La Gran Ruta de Suiza, es la única ruta oficial por carretera del mundo que brinda la posibilidad de recorrerla totalmente con vehículos eléctricos. Nuestro colaborador, representando a Autoclub RACE, ha sido el primer periodista español que depositó un coche de alquiler eléctrico en el aeropuerto de Ginebra… después de haber recorrido 300 kilómetros de una de sus etapas.
Texto: PEDRO GRIFOL
Fotos: LAURA CRAWFORD
El encanto de La Gran Ruta de Suiza-Grand Tour no solo consiste en una ruta general que destaca los atractivos más notorios de Suiza, sino que también permite descubrir lugares muy recónditos de la geografía del país. Es cuestión de ‘estudiar’ el mapa de Suiza y seleccionar la etapa que más atractivos proponga al gusto de nuestras preferencias viajeras.
Seleccionamos un itinerario a sabiendas que diez días podía ser poco tiempo, pero así lo decidimos al comprar los billetes de avión. Nos propusimos el recorrido Zúrich-Ginebra en coche de alquiler eléctrico, que era una opción novedosa, porque sabíamos de Suiza es de los países más preparados del mundo para este tipo de locomoción y que contaba con muchos puntos de carga en el camino.
Durante los dos primeros días nos entregamos a la amplísima oferta turística de nuestro punto de partida, Zúrich. Andando, y con los ojos puestos en los escaparates de la Bahnhofstrasse, la avenida que constituye el epicentro comercial de la ciudad, nuestra atención se iba centrando en descubrir lo novedoso del paseo, que iba desde relojes (que solamente se ven en las revistas de lujo) hasta una espectacular caja de bombones. Como anécdota curiosa, lo que nos extrañaba era la casi inexistente presencia de los bancos que gestionan los bienes privados de todo el planeta. Descubrimos (por si no lo sabe) que en toda la ciudad no existe ninguna presencia visible de entidad bancaria que no sea suiza. En Zúrich, las oficinas de las entidades bancarias extranjeras están en los pisos (como las galerías de arte exclusivas). Todo un detalle de privacidad. Como el dinero era un asunto que flotaba en el ambiente, decidimos dedicar una mañana a visitar algunos museos relacionados con el tema, como el Money Museum, donde no solo se exhiben los artilugios para acuñar monedas, sino que se explican conceptos como ¿Qué es el secreto bancario? Instructiva visita.
Si Zúrich mueve la economía de medio mundo; el fútbol, agitando a las masas del planeta Tierra, también mueve millonarias sumas de dinero. La curiosidad nos llevó a visitar el FIFA World. La sede principal de la FIFA se estableció en esta capital en 1932, pero hasta 2016 no tuvo un santuario al que peregrinar. Sea aficionado al deporte rey o no, el templo del fútbol mundial no le dejará indiferente. La entrada cuesta 25 euros, curiosamente lo mismo que la entrada al Museo del Real Madrid o al del Barça.
Al nordeste del país, a orillas del Rin y pegada a la frontera de Francia y Alemania, se encuentra ‘la ciudad del arte’, merecido honor que ostenta Basilea. Cuenta con más de 40 museos, de entre los que destacan el Kunstmuseum que alberga los llamados ‘10 picassos fundamentales’ y el Museo de Jean Tinguely, maestro de la escultura en hierro y famoso por sus esculturas mecánicas construidas a partir del reciclaje de todo tipo de materiales.
Después de la visita a Basilea, siguiendo la señalización del Grand Tour, llegamos -con parada y fonda en el camino- a La Chaux-de-Fonds, una ciudad famosa por tres razones: por ser donde el arquitecto Le Corbusier -que era suizo y no francés- construyó la famosa Maison Blanche; por ser el centro de la industria relojera mundial y sede de las firmas más prestigiosas (TAGHeuer, Cartier, Rolex…); y porque allí nació, en 1878, hijo precisamente de un relojero, Louis Joseph Chevrolet, que un afortunado día mientras reparaba un triciclo a vapor propiedad de un turista estadounidense, que era nada más y nada menos que el multimillonario Vanderbilt, el dedo del destino se fijó en él: «En América tenemos trabajo para ti». La historia de Mr. Chevrolet en Estados Unidos continuó, como ya conocemos, colmada de éxito.
La región tiene pueblos pintorescos y densos bosques que llegan a las orillas del lago Neuchâtel y a los que prácticamente solo se puede llegar con botas de senderismo. Además tiene fama de misteriosa, no en vano es la cuna del ‘hada verde’, es decir: la absenta, el mítico destilado elaborado con ajenjo cultivado en Val de Travers, y que vivió en la clandestinidad desde 1910 hasta 2005. Tiene su feudo en La Maison de L’Absinthe de Môtiers. Proseguimos dirección sur hasta Neuchâtel, capital del cantón, situada en un agradable enclave y rodeada por laderas tapizadas de viñedos. Recomendable apuntarse al tour guiado por la ciudad à la Belle Époque, que nos descubre lugares que en un simple paseo por nuestra cuenta nunca hubiéramos descubierto.
Autopista hasta la orilla del Lago Lemán, el más grande de la Europa occidental; noche y cena en Lausana: espectacular bouillabaise en la terraza de Le Pirate con vistas al lago. Al día siguiente ineludible visita al Museo Olímpico, ya que Lausana es la sede del Comité Olímpico Internacional, y también al Musée de l’Elysée, un interesante centro de fotografía bastante desconocido y que merece la pena ver.
Final de trayecto en Ginebra, ya con poco tiempo para recorrer los diferentes ambientes de la urbe ginebrina: la sede de la ONU, donde Miquel Barceló incrustó 35.000 kilos de pintura en la cúpula; el Quartier des Bains, barrio de las galerías de arte y del MAMCO, el museo más rabiosamente moderno jamás creado; o pasear por el otro barrio más fino, la rue du Rhône… el de las boutiques carísimas.
Nos despedimos de la ciudad delante del parque Bastions donde el lema de la reforma luterana reza: «Después de la oscuridad, la luz»… en el que quisimos ver “la luz” de un viaje donde nos habíamos adelantado en la comprensión de la mejora del medio ambiente, en el que habíamos disfrutado de la ausencia de olores (los malos olores producto de la combustión de la gasolina) y sin humos. Y también, si cabe, más ecológico y ético… ¿Será así el futuro?
Información técnica
Para iniciar la auto-ruta lo mejor es ponerse en contacto con Europcar, que es la empresa de alquiler de vehículos eléctricos nº1 en Suiza, con más de 100 concesionarios en todo el país. Allí le proporcionarán la App para que pueda encontrar los puntos de carga en el itinerario elegido. A tener en cuenta también que no todas las aplicaciones funcionan en todos los sistemas operativos (Android / iOS / Windows).
El coche asignado fue un Volkswagen e-Golf a estrenar, que (según catalogo) tiene una autonomía de 190 Km. (ciclo NEDC), que no me extenderé en explicar porque ya sabemos que los consumos de los coches obedecen a muchísimos factores: temperatura, velocidad, neumáticos… incluso al estado de ánimo del conductor. Según el indicador del panel de control del salpicadero, en la práctica, la autonomía puede llegar hasta los 250 km.
Es importante saber que en los postes de la vía pública la recarga es rápida, es decir: con el conector estándar Mennekes Tipo 2 -que es el que tiene Tesla Model S, Volvo V60, y el VW e-Golf- el tiempo de recarga no superará las 2 horas. Pero si se enchufa en el parking del hotel la recarga será convencional y puede tardar entre 8 y 10 horas. En los postes urbanos conectados a la terminal -branchés sur la borne de Vmotion (app: evpassgreenMotion)- se pagan dos horas de aparcamiento y la carga es gratuita. En otros puntos de carga (también urbanos) se paga con tarjeta de crédito. Con 5 euros el coche está cargado en dos horas.
En los hoteles tienen varias fórmulas de pago, a saber: algunos cobran por hora (1€/hora) más el aparcamiento si no se está alojado en el mismo; en otros le pueden cobrar solo ‘la cerveza que se toma’ mientras está esperando completar la carga. Como estamos en los albores del negocio, suponemos que habrá que esperar a los reajustes que el tiempo se encargará de marcar.
De cualquiera de las maneras el ahorro en ‘combustible’ es favorable en un coche totalmente eléctrico (no híbrido) si lo comparamos con llenar el depósito de gasolina.
Ejemplo: Si con 20 € de gasolina (98 octanos) nos da para 200 kilómetros, una carga para un coche eléctrico de 5 € nos da para los mismos kilómetros, ya que hablamos de consumo por kilovatios/hora… ¿Para pensárselo?
También tenemos que advertir que el llamado freno regenerativo de los vehículos eléctricos hace que cuando frenamos, levantamos el pie del acelerador, o nos dejamos llevar cuesta abajo por una pendiente, el motor eléctrico tiene una dinamo que convierte la energía cinética en eléctrica, y la batería se recarga; así que mejor no gastar las pilas con grandes acelerones… Además yendo despacito se disfruta mucho mejor del paisaje. Buen viaje.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
Vuelo directo -y diario- desde Madrid a las dos ciudades elegidas como punto de partida (Zúrich), y de regreso (Ginebra), con las compañías aéreas Iberia y Swiss Air.
Más información
www.MySwitzerland.com