Viajamos en coche desde la capital de la provincia andaluza más desconocida a la cumbre más alta, el pico Mágina y la sierra a la que da el nombre. En el camino encontraremos pueblos blancos colgados de las montañas, castillos de origen árabe y enormes extensiones de olivar que tal vez fueron escenario de decisivas batallas en tiempos de los Reyes Católicos.
TEXTO Y FOTOS: JOSÉ MARÍA DE PABLO
Ubicada en el camino que une la meseta con la costa oriental andaluza, Jaén tiene suficientes atractivos turísticos como para dedicarle mucho más que una parada dentro de un viaje más largo. Este es el objetivo de esta ruta, descubrir los lugares menos trillados de la provincia andaluza, empezando por su capital como aperitivo antes de descubrir sus cumbres, en el cercano Parque Natural Sierra Mágina.
Catedral de Jaén.
La ciudad de Jaén está construida a los pies del risco donde se asienta el Castillo de Santa Catalina, una monumental obra del siglo XIII levantada sobre la antigua alcazaba. Cuenta la leyenda que durante el largo asedio a la Jaén musulmana, el rey Fernando III, a punto de cejar en su intento, recibió la visita de Santa Catalina de Alejandría, quien le recomendó que no se rindiera. El rey castellano le hizo caso y, milagrosamente, al día siguiente la ciudad se rindió. Es por ello que Santa Catalina, además de llevar el nombre del castillo, se convirtió en la patrona de la Jaén castellana.
No fue este el único edificio representativo que tornó de la noche a la mañana en cristiano. La Mezquita Mayor también fue consagrada como catedral, aunque no fue ésta la edificación que hoy conocemos como tal. La inmensa edificación renacentista que emerge de entre el resto de la ciudad es obra de Andrés de Vandelvira, arquitecto que representa la esencia de este estilo en el sur de España. Aunque la construcción del templo duró cerca de tres siglos, todos los maestros que sucedieron a Vandelvira siguieron los planos originales del maestro dibujados en 1551.
No hay lugar de la catedral que desluzca el conjunto, pero de todos los espacios por los que transcurre la visita audioguiada destacan la Sacristía y Sala Capitular, consideradas obras maestras de Vandelvira, así como las galerías superiores, desde donde se contemplan las vistas más espectaculares tanto del exterior como del interior del templo.
La parte mística de la visita la aporta el relicario del Santo Rostro, que conserva uno de los pliegues del paño con que la mujer Verónica enjugó la faz de Cristo en su camino hacia el Calvario.
Antes de subir hasta el Castillo de Santa Catalina para disfrutar de las espectaculares vistas hacia el horizonte de olivares que rodean esta ciudad y tomar algo en el bar del Parador Nacional, podemos bajar hasta el subsuelo para viajar a dos momentos del pasado de Jaén.
La primera parada en este viaje por la historia se ubica en la Plaza de Santiago, donde está el refugio antiaéreo construido durante la Guerra Civil española, momento en el que la ciudad objetivo de los bombardeos del ejército sublevado. Tras años de olvido, el búnker, con capacidad para más de mil personas se ha recuperado y abierto a las visitas para dar a conocer las tesituras por las que pasó esta ciudad asediada hasta el final de la guerra.
El siguiente monumento se esconde en la antigua judería de Jaén, bajo el Palacio de Villardompardo, edificio renacentista del Siglo XVI que perteneció a Fernando de Torres y Portugal, virrey del Perú. Tras la estructura clásica de este centro cultural que alberga los museos de arte Naif y de Artes y Costumbres, se encuentra uno de los baños árabes mejor conservados de la España musulmana. Construidos en el siglo XI, cuenta con 450 metros de instalaciones en las que se conservan impecablemente restauradas todas las salas con las que contaban este tipo de instalaciones públicas, que según se cree, siguieron funcionando hasta que en el siglo XIV pasó a ser una curtiduría.
Recorriendo la Sierra Mágina
A tan solo 30 km de la ciudad en dirección a Granada se encuentra Sierra Mágina, un espacio protegido como Parque Natural que suma 19.900 hectáreas alrededor del pico más alto de la provincia, el Mágina, que suma 2.167 metros de altitud. Además del enorme valor paisajístico, en Sierra Mágina podemos encontrar más de 1.290 especies vegetales catalogadas, algunas de ellas endémicas, y hasta 240 vertebrados entre los que destaca el águila real, búho real y especies domésticas en peligro de extinción como la cabra blanca andaluza y la oveja montesina.
En las estribaciones del territorio protegido se encuentran los 16 municipios que siguen teniendo en el olivar su principal medio de sustento. De las cerca de 60.000 hectáreas de olivar tradicional de montaña salen millones de litros del mejor aceite para cuya elaboración se ha tenido que trabajar de forma casi artesanal. Toda la producción se comercializa bajo los estándares de calidad que marca el Consejo Regulador de Aceite de Oliva Sierra Mágina, en cuya sede vanguardista en el municipio de Bedmar se puede visitar una exposición que nos ayuda a conocer más el fascinante mundo del preciado “oro líquido”.
Los pueblos de la comarca, levantados en lo alto de los abundantes riscos, tienen todo lo que uno espera al recorrer esta tierra, que fue frontera entre las españas musulmana y cristiana en tiempos de la llamada reconquista.
El que más visitantes atrae en la cara norte de la Sierra es, sin duda, Albanchez de Mágina. La razón está en su castillo, un auténtico pináculo encaramado a un risco desde el que se domina todo el valle y las cumbres de la sierra de Castillejos. Por imposible que parezca desde las intrincadas callejuelas del pueblo un sendero empinado pero seguro nos conduce hasta el interior del torreón. Esta infraestructura, datada por los expertos en la era cristiana, más que de castillo hizo la función de torre vigía, a juzgar por el escaso espacio que sus paredes esconden.
Para llegar a nuestro siguiente destino, tendremos que conducir por una estrecha carretera comarcal, la JA-3107, que salva el cerro de la Sillita y termina en Torres. Lugar conocido por sus abundantes manantiales y por sus cerezos, un espectáculo natural cuando se produce la floración en primavera. Su callejero de estrechas vías y plazuelas está jalonado de elegantes edificios que nos trasladan a un pasado vinculado a la nobleza, representada por Francisco de los Cobos, secretario de Carlos I.
Cualquier paseo por Torres debe incluir una parada en su iglesia, dedicada a Santo Domingo de Guzmán, renacentistas, de una sola nave y bóvedas vaídas, la original técnica que ideó Vandelvira para sus edificaciones más espectaculares.
La Sierra Mágina está llena de senderos sin asfaltar pero con buen firme que podemos recorrer con cuidado para descubrir los verdaderos encantos de un paraje natural. Desde Torres parte una pista cementada con destino al Área recreativa de Fuenmayor, un vergel de frondosos chopos junto a los que brota el agua que emana de diversos chorros formando un estanque. Sin duda, el sitio ideal para hacer una parada o disfrutar de un picnic.
El mismo sendero en dirección sur, ahora con piso de gravilla, nos llevará directos al Puerto de la Mata y de ahí a las ruinas del Castillo de Mata Bejid, edificación cristiana levantada con una finalidad estratégica. En este viaje tendremos la oportunidad de parar para hacer fotografías a las cumbres de la provincia, el pico Mágina y la Peña de Jaén , antes de disfrutar de la grandeza de la vega de olivares que se domina desde lo alto del castillo.
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Al salir del sendero rural, al otro lado de la carretera A-324 está la Casería de Mata Bejid, conjunto histórico artístico de arquitectura regionalista desde el que se gobernaban las fértiles tierras de este enorme cortijo del que se tiene constancia documental desde el siglo XV. Las edificaciones, la chopera, declarada monumento natural, y las abundantes fuentes que lo rodean conforman un paisaje romántico sin igual en la zona.
A muy pocos kilómetros de aquí está Huelma, capital económica de la cara meridional de la Sierra. Allí nos espera un pueblo blanco de gran belleza a la que contribuyen su castillo, ubicado en lo más alto, y la iglesia parroquial, en cuya construcción colaboraron grandes del renacimiento español Diego de Siloé y Andrés de Vandelvira, entre otros.
Un papel más estratégico en las guerras contra el reino de Granada en tiempos de los reyes Católicos lo jugó la vecina Cambil. Su estratégica ubicación, en el camino que conducía desde Jaén a la capital nazarí y los dos castillos que protegían desde lo alto el estrecho paso confieren a ese municipio un aspecto muy pintoresco. Diversas rutas señalizadas marcan al visitante los senderos por los que encontrar los edificios más nobles (como la iglesia o el viejo hospital), así como los rincones con más encanto y mejores vistas, ya que Cambil es sinónimo de cuesta y de espectaculares miradores.
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