En los últimos años, el litoral croata se ha convertido en uno de los destinos de moda para los europeos, y no solo en verano. Ciudades y pueblos de la costa sur conjugan innumerables alicientes para que nos decidamos pasar unas vacaciones inolvidables… a precio razonable.
Texto y fotos: PEDRO GRIFOL
Con un clima seco y soleado, el país balcánico se ha convertido en el más deseado para los turistas europeos que quieren pasar unas apacibles vacaciones. Y la Costa Dálmata, especialmente, representa la quintaesencia del dolce far niente del Mediterráneo.
Un viaje por la carretera E65, que discurre junto al litoral croata con vistas al Adriático, es una de esas rutas al borde del mar que merece la pena recorrer. Es una vía tortuosa en la que en raras ocasiones podremos superar los 50 km/h., pero de extraordinaria belleza; es decir: no apta para viajeros con prisas. Así que hay que tomárselo con calma, además porque de eso se trata: de hacer paradas en sus espléndidos paisajes, en sus fiordos, en sus pueblos de soberbio patrimonio, y también -si se tercia- en conocer alguna de las islas que jalonan la costa, rodeadas de un mar tan limpio como el del principio de los tiempos.
En este viaje, el punto de partida será Dubrovnik -‘un paraíso en la tierra’ (como la definió Bernard Shaw)-, que además será, probablemente, el aeropuerto de entrada al país en estas fechas pre-navideñas. La ciudad sigue siendo el paraíso que Shaw vio. El festival de invierno de Dubrovnik comienza el 2 de diciembre hasta el 6 de enero.
Empezaremos la ruta en coche dirección norte bordeando la costa por la Riviera de Makarska. Podemos parar en Peljesac para ir conociendo de primera mano los vinos croatas y las ostras de Ston ¡El 2 de diciembre hay fiesta en el pueblo!
Como todo está muy cerca, otro lugar interesante para visitar será Omis, un pueblecito pesquero donde se han rodado películas de indios y de piratas en el cañón del río Cetina, un impresionante desfiladero rocoso frente al mar. Allí se va a degustar una peculiaridad gastronómica de productos (de mar o montaña) asados, con resultados gloriosos, ‘a la peka’, es decir: en horno a fuego lento bajo una tapa metálica abovedada. Varios restaurantes, junto al río, ofrecen también otras originalidades culinarias…como gigantescas ranas fritas. Al final de la comida, no puede faltar un café bien cargado y una rakija, el aguardiente dálmata a base de algarroba.
Dicen los lugareños que en este pueblo se encuentra ‘la casa del hombre feliz’, que en el siglo XV cinceló en una roca la frase. “Gracias a Dios yo he vivido en este mundo”. En fin…para meditar un rato después de la comida.
Con temperaturas suaves que rondan los 15ºC., Split -para más señas: Km.362 de la E65-, la segunda urbe del país, en orden de población, es sin duda, la ciudad que más sobresale, históricamente hablando, de toda la región. Será parada y fonda obligatoria. Este lugar fue escogido por el emperador romano Diocleciano (245-313 d.C.), cuyo reinado se caracterizó por la implacable y feroz persecución a los cristianos (entre ellos San Cosme y San Damián), para erigir su palacio de retiro cuando abandonó la vida política. Aunque actualmente solo se conservan algunas partes de su construcción original, su vieja disposición se mantiene prácticamente igual. El recinto ocupa gran parte de la ciudad y su visita ocupará también gran parte de nuestro tiempo. Sus callejones están habitados desde hace siglos por lugareños que tienen intramuros sus viviendas, tiendas, bares y cafés; o sea: que ‘viven en palacio’. Lo más aconsejable es perderse por sus angostas calles, aunque realmente no nos perderemos porque varios carteles nos orientarán de las puertas de salida. Es recomendable, para disfrutar del recinto, llevar ya sabida desde casa la vida y milagros de Diocleciano, célebre -entre otras muchas extravagancias-, por creerse que era Júpiter reencarnado en la Tierra y otras teorías caprichosas propias de gobernantes megalómanos. Para la foto-recuerdo, en una de las salidas del palacio se erige la colosal estatua del obispo Grgur Ninski, otro megalómano personaje que no quería pasar desapercibido en la historia del país, pero este ya pertenece a la época medieval.
Durante el adviento, la ciudad tiene un programa cultural repleto de eventos musicales. A la vuelta de cualquier esquina, nos encontraremos con algún grupo ‘klapa’, conjuntos de voces a capella compuestos por hombres uniformados a la usanza del lugar que nos sorprenderán gratamente con sus cánticos. Es turístico… pero también es auténtico. Desde Split también podremos alquilar un barco (siempre con patrón) para navegar por las islas y ver la costa desde el mar. En algunos incluso se puede pasar la noche, ya que están provistos de literas.
Veinte kilómetros más al norte de Split, asentada en una pequeña isla unida al continente por un puente, se encuentra Trogir, otra de las joyitas del viaje. Del origen de la pequeña ciudad quedan vestigios de casi todos los tiempos; desde cuando los griegos la llamaron Tragyrion (isla de cabras) hasta la época en la que fue conquistada por los venecianos, a los que se debe la mayor parte del esplendor monumental que llevó a la UNESCO a considerarla Patrimonio Histórico de la Humanidad. Pasear por sus calles y asomarse a un patio de vecindad se convierte en todo un descubrimiento.
Su tesoro es la Catedral de San Lorenzo, datada entre los ss. XIII y XV. Hay que fijarse en el pórtico de entrada, digno de foto por sus peculiares esculturas. Tiene en sus jambas figuras de angelitos sexuados e imágenes de Adán y Eva ¡con ombligo! Y además, estatuas de bárbaros haciendo groserías con sus partes pudendas y un relieve con la figura de una prostituta descuartizada por monstruosos seres marinos… todo ello amparado por un par de leonas con melena esculpidas en piedra dorada; todo digno de foto… de visita y selfie ineludible. Tampoco hay que perder la oportunidad de subir a la torre porque tiene preciosas vistas.
Para visitar Trogir tendremos que dejar el coche en el parking al otro lado del puente de acceso a la ciudad, ya que no lo necesitaremos en el casco antiguo. Hay muchos sitios para comer pescado, que aquí acompañan con verduras. Si nos apetece, podemos pasar la noche, el Hotel Pasike es encantador… con su mobiliario de nogal y camas de hierro forjado.
Siguiendo hacia el norte, a unos 60 km. de Trogir localizamos otra peculiar ciudad de la costa: Sibenik. A diferencia de otras localidades, este lugar no lo fundaron ni los griegos ni los romanos, sino el rey croata Petar Kresimir IV en el siglo XI, que construyó la ciudad como fortaleza. El Fuerte de San Nicolás este año ha sido incluido dentro de la lista de los lugares Patrimonio de la Humanidad. El período veneciano (ss. XIII y XIV), tal como sucedió en muchos lugares de la costa, fue el de mayor esplendor, y de esa época data su catedral, que al parecer es la mayor iglesia del mundo armada solo con piedra, sin ningún soporte de ladrillo ni de madera. Frente a la catedral, está el mejor restaurante del país: Pelegrini (www.pelegrini.hr). En definitiva: un lugar para no perderse y pasar el día (o más de un día). Y aunque quizá el restaurante reseñado se salga un poco de la premisa ‘a precio razonable’, merece la pena cenar allí para comprobar por qué el Pelegrini es el responsable de subir el listón culinario de Croacia. En vacaciones siempre tenemos que contar con algún extra, y este se lo merece.
Frente a todos estos lugares de la costa de Dalmacia, a modo de motas negras, que recuerdan el pelaje de los famosos perros dálmatas (originarios, por cierto, de esta región), se encuentra un rosario de islas. Algunas grandes como Brac, Hvar o Vis, y otras muy pequeñas y deshabitadas, donde -dicen también- se esconden los yates de los ricos con dinero infinito.
GUÍA DE VIAJE
CÓMO LLEGAR
La compañía aérea Vueling (www.vueling.com) conectará Barcelona con Dubrovnik para disfrutar del puente de diciembre, la navidad y fin de año. Otras opciones para volar a Croacia es haciendo escala en alguna ciudad europea. Croatia Airlines (www.croatiaairlines.com) ofrece vuelos directos desde Barcelona a Zagreb, capital de Croacia, desde el 29 de octubre hasta el 7 de enero todos los jueves y domingos.
CONDUCIR EN CROACIA
El límite de velocidad en autovías es de 100 km/h, en las comarcales de 80 km/h. y en las ciudades de 50 km/h. El precio de la gasolina es notablemente inferior al de España. La gasolina se ofrece en varios grados: Eurosúper 95, Eurosúper 98, Sin plomo, Súper 98 y Eurodiésel.
ALQUILER DE BARCOS
Cosmos Yachting: www.cosmosyachting.com
Nautical Centre Nava: www.navaboats.com.
MÁS INFORMACIÓN
Turismo de Dubrovnik: www.tzdubrovnik.hr
Turismo de Split: www.visitsplit.com
Turismo de Trogir: www.tztrogir.hr
Turismo de Sibenik: www.sibenik-tourism.hr/hr/
Turismo de Omis: www.tz-omis.hr
Turismo de Croacia: www.visitacroacia.es