considerado como el mejor hotel de Laponia, tiene habitaciones con claraboyas para disfrutar de las auroras desde la cama, y sus desayunos son todo un mundo de sensaciones culinarias.
El Arctic TreeHouse Hotel, está un poco más alejado del centro; pero merece la pena ver su diseño arquitectónico y conocer su menú.
Luosto tiene uno de los hoteles más originales y estilosos de Laponia: Santa’s Hotel Aurora.
Saariselkä cuenta con el mayor número de iglús con techos de cristal. El Iglú Village Kakslauttanen es una buena opción.
Y en Inari, el hotel más emblemático es el Tradicional Hotel Kultahovi, regido por una familia sami. Está situado junto a los rápidos del río Jäniskoski, que en invierno está helado.
Más información
www.visitfinlandia.com
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