El viejo reino de Aragón nació en la Jacetania en el siglo XI a la sombra del Monasterio de San Juan de la Peña. Partiendo de su histórica capital, Jaca, conoceremos los valles más bonitos; sus iglesias románicas, la vieja estación de Canfranc y mil planes más a la sombra de las cumbres del Pirineo.
TEXO Y FOTOS: JOSÉ MARÍA DE PABLO
Considerada la capital del Pirineo occidental oscense, Jaca es una pequeña pero siempre animada ciudad. Su proximidad a las estaciones de esquí y su benigno clima en verano la convierten en el lugar ideal para instalarse, hacer compras o disfrutar de su enorme oferta gastronómica. Este papel protagonista lo lleva ejerciendo desde hace más de mil años, cuando el Condado de Aragón se convierte en Reino y su primer monarca, Ramiro I, estableció en ella su capital. Es entonces cuando se empieza a levantar la Catedral de Jaca, primera en estilo románico y única en la península que conserva su estructura original.
De ella hay que destacar los elementos decorativos creados ad hoc para el templo, el ajedrezado y las bolas, elementos que con el tiempo se usaron en otros templos a lo largo del Camino de Santiago, la gran ruta medieval que tenía en Jaca su primera gran parada, tras el paso de pirenaico de Somport.
En el sobrio interior encontramos destellos de otras épocas, como las pinturas del taller de los hermanos Bayeu; o la capilla bautismal renacentista con esculturas de Juan de Anchieta, una obra con ciertas similitudes con el Moisés de Miguel Ángel. En el exterior, además de su ábside, hay que buscar en el pórtico lateral la talla de la vara jaquesa, unidad de medida que usaban los comerciantes del mercado de trapería que tenía lugar en la misma plaza hasta que se estableció el metro como unidad de medida universal.
A dos pasos de la catedral, en la calle Mayor, encontramos el monumental edificio plateresco del ayuntamiento, donde antaño se reunía el Consejo del Ciento, 100 hombres justos que asesoraban a los regidores de la ciudad, una forma de gobernar que más adelante el rey Jaime I, el Conquistador instauró en Barcelona.
A ambos extremos de la calle Mayor encontramos dos de las instalaciones defensivas de la ciudad, la muralla medieval caminando hacia el este y la ciudadela renacentista hacia el oeste. Construida por orden de Felipe II como parte de un complejo de fortificaciones para defender la frontera, la Ciudadela ofrece actualmente diversas experiencias turísticas en su interior, aunque lo más interesante es disfrutar de su exterior, un parque despejado cuyo disfrute se puede complementar con una caminata con vistas por el Paseo de las Canteras.
Explorando la montaña
Dejamos atrás la ciudad para adentrarnos en los Pirineos en dirección a Francia para conocer el Valle de Aisa, un lugar donde se ha conservado la arquitectura popular de montaña, caracterizada por sus tejados de pizarra, chimeneas troncocónicas y casas levantadas con piedra cara vista. Similar aspecto tiene la ermita de San Adrián de Sásabe, en Borau, un misterioso templo románico semienterrado en el lecho de un barranco inundable y que en su tiempo fue iglesia de un monasterio y sede epicopal mientras Huesca estuvo ocupada por los musulmanes. Los aficionados al misterio pueden ir fantaseando con las diversas hipótesis que se barajan de su poco apropiada ubicación, así como con el paso del Santo Grial por el lugar dentro del viaje que hizo la reliquia desde Jerusalén a San Juan de la Pena, donde permaneció hasta su trasladado a la Catedral de Valencia.
Por el pueblo de Aisa pasa el río Estarrún, un afluente del Aragón que nace en el Barranco de Igüer, una de las caminatas más bonitas (2,5 horas) de las muchas que se pueden hacer en la zona. La ruta empieza en La Cleta y pasa por los Llanos de Napazal e incluye una panorámica de los espectaculares Mallos de Lecherin.
No menos impresionante es el aspecto que luce hoy la cercana Estación Internacional de Canfranc, un coloso de estilo Belle Époque al que el descarrilamiento de un tren en 1970 convirtió durante 53 años en una ballena varada entre montañas. Ha sido este 2023 cuando el edificio se ha vuelto a presentar en sociedad totalmente restaurado y convertido en un hotel de lujo. Para conocer su historia y las de las personas que pasaron por ella, especialmente durante la II Guerra Mundial, cuando la estación se convirtió en un lugar clave para la salida y entrada de mercancías sospechosas, pero sobre todo de refugiados que escapaban de un continente en guerra.
Dejamos atrás las montañas para regresar al valle del Aragón para conducir hasta dos de los monasterios más importantes en los albores de uno de los reinos que con el tiempo conformaron la actual España.
A solo unos 15 km de Jaca está Santa Cruz de la Serós, otro característico pueblo de la Jacetania en el que todo gira alrededor del antiguo monasterio románico de Santa María. Aunque ya no hay rastro de las “serores” (hermanas), el monasterio fue fundado por el rey de para acoger a las monjas de su propia familia y de la nobleza aragonesa. Una de sus más célebres inquilinas fue Doña Sancha, hija de Ramiro I, cuyo sepulcro, considerado como el mejor ejemplo de estilo románico, se conserva en el monasterio de las Benedictinas en Jaca, a donde se trasladó la comunidad en el siglo XVII.
El otro monasterio a visitar está a 8 km de Santa Cruz, encajado en una gran roca en medio de un frondoso bosque. Hablamos de San Juan de la Peña, otro misterioso lugar de la España medieval, donde dicen que se reside la memoria de Aragón. Tanto el monasterio como el entorno que le rodea ha sido declarado Paisaje Protegido que abarca un total de 9.514 hectáreas de alto valor paisajístico, natural e histórico.
En el monasterio viejo destaca el claustro exterior y el panteón de los Reyes. En el nuevo, construido en estilo barroco en la montaña que cubre el antiguo se ha creado un centro de interpretación de la vida monástica.
Hecho y los Valles Occidentales
Conduciendo unos 40 minutos en dirección noreste llegamos a Hecho, cabecera de un valle homónimo formado por las aguas del río Aragón Subordán. Todas las poblaciones del valle son reconocibles por sus calles empedradas y preciosa arquitectura tradicional, casonas de piedra vista con grandes balconadas en la fachada, techos en pendiente y tejas planas y esbeltas chimeneas de hasta dos metros de altura. En el pueblo de Hecho encontramos una de las mejor conservadas, Casa Mazo, convertida en Museo Etnográfico.
Al fondo del valle, en Siresa, se ubica el imponente Monasterio de San Pedro, esbelta estructura románica del Siglo XI, por lo que probablemente sea el monasterio más antiguo de Aragón. Se cree que uno de los primeros reyes, Alfonso I el Batallador, nació en Hecho y fue educado por los monjes de Siresa.
El patrimonio natural que rodea tanto Hecho como al vecino Ansó se agrupa en el llamado Parque Natural de los Valles Occidentales, que suma un total de 27.000 hectáreas. Desde Hecho podemos acceder a la Selva de Oza, enclave rodeado de picos de entre 2.300 y 2.700 metros y punto de partida para ascensiones y rutas de senderismo como la Senda de Camille, un recorrido de una semana en cuya primera etapa incluye el paso por el refugio de Linza y la ascensión a cumbres como Petrechema y las las Agujas de Ansabere.
GUÍA PRÁCTICA
DÓNDE DORMIR
Gran Hotel de Jaca. Un clásico renovado en 2017. 165 habitaciones; recepción 24 horas, guardaesquís, espacio bikefriendly y parking gratuito en pleno centro. En verano cuenta con piscina en el jardín, zona de juegos infantiles y una terraza ideal para disfrutar de la tarde. Canfranc Estación. Uno de los complejos ferroviarios más importantes de principios del siglo XX es desde 2023 un hotel de lujo gestionado por Barceló bajo la marca Royal Hideaway . 104 habitaciones que recuerdan al estilo art decó de los años 20, spa y restaurante dirigido por Eduardo Salanova y Ana Acín, referentes de la alta cocina aragonesa. Hotel de Montaña Uson. Hotel de montaña a medio camino entre la Selva de Oza y el pueblo de Hecho. Cuentan con 14 habitaciones y un estudio, servicio de restaurante y una microcervecería artesana. Es el lugar perfecto para los que buscan tranquilidad y estar cerca del punto de salida de los senderos y rutas de montaña. DÓNDE COMER
La Tasca de Ana. En pleno corazón de Jaca, en la zona más animada, este bar de raciones y tapas de toda la vida que conviven con propuestas más innovadoras.
La Lola Terraza Tapería. Picoteo clásico, tostas y platos principales que innovan en Jaca. Su amplia terraza es una razón más para elegirlo.
Borda Juan Ramón. Borda en un entorno natural privilegiado, a 1280 metros de altitud en la cabecera del valle de Aisa. Su especialidad son las migas y carnes a la brasa, chuletón de vaca y costillas de cordero criado en la comarca.
Restaurante Valle de Aisa. Este restaurante con terraza en el mismo pueblo de Aisa sirve platos tradicionales aragoneses y recetas vanguardistas elaboradas con producto local.
Restaurante Gaby. Establecimiento emblemático en el Valle de Hecho. A las recetas de su fundadora Gaby Coarasa – verduras rellenas, conejo con salsa de almendras o cordero asado- se incorporan las nuevas propuestas como tempura de verduras de temporada y langostinos con coulis de zanahoria, bacalao al pil pil de cocochas.
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Página oficial de Turismo de la Comarca de la Jacetania turismojacetania.com
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